La primera edición en Badajoz de Contempopránea ha conseguido superar satisfactoriamente la prueba de cambiar de entorno y escenario, pero no sin perder por el camino algunos rasgos característicos de su marca consolidada.
Para empezar, el público no es el mismo. Mientras que el público habitual del Contempopránea alburquerqueño suele orbitar sobre un núcleo de popies acérrimos, el público congregado en Badajoz estuvo compuesto por aficionados a la música en un espectro más amplio y mucho menos definido dentro de estilos musicales concretos. El cartel tampoco fue el habitual del evento de la escena indie ya que iba mucho más cargado de grupos internacionales que la receta original, en la que prima el producto nacional.
Con la cantidad justa de gente como para crear ambiente pero no estar agobiados, en la primera jornada se vivieron con más intensidad los conciertos de Izal, a pesar de ser (con el permiso de Burgim) los que prácticamente inauguraron el festival, y de Sidonie, aunque los mismos que antes provocaban incendios, nos dejan ahora un poco más fríos con sus nuevos temas cibernéticos. The Horrors, aunque congregaron bastante público, tuvieron más curiosos que fans, y Maximo Park impartieron toda una lección de oficio en directo, pero dieron mucho más de lo que recibieron por parte de los asistentes. Iván Ferreiro se coronó en el Contempopránea con un repertorio en el que no tuvo cabida ni un ligero recuerdo a anteriores éxitos con Los Piratas, sirviendo un postre conocido y reconfortante después de dos platos extranjeros que no terminaron de cuajar.
En la segunda jornada y a pesar de un significativo aumento de asistentes, Verónica Falls dio un concierto casi privado con menos concurrencia de la que cabía esperar, mientras que Mercury Rev supuso un auténtico regalo de excepción para los verdaderos creyentes del grupo, que seguro que nunca imaginaron poder disfrutarlos en Contempopránea y mucho menos en Badajoz. Sin embargo la mayoría de los asistentes no contaban con la familiaridad suficiente con la banda como para valorar con tanta estima su actuación. A pesar de que El Columpio Asesino puede apuntarse una muesca en el cinturón por conseguir levantar la primera polvareda marca registrada de Contempopránea con "Toro" , en realidad los que se llevaron el premio a mejor concierto de la noche fueron Love of Lesbian: por actitud, fuerza y montaje. Los catalanes se metieron al público en el bolsillo incluso con un repertorio que huía de sus éxitos más emotivos y buscaba su lado más pendenciero y desenfadado. Ellos fueron los únicos capaces de fabricar un momento mágico como los que cada año se viven en las laderas del Castillo de Luna al conseguir poner a todo el público a corear el parapapapapa de "Fantástico".
Precisamente la clave del futuro de Contempopránea Badajoz se encuentra en la capacidad de dotarlo de experiencias únicas por la complicidad entre artistas y público dentro de las murallas de la Alcazaba, sobre todo cuando el festival se define a sí mismo como una delicatesen dentro de la oferta de eventos musicales nacionales. En la medida que se vayan creando esos momentos mágicos se construirá una nueva marca Contempopránea, que esperemos siga compartiendo los mismos valores que ha defendido durante 19 años.
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