"Nuestros discos suelen ser reacciones a lo anterior"
EntrevistasStandstill

"Nuestros discos suelen ser reacciones a lo anterior"

Rafa Angulo — 04-06-2013
Fotografía — Archivo

Tenemos al fin la nueva entrega de los catalanes. Entrega doble, ya que “Dentro de la luz” (BuenaSuerte, 13) viene con un regalo llamado “Cenit”, que no es sino el espectáculo que están estrenando Standstill en auditorios y festivales.

Se ha hecho esperar, pero ha merecido la pena ver cómo se ha pulido el nuevo sonido de una de las bandas de rock referentes del estado. Standstill sorprendían con su anterior trilogía y con un espectáculo evocador y cuidado al máximo. Ahora llegan con las ideas más claras sobre hacia dónde quieren dirigir sus tiros y también en lo personal, algo que queda reflejado en cada surco de este nuevo trabajo. Enric Montefusco se explica así cuando le pregunto si este nuevo disco es un cuarto capítulo: “Creo que nuestros discos suelen ser, en alguna medida, reacciones a lo anterior, y tengo la sensación de que este es el caso más evidente. Es decir, creo que no es continuista, sino una especie de respuesta, casi una corrección. Así ha ocurrido en mi vida. La temática puede ser parecida pero el posicionamiento es muy diferente. De entrada lo es en el estilo, ya que si ‘Bonaparte’ de alguna forma pretendía decir que Standstill no tenía un sonido concreto, ‘Dentro de la luz’ busca un sonido compacto y sólido a lo largo de todo el disco. Y lo es aún más en los contenidos, que responden a un momento personal muy diferente, después de conocer a una persona que me ha cambiado la vida... y que se traduce en otro tono; menos melancólico, mucho más luminoso, y que precisamente se pregunta (en la parte más dura del disco) sobre los errores y malentendidos de ese pasado, como si fuera el reverso de ‘Bonaparte’; su parte más escondida y oscura, puesta en el siguiente disco”.

Está claro que el estado anímico del artista condiciona de algún modo su obra. No es la primera vez que me encuentro con la cara y la cruz del alma de un músico cuando pasa de un disco a otro. En el caso de Standstill, los cambios son claros a la hora de hacer una lectura sobre sus textos. “A diferencia del disco anterior, en este no pretendía narrar una historia con personajes concretos, un principio y un final; en realidad a nadie le interesa mi vida personal. Lo que pasa es que los acontecimientos concretos hacen aflorar una serie de conflictos, con sus respectivas vías de salida, y eso es lo único importante, lo único que puedo y debo compartir con la gente. En ese sentido el disco es sencillamente una celebración por sentirme así, y de alguna forma creo que es un diálogo menos complaciente y a un nivel más profundo que en ‘Bonaparte’ conmigo mismo, con el pasado; por ejemplo con la figura de la madre y del padre. También es esa inacabable rebelión contra los valores conservadores y materialistas que directa o indirectamente nos condicionan a todos. Y el disco, en última instancia, es un diálogo con la persona que me ha llevado a esa luz que le da título, y que en realidad es la interlocutora de mis pensamientos en el día a día”.

Si bien las primeras escuchas de “Dentro de la luz” se me antojaron oscuras, nada como leer entre líneas en otro contexto para darse cuenta de que estaba cometiendo un gran error al pensar que era un disco alejado de la luminosidad. “Que sea posiblemente el disco menos autocomplaciente no quiere decir que sea oscuro. Al contrario. De hecho, por ejemplo, sin haberlo buscado conscientemente, el otro día me di cuenta de que en realidad no hay en todo el disco ni un solo signo de cinismo ni resignación, sino todo lo contrario. No hay en el disco el tono de ‘la mierda de mundo en la que estamos’, y no se entiende el amor (e incluso la familia o los hijos) como refugio, sino que se presenta la posibilidad de una vida plena y bella en un mundo que es simplemente lo que uno logra hacer de él. El disco habla la existencia de otra naturaleza de amor, que permite poner luz a las zonas oscuras y conocerse mejor para, con suerte, poder darse cuenta de que esos conflictos con el exterior quizás en realidad venían de más lejos y estaban dentro... El cambio es sustancial y para bien”. Lo celebro. Y la celebración será completa en el momento de enfrentarme a su nuevo espectáculo, “Cénit”. “Es el disco entero, tocado desde que empieza hasta que acaba, como ya sucedía en los últimos shows que hemos hecho. Pero en realidad es bastante diferente a los anteriores. En este caso, y en consonancia con el disco, lo que buscamos es un espectáculo con un tono luminoso, de celebración colectiva, ‘hacia fuera’, de estar en una especie de ‘nube’ durante una hora. Lo pienso ahora y me doy cuenta de que en el fondo a lo único a lo que puedo aspirar cuando hago espectáculos o discos es a capturar, reproducir y contagiar esa energía que de forma inesperada me ha llegado. Y si el espectáculo es de alguna forma extremo en su imponencia, belleza (e incluso crudeza cuando toca), supongo que es porque han sido los tres años más intensos de mi vida”. Intensidad que ha de crecer para bien cuando uno se siente arropado, en forma de mecenazgo, por una serie de incondicionales anónimos que creyeron a ciegas en este nuevo proyecto. “Como te puedes imaginar nos sentimos muy afortunados y agradecidos por la respuesta. El contexto económico hacía realmente difícil, por no decir imposible, hacer un disco y un espectáculo como el que hemos hecho. Y gracias a esa complicidad y confianza respectiva sencillamente lo hemos podido hacer. Es uno de esos momentos en los que te das cuenta de que hacer las cosas como las hacemos (aunque a veces parezca irracional) vale la pena, porque luego se te devuelve”.

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