El grupo madrileño vuelve con “Rojo es peligro” (Everlasting Records, 2015), su cuarto disco, en el que los sintetizadores cobran protagonismo y la voz cambia de nivel. Marcado por el trabajo en solitario de Leo Mateos y por la incorporación a la batería de Ricky Lavado, el álbum revitaliza el sonido de la banda sin disipar su identidad. Hablamos con su artífice sobre todo lo que rodea a este lanzamiento.
Bueno, en este disco todo es nuevo. La gran diferencia en el proceso de creación y de trabajo respecto a los anteriores discos es que lo he empezado y acabado en casa. Con “Sintética” y con “Tara Motor Hembra”, a parte de llevar yo cosas ya trabajadas como las líneas de guitarra y la letra después en el local todo eso se transformaba e incluso se creaban cosas partiendo de cero. Pero en este caso llevo ya un par de años trabajando más en profundidad con el ordenador y con los sintetizadores. Se puede decir que para mí esa es la gran diferencia.
Durante este tiempo has publicado tu debut en solitario con Acuario, en la que los sintetizadores son parte clave en el disco, como ahora en “Rojo es peligro”. También recuerdan los arreglos, el plano de la voz… Hasta el punto de que casi parece más una continuación de Acuario que una continuación de Nudozurdo.
De alguna manera sí que lo es por todo lo que he aprendido con Acuario con los sintetizadores, se puede decir que ahora ya que soy capaz de entenderlos son ellos los que me gobiernan a mí. En ese sentido sí que es una continuación. Pero quizá el resultado final si que me parece que es una continuación de Nudozurdo, es un paso mas que da el grupo en una dirección, donde a lo mejor las intensidades son diferentes.
¿Qué es lo que te ha animado a dar este nuevo giro?
Puede que influya la edad también. Que en un momento determinado acabas buscando también otro tipo de texturas y de cosas nuevas, y es verdad que es un disco mas tranquilo. Tú puedes tener dos discos con caña y para el público son dos discos con caña que escuchan más o menos, pero para ti son tropecientos millones de conciertos con mucha caña, por eso entiendes muchas veces los cambios de los grupos, porque tienen que tocar mucho ese disco, quizá en ese sentido esto ha sido también una necesidad. También hemos cambiado el plano de la voz, hemos querido que este arriba a diferencia de otros discos. Ha sido una búsqueda muy clásica en muchos aspectos. Por un lado el sonido clásico, analógico, cálido y al mismo tiempo la voz como instrumento principal de comunicación.
El trío ha vuelto a cambiar de formación, ahora contáis con la incorporación Ricky Lavado. ¿Será él por fin el batería definitivo de Nudozurdo?
Sí, él va a ser el definitivo (risas). Siempre que llega un batería es el definitivo. Bueno, a Ricky le conocí hace un año y pico a través de amigos, de Josetxu (anterior batería de Nudozurdo) precisamente, y desde entonces siempre hablamos de hacer algo. Con Acuario ya empezamos a trabajar juntos y nos gustamos mucho. Además este era un disco para él, porque teníamos poco tiempo para ensayarlo. Yo lo había acabado casi todo pero eso, no teníamos mucho tiempo. Por toda la experiencia que él acumula era perfecto para llegar y en cuatro, cinco o seis fines de semana tenerlo controlado.
También repites con Karim Bulkhalter, productor de Acuario.
Sí, hay una afinidad próxima con Karim, que eso también es difícil. Encontrar a alguien que entienda lo que quieres hacer, que sea de tu edad, que tenga los mismos gustos y con el que además puedas traspasar el umbral de la confianza... No es fácil. Nos ha entendido muy bien hemos empezado a trabajar con cinta analógica con él, que eso ya no se trabajaba y bueno, es un tío muy capaz de solucionar problemas que se presentan, de dar alternativas y de mantener el espíritu arriba, que en los estudios te puedes venir abajo muy fácilmente si las cosas no salen bien.
Tras la experiencia en solitario, ¿Cómo ha sido volver al estudio acompañado? ¿Crees que la energía del grupo se ha dejado notar en la grabación?
Se ha notado una nueva energía para empezar con Ricky, que es un miembro nuevo con todas sus cualidades y es un tío que tiene mucha pegada, lo hemos notado mucho a la hora de grabar. Eso es muy importante para el directo pero también para la grabación, porque hace que las canciones tengan una presencia. Muchas veces se pierde mucho en el camino de los discos de lo que esta sonando a lo que acaba sonando. Y en ese sentido sí que ha sido un disco menos grupal, incluso en el estudio, muchas veces hemos estado más todos juntos y tal, pero yo tomé la decisión de que esta vez quería tener todo el control sobre el disco de principio a fin y en el estudio ha sido también un poco parecido.
Precisamente, en la entrevista que ofreciste a MondoSonoro para presentar Acuario hablabas de las bondades de haber autoeditado ese disco, de toda la facilidad que te da de cara a controlar todo el proceso. ¿Es Nudozurdo un proyecto demasiado grande para eso?
Aún teníamos pendiente un disco con Everlasting Records, aunque sobre tener el control sobre el proyecto con ellos nunca hemos tenido problema. Nunca se han metido en nuestra manera de hacer las cosas, que es muy importante.
Como banda habéis pasado por múltiples momentos y cambios a lo largo de vuestra trayectoria. ¿Cuáles son los aspectos más importantes que han marcado el lanzamiento de este álbum?
Hay un par de conceptos que sí que han marcado el cauce del disco. Por un lado yo tenía un poco de desgaste del local. Por el otro, al no tener un grupo muy estable pues acabas prefiriendo encontrar tus historias. Meta también ha sido padre y ha estado muy liado. Con todo este tipo de cosas llegué a la conclusión de que ese momento de meterte en un local de ensayo cuando tampoco hay mucha disponibilidad y donde además yo tenía una especie de urticaria absoluta a meterme ahí y a divagar y divagar… A veces es un curro un poco asfixiante. Sobre todo cuando están todos los amplis a todo volumen (risas). Entonces simplemente ha sido como “joder, que a gusto estoy en casa haciendo esto”.
En la letra de “El Grito”, el tema con el que presentáis el álbum, hay cierto espíritu combativo, muy de los tiempos que corren. Háblanos sobre la parte lírica del disco.
A mí no me gustan las letras políticas, la verdad. De hecho tuve mis dudas con este tema. Porque no hay cosa que odie más que una letra política, me parece muy desagradable porque todo es político y acentuarlo es absurdo y ser demasiado obvio. Pero tenía un texto que debía ser pues de alguna de estas gordas y múltiples a las que estamos ya acostumbrados de manifestaciones, no sé qué sería pero tenía una rajada ahí absoluta de dos o tres hojas con frases. Volvió a mí en un momento determinado, porque lo tenía olvidado, y de repente empecé a ver que había cosas que se podían juntar. Y obviamente el espíritu de toda esta indignación y desastre por el que discurre este país influye. Es inevitable, tampoco es plan de ponerse a darle la espalda a las cosas. Me disgusta cuando hay canciones políticas porque parece que hay una finalidad en la música y no la hay, como en nada. Además creo que todo esta muy politizado, abres un periódico y ves que todo es política cuando hay muchas más cosas. Y después hay cosas de la política que nos influyen de manera directa en nuestra vida pero hay muchas otras que no y creo que la relación entre lo que pensamos y la importancia que realmente tiene está descompensada.
Habrá quien también le busque por ahí un sentido al título del disco…
No, el título tiene un poco de arbitrario. Vino y me gustó, y después me di cuenta de que encajaba bien con el resto así que me pareció suficiente. Trabajando con el diseñador llegamos a la conclusión de que el rojo era lo que mejor iba a funcionar en este disco, porque el rojo es clásico, todo el tema de las flores, las rosas, el rojo… El peligro no sé, una vuelta de tuerca más.
Este mes de abril comenzáis la gira con dos fechas en El Sol justo después de la salida del disco. ¿Como encaráis volver a los escenarios con todos los cambios que se han producido estos últimos años en el negocio de la música en directo?
Bueno, tienes que andarte con cuidado, eso es todo, saber adónde puedes ir y adónde no. Pero no vamos a dejar de tocar. Los conciertos que se pueden llegar a dar mal tampoco es nada grave, no sé, hay que organizarse bien con tus conciertos, con tu merchan… Si quieres sobrevivir tienes que organizarte, porque discos ya no se venden. Y bueno, los festivales son muy importantes ahora mismo para los grupos. Por un lado dependes de ese caché que puedes tener en un festival y también cuentas con mucha mas repercusión, todos se andan mirando a todos en los festivales y eso es muy importante.
¿Vais a rearreglar los grandes hits para que en el directo vayan más acordes con el sonido de este disco?
No, la verdad que no, como no va a haber teclista en un principio no. Funcionan ya bien, de hecho nosotros ya de por sí los solemos transformar cada cierto tiempo así que no lo necesitan. Pero los temas nuevos sí que tenemos que ver cómo los podemos colocar en el set list.
El mes pasado “Rojo es peligro” ha estado en el primer puesto de lo más escuchado de la redacción de MondoSonoro Madrid y parece que en general vuestro retorno está siendo muy celebrado. ¿Os da un poco de miedo la acogida que pueda tener el disco?
Bueno, miedo siempre se tiene, y si haces cambios pues siempre hay un poco de tal… Pero claramente es mejor hacer lo que uno quiere que intentar complacer a no-sé-quién. Siempre hay un temor pero no es una opción. Por otro lado nosotros ya estamos muy curtidos también, nos hemos llevado algunas cuantas hostias así que te acostumbras. Aún así, tanto la crítica y como el público siempre nos ha tratado muy bien.
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