“Llevábamos mucho tiempo tratando de huir del sonido 'indie festivalero'"
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“Llevábamos mucho tiempo tratando de huir del sonido 'indie festivalero'"

Fran González — 15-04-2023
Fotografía — Archivo

El tiempo es un aliado y donde algunos ven solo nieve en el tejado, este quinteto de Cartagena ha encontrado la valía necesaria para dar con un estilo que les permita seguir intentándolo. El optimismo suicida de quien sabe que los años pasan, pero no en balde, siempre que haya un objetivo definido en el punto de mira.

El de Adrián Gutiérrez, Gonzalo Ruiz, Fernando Besada, Álex Dumdaca y Pedro Hernández queda recogido en Nunatak y La Isla Invisible (Altafonte, 23), el quinto trabajo de esta formación que no tira la toalla a pesar de haber soportado el gancho de derecha más intenso de su carrera: una pandemia que cercenó sus planes de futuro y les hizo retroceder a la casilla de salida.

Ahora, con energías renovadas y unas fervientes ganas por encontrar su lugar, Nunatak hacen gala de una madurez introspectiva con la que firman su trabajo más honesto, natural y crudo, y de paso homenajear ese círculo privado de amistad y fraternidad que han establecido a lo largo de los años y sin el que seguramente no habrían sobrevivido profesionalmente. Sobre la publicación de su nuevo álbum de estudio nos encontramos en las ondas con Adrián Gutiérrez, vocalista y líder de la formación, y con Álex Dumdaca, batería.

Con “Nunatak y Las Flores Salvajes” tan lejos, imagino que estáis con muchas ganas de volver al ruedo otra vez, ¿no?


Adrián Gutiérrez: Sí, desde luego. No tanto por el hecho de creer que fuéramos los únicos que durante la pandemia tuviéramos que comernos nuestros planes de futuro, ni mucho menos, pero sí porque indudablemente nuestra capacidad para presentar y defender nuestro último disco se vio totalmente reducida por las circunstancias, lo cual nos frustró muchísimo. Fue un corte en seco en lo que respecta a todo lo que teníamos en mente hacer y justo en el que probablemente fuera el pico más alto de nuestra trayectoria.

"Hemos apostado por mirar más hacia nuestro interior y hablar de nuestras vivencias y de ese círculo que hemos creado entre nosotros"

¿Notáis que ha cambiado mucho el panorama desde la última vez que os embarcasteis en un proyecto?


Adrián Gutiérrez: Personalmente, sí que percibo la industria algo cambiada. Además de las múltiples bandas que, desgraciadamente, no han superado la pandemia, también es una realidad que el indie y el rock ya no son el plato fuerte en los festivales, por ejemplo. Nuestra generación ha perdido la batuta y el poder de decidir lo que mola y lo que no.

¿Hay nostalgia en el ambiente?
Adrián Gutiérrez: Yo vivo en una constante añoranza del pasado, no lo puedo negar. En otro tiempo, debí ser el Doctor Manhattan o algo así, porque creo que me cuesta mucho vivir en el presente [risas].
Álex Dumdaca: El paso del tiempo se nos está haciendo bastante raro a todos, sí, pero no es tanto por el hecho de llevar diez años como formación, como nosotros, sino por el hecho de haber vivido una pandemia por en medio que ha desestructurado totalmente nuestra forma de entender y concebir la vida. Cuando estás en una banda, la cosa va por ciclos, ¿sabes? Si te pilla que acabas de terminar una gira y salta una pandemia, pues la aceptación de la misma se integra de forma más “natural”, supongo. El problema es cuando te pilla en un ciclo alto, como nos pasó a nosotros, con una buena cantidad de bolos y planes en mente. Llevábamos muchos años dando conciertos prácticamente todos los fines de semana, y esto fue como un machetazo tremendo a nuestro futuro y un frenazo que nos ha dejado embarrados. Así que ahí estamos, viendo a ver si podemos volver a arrancar la maquinaria.

Con todo esto en el contexto creativo del álbum, ¿diríais que se os han colado briznas pandémicas en “Nunatak y La Isla Invisible”?


Adrián Gutiérrez: Podríamos decir que hemos tenido un proceso algo distinto al de otras bandas, en lo que respecta a haber trabajado durante la pandemia. Hicimos una suerte de camino por el desierto en busca de nuevos estilos y referentes, y como todo hijo de vecino, aprovechamos el parón para componer mogollón de temas y trabajar en remoto. Salieron muchas canciones, inevitablemente inspiradas en la pandemia, pero decidimos dejarlas en el tintero, principalmente porque sabíamos que ya habría cientos de bandas haciendo exactamente lo mismo, y porque buscábamos crear algo más atemporal que la gente no se cansara de escuchar a los dos días. Después de un proceso muy largo de pruebas y descartes, tomamos la decisión de no coger la pandemia como hilo conductor de nuestra nueva música.

Puedo intuir, por tanto, que “Nunatak y La Isla Invisible” no es una mera cronología de lo vivido estos últimos años y que esconde tras de sí una intrahistoria más personal, ¿no?
Álex Dumdaca: Si te fijas, todos nuestros discos tienen ese característico título de “Nunatak y…”, referenciando un poco ese cine ochentero en el que un personaje vive en cada entrega una intrépida nueva aventura, vinculándolo de alguna forma con las diferentes etapas que hemos atravesado como banda. En esta ocasión, y a diferencia de otras veces en las que sí que hemos sido más observadores de aquello que nos rodeaba, hemos apostado por mirar más hacia nuestro interior y hablar de nuestras vivencias y de ese círculo que hemos creado entre nosotros. Ese espacio virtual que se genera de la mano de nuestras distintas interconexiones, nuestras experiencias comunes y de cómo a fin de cuentas esto termina siendo nuestra particular isla, alejada del ruido externo.

Con títulos como “Yo Me Lo Merezco”, “Acepto El Reto” o “Sigo Corriendo” da la sensación de que os ha quedado un disco bastante optimista.


Adrián Gutiérrez: Es optimista, pero derrocha un optimismo mucho más maduro del que podríamos haber mostrado en cualquiera de nuestros anteriores discos. Es esa clase de optimismo de quien roza ya los cuarenta, o incluso los sobrepasa, y apuesta por asumir que la mierda va a pasar y que las cosas van a ser siempre difíciles, pero que por otro lado se debe de hacer un esfuerzo por que las cosas te sigan ilusionando. Es una seña también que nos identifica actualmente como banda, pues a fin de cuentas llevamos diez años en esto y todavía no podemos decir que vivimos de ello. “Acepto El Reto”, por ejemplo, contiene una letra del todo autobiográfica en la que mostramos nuestras ganas por seguir intentándolo, porque somos conscientes de que esto es lo que nos hace felices.
Álex Dumdaca: Un optimismo realista, el que nace desde la pérdida de la inocencia.

"Intentamos que todo lo que sacamos en redes nos muestre tal y como somos, con honestidad, por eso quizás no seamos la banda que más actividad tiene"

Además, con el sello de Paco Loco impreso, que siempre es garantía de éxito.
Álex Dumdaca: Yo ya había trabajado anteriormente con él en otra banda, y me quedé fascinado por la manera que éste tenía de producir y de enfrentarse a cada canción. Su forma de entender la música, desde la experimentación y la libertad, se contraponía mucho al método más concienzudo que otros productores habían desempeñado con nosotros en anteriores trabajos, y creímos acertadamente que el estilo de Paco se adecuaba a la perfección a estas nuevas canciones, que a fin de cuentas, pedían más crudeza y naturalidad. Él está muy a favor de jugar y probar cosas nuevas constantemente, lo cual nos vino genial para encontrar lo que queríamos. Además, nos lo pasamos muy bien, el estudio de Paco es como un parque de atracciones para un músico.
Adrián Gutiérrez: Trabajar con él también nos sirvió para aproximarnos a un estilo que se asemejara más a aquello que estábamos buscando. Llevábamos mucho tiempo tratando de huir del sonido “indie festivalero” por excelencia, ese de coros y bombo a negras, en el que desgraciadamente se nos ha categorizado durante bastantes años. Tal vez es cierto que en el pasado hayamos compuesto ciertas canciones que hayan pecado de ser próximas a esta premisa, pero estoy convencido de que con Paco Loco hemos logrado nuestro propósito, encontrando la autenticidad y la belleza en esa espontaneidad imperfecta tan maravillosa que tiene su toque personal.

Volviendo a “Yo Me Lo Merezco”, que os la nombraba antes, me gusta mucho esa diatriba tan crítica que lanzáis a las RRSS. Algo que inevitablemente me lleva a preguntarme cómo llevan Nunatak esta nueva tendencia y necesidad de crear un contenido digital que os haga manteneros vinculados al público.


Adrián Gutiérrez: Yo lo llevo mal, francamente. Es un mundo muy extraño para mí, donde la pureza brilla por su total ausencia. Nosotros intentamos que todo lo que sacamos en redes nos muestre tal y como somos, con honestidad, por eso quizás no seamos la banda que más actividad tiene ni la que mayor engagement genera con sus seguidores, pero a fin de cuentas, así es como somos realmente y apostar por actuar de otra forma sería ir contra nosotros mismos. Es cierto que en algunas ocasiones subimos ciertas cosas por imposición de las circunstancias, pero es que no nos olvidemos de que a fin de cuentas esto no deja de ser una empresa también, y como tal, requiere de ser publicitada.
Álex Dumdaca: Claro, la tesitura es la que es, si no estás en redes da la sensación de que no existes. Pero una vez asumes eso, también intentamos que el contenido que subimos sea puramente musical. Venimos de una época en la que la única manera que teníamos de crear lazos con nuestros artistas favoritos era yendo a la tienda de discos o forrando nuestras carpetas con sus fotos, por ello nos cuesta mucho entender este cambio de ciclo en el que ahora tengamos que ver a cantantes y músicos que nos molan haciendo stories y contándonos hasta que su perro se ha puesto malo [risas].

Hablando de otros artistas, en esta ocasión dejáis a un lado las colaboraciones, después de haber realizado varias en los últimos dos años. La más sonada, tal vez, fuera aquella versión de “Héroes”, con aquel elenco tan masivo de bandas y cantantes.
Adrián Gutiérrez: Sí, aunque desgraciadamente y por motivo del contexto pandémico en el que ésta se produjo, nunca llegó a haber un encuentro físico entre los implicados y todo se limitó a un mero trabajo en formato digital. Pero más allá de lo que supuso estar rodeados de tantos artistas de grandísimo nivel, nuestra máxima fue la de apuntarnos a este proyecto por lo que en sí suponía rendirle homenaje a los sanitarios, quienes habían sufrido como cabrones en los meses más arduos de la pandemia.

Algo que, irónicamente, continúa siendo vigente como hemos visto en las manifestaciones multitudinarias por la sanidad pública recientemente.
Adrián Gutiérrez: Exacto, era de justicia participar en algo así. De aquellas aún estábamos con Warner, así que cuando se nos propuso participar en esta iniciativa tan chula, ni nos lo pensamos.

Algo que también ha marcado siempre vuestro discurso es ese lado más reivindicativo, especialmente en lo que respecta al estado del Mar Menor. Aunque en esta ocasión el tema lo habéis dejado algo más apartado, ¿creéis que se intuyen mejoras o la gente ha terminado por aceptar la situación como un escenario irresoluble?
Adrián Gutiérrez: Personalmente, sí que diría que han habido cambios para bien. La Región de Murcia es indudablemente conservadora, y como bien sabemos todos, en España cuesta mucho llevarle la contraria al partido político que has votado históricamente, por mucho que éste haga cosas reprochables o indecentes. Pero por primera vez en la historia de esta comunidad el votante conservador medio ha logrado darse cuenta de que esto no estaba bien. Lo podías comprobar viendo el ambiente que había en las manifestaciones, pues no solo habían hippies y perroflautas, sino también mucha gente mayor que seguramente fueran votantes del PP. Al fin y al cabo estamos hablando de una tierra que es de todos y la gente se ha dado cuenta de que ésta necesita una solución. Así que, como te decía, ahora parece que los partidos nos escuchan más, gracias a las plataformas de difusión y los planes de acción vecinal, y hasta el PP se ha metido por medio y ha empezado a establecer planes y consejos de gestión. Aunque por supuesto aún quede muchísimo por hacer, la sensación es de que al menos hay intención de trabajar en ello y de poco a poco ofrecerle una tregua al Mar Menor. Esperemos que no sea una simple ilusión pasajera.

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