En 2020, Aníbal Yanguas se da cuenta de que una nueva escena punk rock y pop punk está floreciendo en España y lo ve como una oportunidad para empezar a compartir sus canciones, que hasta ese momento habían sido un ejercicio más bien privado. Después de un tiempo, decide reclutar a sus antiguos compañeros de Naranja (y actualmente miembros de Biela) David Marín y Alex de las Heras, a quienes se une también Nacho Vizcay de Corea la buena. He aquí Rococó.
Rococó estarán actuando en Murcia (24 febrero, La Yesería; con Jamie 4 President), Granada (25 febrero, Rocknrolla; con Colegas y Tal y Jamie 4 President), Málaga (26 febrero, Velvet Club; con Jamie 4 President), Valencia (4 marzo, Varadero; La Fishparty Vol II), Barcelona (17 marzo, Sala Vol; con Comic Sans y L’Hereu Escampa), Sant Feliu de Guíxols (18 marzo; con Comic Sans y L’Hereu Escampa) y Madrid (24 marzo, Café La Palma; con Miguel Cervera).
Su EP homónimo (21) —en el que podemos encontrar tanto la melancolía que podría esperarse de una joven banda de pop punk como una canción sobre ligar en la era de Tinder e Instagram y una versión de “Se preparó” de Ozuna— les colocó rápidamente en muchos radares. “No me sale querer”, su primer largo, refina todo aquello que hasta ahora los había definido como formación. Hablamos sobre este nuevo álbum con Aníbal, líder y vocalista del grupo.
Aníbal, en Naranja eras guitarra y en Rococó pasas a ser frontman. ¿Cómo de diferente está siendo la experiencia para ti?
La verdad es que a mí nunca me ha llamado mucho lo de ser frontman. Creé Rococó no por una cuestión de ego ni por una necesidad insatisfecha de que la gente me prestara atención, sino por querer sacar mis temas. Igual que David y Alex empezaron Biela, que llena un espacio diferente al que ocupaba Naranja, yo tenía muchas ideas que tampoco encajaban con el proyecto y llegó el momento de encontrarles sitio. De hecho, ni siquiera fue del todo cosa mía, porque a mí siempre me ha dado mucha vergüenza cantar, sino de mi hermana, que me animó a sacarlo adelante. Pero me he sentido muy cómodo durante todo el proceso, cada vez que sacábamos algo me encontraba con una recepción cariñosa y me veía muy arropado, sobre todo por gente de la escena. Compartir algo íntimo y visceral siempre da miedo, pero que haya personas que lo escuchen, les guste y además te lo digan, pues ayuda.
Tus tres compañeros de Rococó forman parte de otros grupos: David (guitarra) y Alex (batería) están en Biela, y Nacho (bajo) en Corea la buena. ¿Es complicado gestionar el participar de diversos proyectos en activo a la vez? Y, sobre todo, ¿por qué crees que es tan habitual en la escena independiente actual estar en más de una formación a la vez? ¿Es una cuestión de necesidad económica, de querer hacer siempre cosas nuevas, o…?
Es complicado, y yo diría que es una cuestión de necesidad. Cada uno tiende a tener un proyecto principal, que es lo que realmente le satisface a nivel personal y artístico, y esto suele complementarse con otras cosas que puede que gusten más o menos. Alex, por ejemplo, también es batería de Featherweight y hace bolos con otra gente, y yo he trabajado como músico de estudio, aunque debo decir que no es lo mío. Pero sí, definitivamente creo que en la mayoría de casos es cuestión de necesidad.
A pesar de que sois una banda con claras influencias del punk rock, del pop punk, del midwest emo… lo primero que sacasteis fue una cover de Ozuna, que además después es el tema que abre vuestro primer EP. Es una carta de presentación bastante particular. ¿Fue pensado, una declaración de intenciones? Y, si no lo fue, ¿qué crees que dice de vosotros como banda?
Grabar “Se preparó” y sacarla como primer tema no fue idea mía, sino de mi amigo Javi Navarro, que trabaja en BMG y nos ayudó mucho durante los inicios de Rococó. Él me dijo: “Mira, si queréis llamar la atención, tenéis que hacer esto”. Ozuna es uno de los artistas de reggaeton que más me gustan, así que investigamos un poco y decidimos versionar “Se preparó”. Funcionó bien, y es cierto que muchos grupos optan por sacar versiones cuando están arrancando, pero debo decir que estoy empezando a cogerle algo de tirria a las covers… Es decir, cuando lo haces por diversión, por pasártelo bien, como es el caso de nuestra cover de “All The Small Things” [Blink-182], no pasa nada, pero yo me negué tajantemente a incluir versiones en el álbum, porque al final te conviertes en eso, en una banda de covers… Y yo creo que se trata más de contar tu historia.
¿Entiendo entonces que no tenéis planeada ninguna otra versión?
No, aunque hemos comentado que nos gustaría preparar una cover de alguna canción mítica para tocar en directo, como “Ocean Avenue” de Yellowcard o algo de Tokyo Hotel. Si hacemos una versión va a ser exclusivamente para los conciertos, para que el público más fan del género la reconozca inmediatamente y la disfrute.
Si hubierais hecho música a finales de los 1990 o principios de los 2000, ¿consideras que hubieseis sentido la misma libertad o confianza para incorporar abiertamente influencias tan contrarias a vuestro sonido como puede ser el reggaeton?
Creo que ahora está mucho más aceptado, que hay más bidireccionalidad en la música, una ida y vuelta entre el rock y el urbano, el rap… Hay grupos que nosotros admiramos mucho, como Bring Me The Horizon, que en su momento recibieron muchas críticas por “ablandarse”, pero también es verdad que a finales de los noventa y principios de los dos mil existía cierto intercambio de este tipo en géneros como el nu-metal, así que no estoy seguro. Creo que personalmente, como Rococó, no nos hubiéramos atrevido con tanta facilidad, porque eran movimientos más “puretas”.
En una de las primeras entrevistas que diste como cantante de Rococó dijiste que preferías no etiquetar al grupo como ningún género, que mejor que la gente decidiera dónde meteros. ¿Esta perspectiva ha cambiado? ¿Cómo os definirías ahora?
Yo sigo prefiriendo que la gente nos escuche y decida dónde encajarnos, pero tengo que ser realista y admitir que para poder venderte tienes que definirte. En el álbum encuentras un poco de todo, pero supongo que si tuviera que quedarme con una etiqueta, sería la de pop punk.
Pues ahora que lo mencionas, el pop punk es un género que, en mi opinión, siempre está guiado por un hilo subyacente de emociones adolescentes, así que no puedo evitar preguntarte: ¿Qué tipo de adolescente fuiste y qué música escuchabas entonces?
Yo creo que fui un adolescente un poco pesado… En esa época era el típico emo para el que Nirvana es lo más, aunque también me encantaba el metal, escuchaba mucho Metallica, Slayer, Megadeth… grupos bastante clásicos.
¿Crees que fue una época formativa para ti, musicalmente hablando?
Sí, desde luego que sí, aunque también es una época en la que estamos atravesando tantos cambios y nos sentimos tan poco comprendidos que es natural que nos llamen cosas como el grunge o el punk, que te permiten en cierto modo rebelarte contra el mundo.
Me gustaría pasar a hablar ya propiamente del álbum, empezando por la canción que le da nombre, “No me sale querer”. ¿Por qué habéis decidido titular el álbum así?
El disco está principalmente compuesto por reflexiones sobre las relaciones: “Todo este tiempo”, por ejemplo, habla de una relación que no funciona, “Bajona” sobre un malestar emocional… El tono del álbum te lleva todo el rato a la misma conclusión, a que no sé cómo me siento y no soy capaz de salir de esa espiral, y yo creo que el tema que mejor lo expresa es “No me sale querer”. Para mí, además, es el single claro del disco, aunque mucha gente me diga que no lo ve.
La canción habla, como has dicho, sobre no ser capaz de comunicar lo que sientes. ¿Acostumbras a tener dificultad para expresarte? ¿Usas la música como sustituto?
Sí. Tengo ansiedad y a veces se me hace todo una bola. La música a menudo me ayuda a pasar el mal trago, no solo escribiendo, sino también escuchando. Cuando escuchas música y te sientes identificado con lo que oyes, todo se hace un poco menos complicado. “No me sale querer” es precisamente un intento de desahogo, de canalizar un bloqueo emocional y simplificarlo.
Quizá lo más destacable de “No me sale querer” es que vuestras letras suenan mucho más maduras y cohesivas. ¿Cómo de diferente ha sido el proceso de composición de este álbum comparándolo con el del primer EP?
Ha sido radicalmente distinto, la verdad. Las letras de “No me sale querer” son más maduras porque antes de empezar a pensar en el álbum yo nunca me había planteado escribir en serio. Tenía mis temas, pero eran todos conceptos menos cocinados, ideas que me gustaban pero no acababa de concretar del todo. Esas primeras canciones tenían letras más banales, el estilo estaba quizá más cercano al tontipop, y con este disco he intentado hablar sobre mis experiencias igual, pero expresándolas de manera más adulta.
¿Tiene que ver con estar dispuesto a ser más vulnerable?
Sí, primero porque al fin y al cabo estás exponiéndote de una manera más personal, y segundo porque requiere un proceso reflexivo mucho más profundo, de ahondar en qué quieres decir y cómo quieres decirlo.
¿Este proceso te sirve para descubrir cosas sobre ti mismo?
¡Sí! Por ejemplo, me he dado cuenta de que soy un pésimo escritor [risas]. No, pero es verdad que me ha redescubierto el gusto por hacer las cosas pausadamente. Como te he dicho, yo soy muy ansioso y suelo intentar hacerlo todo rápidamente, pero al querer escribir algo más real y honesto, tardé bastante en sacar las letras de “No me sale querer”. He aprendido a tener calma con aquello que creo que merece la pena cultivar.
Grabasteis el epé en Ultramarinos y lo coprodujeron Santi García y Borja Pérez. Para la producción del álbum habéis contado con Qvilava (Pablo García), ¿cómo ha sido trabajar con él y qué habéis querido priorizar en cuanto al sonido?
Trabajar con Pablo ha sido extremadamente fácil porque somos amigos desde hace más de diez años. Entendía mis ideas y hacia dónde queríamos llevar el proyecto a la perfección, así que ha sido muy intuitivo. Pero igual de importante ha sido la producción como la mezcla para el sonido del álbum, y para eso hemos vuelto a contar con Ultramarinos, a pesar de que no grabáramos allí. Para nosotros es una apuesta segura de calidad.
“Tu círculo” tiene bastantes números para convertirse en una canción un tanto infame con frases como “Quiero ser tu amigo más alternativo/crear una escena llena de niños pijos”. ¿Acierto si digo que es una crítica al circuito alternativo de Madrid?
Esta canción habla sobre una persona en concreto, aunque no puedo decir quién es [risas]. Pero sí creo que puede extrapolarse a un círculo concreto. A mí no me gusta atacar a nadie, pero me choca que la gente adopte perfiles que no pegan nada con quiénes son de verdad, tanto por quien va de alternativo como por quien se las da de peligroso desde La Moraleja. ¡Y no tiene nada de malo ser de La Moraleja! Lo malo es crear un personaje y que se te vaya de las manos, que se te vea el plumero.
Otra canción del álbum que desprende mucha rabia es “Narciso”. ¿También se la dedicas a alguien en concreto o describe un cúmulo de experiencias?
Sí, también va por alguien en concreto y esta persona lo sabe. De hecho, habla sobre una de las personas más cercanas a mí durante un período complicado en que no nos entendíamos. Hicimos las paces y ahora está todo superado, pero fue duro encontrarme en un momento tan desesperante y sintiendo tanta rabia que solo podía expresarla con una canción. De todas maneras, me alegro de que lo solucionáramos y que quede en una simple anécdota y un tema del disco.
A pesar de estos dos temas que he comentado ahora, yo creo que la emoción principal desde donde escribes es la nostalgia, algo que quizá pueda verse más claro en “hoy peor que ayer”, vuestro single con Biela. ¿Por qué crees que la nostalgia es una herramienta creativa tan poderosa y cuándo empieza a ser peligrosa?
Yo creo que la nostalgia es un sentimiento recurrente porque siempre estamos echando de menos. Quiero decir, el ser humano siempre está buscando algo: ser más fuerte, más inteligente… En general, ser mejor o tener una vida mejor. Y ese instinto es el que nos ha llevado a evolucionar desde la prehistoria hasta donde estamos hoy, pero moverse hacia delante también implica dejar otras cosas atrás, y por eso siempre echamos en falta algo. Así que creo que la nostalgia es natural, pero sí, puede ser un problema si te niegas a mirar hacia delante y decides solo refugiarte en ella. O, como escritor, si te encierras en ella y es el único tema del que puedes hablar. Aún así, yo personalmente considero que es una emoción que va a estar muy presente tanto en mi vida como en mi música.
Os enmarcáis en unos géneros en los que las fórmulas están muy definidas y es complicado salirse de ellas. ¿Crees que existe espacio para la experimentación en vuestra escena? ¿Es algo que te interesa?
Ahora mismo apostamos por este rollo porque es lo que nos apetece, pero considero que el futuro de la música pasa por ser más agresivo y transgresor, por el hyperpop y el future bass, que es lo que más me gusta escuchar últimamente y lo que suena más innovador. Siempre hay hueco para experimentar y avanzar, y no entiendo que haya quien se cierre a eso.
Si no me equivoco, tenéis pensando empezar a girar en febrero. ¿Habéis podido probar las canciones nuevas sobre un escenario? ¿Algunos planes concretos de bolos que puedas adelantarnos ya?
¡Sí! Hace nada estuvimos en un festival en Segovia y tocamos “Tu círculo”, “Bajona”, “Todo este tiempo” y “No me sale querer”, y la idea es empezar a montar los conciertos ya, porque tenemos bolos cerrados, aunque no puedo confirmarlo todavía [risas].
¿Podrías confiarme un deseo o meta que quieras o esperes cumplir este año?
Sinceramente, para mí poder girar con mis canciones y que vengan a vernos en diferentes sitios lo es todo. Si tocamos en una sala fuera de Madrid con cinco personas y esas cinco personas cantan con nosotros, me doy por satisfecho.
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