Además de las primeras fechas de una nueva gira que los llevará por buena parte de la geografía española, la banda madrileña anunciaba un nuevo disco, “Clarividencia” (Sonido Muchacho, 24) que ya es una realidad. Charlamos con Leo Mateos –alma mater del grupo–, al amparo del estudio/oficina que Mondo Sonoro tiene en el centro de Madrid.
Tenemos que comenzar con dos preguntas obvias, pero también inesquivables. La primera es por qué tomaste la decisión de disolver Nudozurdo hace ahora cinco años, en 2018.
Fue, básicamente, una necesidad vital. Llegó un momento en el que estaba un poco saturado de la dinámica del grupo y no estaba disfrutando de la música. Por muchos factores, pero yo creo que por fatiga, básicamente. Y decidí que era mejor echarse a un lado y empezar a hacer cosas de otra manera. Hablo por mí, obviamente, pero es lo que me pasó.
“Si la separación de Nudozurdo ha servido para que la gente lo pusiera más en valor, pues estupendo”
La segunda es, claro, ¿por qué habéis o has tomado ahora la decisión de volver? ¿Por qué este era el momento?
El momento determinado no es importante. Pero sí que es verdad que cuando empecé a ensayar con mi grupo en solitario, empezaron a pasar cosas con esa banda. Me di cuenta de que surgían cosas muy interesantes y yo de repete volví a reconectar con las canciones de Nudozurdo. Me volvía a sentir muy cómodo. Así que lo vi bastante claro. Además, estábamos componiendo como solíamos componer con Nudozurdo, levantando las canciones entre todos, y me parecía que era algo muy natural hacerlo.
¿Tienes la sensación de que este paso a un lado, concretado en la disolución de Nudozurdo, era necesario para reubicar al grupo? A veces esto tiene que pasar para que de verdad se valore a una banda.
No lo hice con esa intención, pero es probable que eso sea así. El otro día leí una entrevista con El Columpio Asesino y decían que en este país enterramos muy bien. Y es cierto: es una cosa que se nos da muy bien. Pero si eso ha servido para que la gente lo pusiera más en valor, pues estupendo. Aunque, como te digo, no estaba pensando en eso.
Volvisteis con un concierto digamos, medio sorpresa, en la Sala El Sol. Allí estuvimos y nos pareció un concierto increíble, con un sonido apabullante y muy definido. Con una solidez ejecutiva muy llamativa, teniendo en cuenta que sois una banda que ha estado en barbecho. Pero, sobre todo, nos quedó la sensación de que, efectivamente, se os echaba mucho de menos a Nudozurdo ¿Qué sensaciones tuvisteis durante ese concierto?
Nos quedó también muy claro que había muchas ganas de Nudozurdo; y eso fue muy bonito, la verdad. En cuanto al grupo, llevamos ya tres años trabajando juntos, aunque no fuese como Nudozurdo, y el día del concierto todo eso cristalizó en el directo. Nos conocemos ya mucho. Hay gente el grupo que, además, ya había pasado antes por el grupo. Y creo que sí, que en el concierto se pudo ver que hay una banda muy sólida de músicos muy sólidos, que llevan toda la vida tocando, más o menos cercanos a Nudozurdo y tres años conmigo. Incluso en directo ya hacíamos canciones de Nudozurzdo, así que en realidad no nos venía de nuevas. Y no fue solo la banda, también fue el público y esas cosas ayudan mucho: notamos que había una energía muy bestia allí.
Los que estábamos allí revivimos sensaciones muy importantes, viendo de nuevo a Nudozurdo en directo y escuchando esas canciones una vez más sobre un escenario.
Cuando estábamos tocando nos mirábamos y ya sabíamos que estaban pasando cosas muy bonitas. A mí no me gusta ver luego los vídeos o lo que se cuelga en redes porque desvirtúa un poco lo que sucedió en tu cabeza o lo que sucedió realmente. Prefiero mantener esa sensación del directo. Y cuando estábamos tocando tuve esa sensación de poder, algo que no sucede siempre, y de que estaban pasando cosas muy potentes.
Minutos antes de que empezase el concierto de la Sala El Sol había apuestas entre los asistentes para saber quién te acompañaría en Nudozurdo en esta nueva andadura. Cuéntanos qué formación es la actual de Nudozurdo y cómo llegaste a esta formación.
A la batería está Jorge Fuertes, que ya estuvo tocando nos nosotros en la gira de “Sintética” y en la preparación de “Tara, motor, hembra”; al bajo está Ojo, que ha tocado en muchas bandas, pero nosotros le conocimos cuando estaba en La Débil, que era una banda con la que compartimos sello en Everlasting, además de ser técnico de sonido, etc. Y, por último, está Juanma como otra guitarra, que yo le conocí porque le produje un disco de Disciplina Atlántico, que es un grupo de Madrid que me gusta mucho. A todos ellos les propuse el viaje con el disco en solitario.
Formato de cuarteto, por tanto, aunque durante mucho tiempo fuisteis un trío ¿Ya nos quedamos definitivamente con este plantel de cuatro músicos?
A mí me gustaría, me siento muy cómodo ahí. El trío también es muy interesante porque está a ras de silencio todo el rato, pero dos guitarras es otra historia, ya lo viste el otro día en directo. La energía que crean entre las dos y, aunque a veces se puedan estorbar, es increíble. Esa posibilidad de juegos entre las dos guitarras, las progresiones largas... En el fondo es como la versión clásica de rock y que lleva funcionando toda la vida. Y está la voz de Juanma, que en Nudozurdo nunca ha habido coros y eso a mí me da mucho juego. Es una cosa que siempre había estado pendiente. Tenemos un par de canciones en este disco en donde la idea es estar haciendo las dos voces todo el rato y que se fundan las dos voces en directo, que cuando hay mucho ruido es un recurso muy interesante.
“A veces no me apetece estar luchando contra la banda, sino percibir que la banda juega a favor de la voz”
En cualquier caso, Nudozurdo tienen un nuevo disco “Clarividencia” (Sonido Muchacho, 24), que verá la luz en enero ¿De dónde ha venido la inspiración para componer las nuevas canciones del álbum?
No sabría responderte bien, pero me imagino que, como siempre, de un estado anímico. Las canciones son de diferentes épocas de composición, no son todas recientes. Así que he ido repescando las cosas que me gustaban y hay dos o tres improvisaciones que han acabado en el disco. Tenía en mente texturas del sonido del disco que quería hacer: me apetecía hacer un disco abrasivo, que tuviera ese fuego. Después ha quedado parte de todo eso, pero no exclusivamente. Sin quererlo, han salido muchos motivos ecológicos: animales, referencias históricas... cosas que antes no había tocado (me imagino que sea un tema de la edad), y eso me ha gustado mucho.
Ya que comentas el tema de la edad ¿Dirías que está es, de algún modo, una versión madura de Nudozurdo?
(Risas) Bueno, eso ya nos lo dijeron después de “Sintética”, pero imagino que tiene que estar ahí. Yo ahora, por ejemplo, valoro la voz más que nunca. Así que voy buscando espacios, no sé si de silencio, pero desde luego evito que sea un rodillo constante. Sobre todo, también, de cara a los directos. A veces no me apetece estar luchando contra la banda sino percibir que la banda juega a favor de la voz. Hay un balance en el disco, de canciones más ruidosas y más poderosas y otras canciones en donde la voz sobresale más y lucha menos contra los elementos.
Precisamente tu forma de cantar o de interpretar ha sido siempre uno de los distintivos del grupo ¿Cómo percibes tú ese elemento que es la voz? ¿Cómo crees que puede haber cambiado a lo largo del tiempo?
Normalmente la relación que tenemos los cantantes con nuestra voz es complicada. En general no nos solemos gustar mucho, y a mí me pasa un poco: la gente puede disfrutar del timbre de mi voz, pero yo no me suelo escuchar mucho. Creo que ahora canto mejor que al principio, claro. Soy más consciente, porque el principio te tiras ahí y no sabes ni lo que haces. Es curioso porque al principio tenía mejor percepción de cómo hacía las cosas y, aunque lo hacía peor, estaba más contento. Y ahora creo que es al revés: vas con más cuidado, encontrando tus fallos, pero lo haces todo mejor. Yo creo que por el timbre de la voz va saliendo la personalidad de cada persona. ANo puede haber nada más humano que el timbre de una persona que ha vivido, ha sufrido y ha amado. Ahí está todo el ADN reflejado. Por eso, no es que esté en contra del Auto-Tune, pero me molesta un poco esa capacidad que tiene para estandarizarlo todo. Yo quiero escucharte a ti y quiero saber quién eres.
“Angels Genetics” es el primer single extraído de “Clarividencia” ¿Qué puedes contarnos acerca de esta canción y por qué la habéis elegido como primer adelanto del disco y de este regreso de Nudozurdo?
Curiosamente esta canción es la única que he decidido recuperar de sesiones muy antiguas de Nudozurdo (te hablo de casi diez años). Es un tema que siempre quedó por ahí y creo que es un poco diferente al resto precisamente porque es de otra época. Además, es el menos rock de todos ellos, con ese bombo que te lleva un poco al mundo baile. La mezcla ha sido muy importante, porque es un tema que en directo tiene un matiz como muy rock y la mezcla la ha convertido en algo muy etéreo y atmosférico, con la voz muy en primer plano.
“Angels Genetics” es el primer single del álbum, pero lo cierto es que en “Clarividencia” yo veo mayoría de singles potenciales.
Creo que en eso tiene mucho que ver la mezcla a cargo de Paul Corkett. Nos ha sacado el lado más pop de todas las canciones. Las premezclas son mucho más brutas y sucias, y tirando de su personalidad como mezclador ha colocado las canciones en su vertiente más pop. Se lo ha llevado todo a ese territorio y a mí me ha gustado mucho, porque Paul tiene una sensibilidad muy especial, y todos sus discos suenan muy muy especiales. Y ha sido un subidón que quisiera hacerlo, la verdad.
Para el que no lo sepa, Paul Corkett ha trabajado con artistas tan importantes como The Cure, Placebo, Björk o Nick Cave...
Es porque el tío tiene esa mano especial para procesar lo que le llega y convertirlo en otra cosa, que es lo interesante de un mezclador. Nos hemos acostumbrado a la persona del mezclador/ingeniero, que solo sube los volúmenes, limpia y lo pone todo ahí y ya. Paul es un orfebre y un artista.
¿Cómo ves la actual escena musical de nuestro país, esa a la que ahora regresáis como Nudozurdo, y cómo o en dónde crees que encaja la banda dentro de esa escena?
La verdad es que es un poco incógnita. Sé que tenemos un público muy fiel y por ese lado no estoy preocupado. Me han pasado un poco reporte de cómo vamos con las entradas y muy guay. Soy incapaz de pensar en cómo voy a encajar. La historia de Nudozurdo es, en realidad, de ir muy poco a poco y paso a paso. Creo que ahora hay una nueva generación que está empujando fuerte y veo que hay cosas muy chulas.
“En nuestro concierto de regreso en Madrid hubo una energía muy bestia”
En la etapa anterior de Nudozurdo ¿Cuál fue para ti el mejor y el peor momento?
El peor fue antes de que saliera “Sintética”: tres o cuatro años esperando a que saliera ese disco y sin que nadie apostara por él realmente. Tampoco sabíamos movernos y teníamos una visión más ingenua de cómo funcionaba la industria y creíamos que cualquier factor externo va a destruir lo que estás haciendo. El mejor momento son conciertos: no puede haber mayor pico de felicidad que un buen concierto. Hay cosas que te suceden tocando que realmente son un poco marcianas, algo así como un viaje. Y también mencionaría el lado humano de las bandas: momentos de estar compartiendo en una furgo, en un hotel, después de un concierto, en un local de ensayo.
Me gustaría comentar contigo los que yo creo (subjetivamente) que son los tres discos más representativos de Nudozurdo, comenzando con “Sintética” de 2008.
Para mí ese disco es ese momento que tienen todas las bandas en el que cristaliza una etapa de juventud: cuando no sabes demasiado, pero tienes frescura. Yo ahora lo miro y tiene cosas que me gustan mucho y otras que no me gustan tanto. Es un disco que no se juzga a sí mismo, y esa etapa ya luego quedó atrás. Volver a hacer ese tipo de disco ya es imposible, porque ya sabes demasiadas cosas.
“Tara Motor Hembra” de 2011.
Nuestro disco maduro. Un cambio considerable con respecto a “Sintética”, en el que se nota mucho el cambio de músicos, porque son músicos que venían del post-rock y lo que sale entre todos es muy diferente a “Sintética”. Todo lo que ya sabíamos de antes, queda culminado en ese disco. A mucha gente le parece que es nuestro mejor disco.
Un título al que también podría optar “Rojo es Peligro” de 2015...
Un disco en el que nos salimos de la línea y eso se penaliza mucho. La gente quiere estar viéndote hacer lo mismo siempre. Y eso es una fórmula que funciona y que la gente le gusta porque se identifica. En el momento que haces otra cosa, puedes tener problemas. Y con ese disco hubo gente que dijo “¿Esto qué coño es? ¿Qué habéis hecho aquí?”. Es una pena, pero yo tenía la necesidad de jugar con los sintetizadores y hacer un disco más pop. Es un disco que me gusta mucho cómo suena.
Para terminar, cuéntanos cómo se plantea esta próxima gira.
Van a ser conciertos largos. Habrá entre cinco y siete canciones de este nuevo disco y acumularemos también canciones de otros discos. Tengo muchas ganas porque el concierto de El Sol sirvió para disipar dudas acerca de cómo estaría la gente y cómo estaríamos nosotros. Así que estamos con muchas ganas de tocar.
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