Nuevo sello, grabación en los estudios Blind Records de Barcelona con ayuda de Ricky Falkner (productor de Love of Lesbian o Sidonie), máster de Fred Kevorkian (The National)…las novedades se acumulan en un álbum en el que Leo (voz y guitarra), el bajista Meta y el batería ya consolidado Ricky Lavado (ex Standstill) recogen la experiencia acumulada y buscan un mayor impacto, sin comprometer esa pulsión hacia la oscuridad emocional que les ha traído hasta aquí. Nudozurdo siguen siendo una rareza: Es poco frecuente que un grupo gestado en el underground trascienda el circuito puramente minoritario. Ellos no tienen reparos en admitir que quieren llegar más lejos. Pero sin perder su identidad.
La tarde empieza divertida entre listas del año y coñas -“¿para cuándo la de los músicos sobre las revistas nacionales?”-, pero termina sombría, cuando ya apagada la grabadora, charlamos sobre la preocupante ausencia de cultura musical en nuestro país, la asombrosa peregrinación a la tienda Primark de Gran Vía, la problemática de los festivales y, naturalmente, Trump y la dichosa política. Esas sombras, por cierto, se han colado en su disco, que presentan en abril en Barcelona y Madrid (el 20 de abril, en But). Aunque la portada inmaculada sugiere la fusión de todos los colores de una banda que se muestra ambiciosa y enseña todas sus armas. Un balance en forma de disco.
Habéis cambiado de sello, entre otras cosas. ¿Este disco es algo así como un borrón y cuenta nueva?
Leo: No, ha sido más bien una progresión natural. Terminábamos contrato con Everlasting, y Last Tour nos dijeron que querían llevarnos. Después, se fusionaron con Mushroom Pillow, así que lo lógico era llegar al sello. Pero sí, decidimos que teníamos que hacer otra cosa. Habíamos tocado techo con Everlasting y aunque teníamos muy buena relación, necesitábamos dar un paso adelante.
¿Este nuevo enfoque tiene que ver con el hecho de haber grabado con productor, por primera vez, y en Barcelona?
Meta: No, fue una decisión totalmente nuestra. Nos apetecía trabajar con un productor y apareció la figura de Ricky Falkner, que además era compañero de Ricky (Lavado) en Standstill y pasó la criba (risas). Él trabaja mucho con Blind Records, así que lo de ir a Barcelona fue natural. No tiene nada que ver con el sello.
Leo: Además, sabíamos que Ricky (Falkner) iba a entender lo que hacemos. Nunca habíamos tenido productor porque nos daba un poco de respeto ponernos a trabajar con alguien que a lo peor no nos entendía. Intuíamos que con él podía funcionar.
“´Voyeur Amateur´ es como un resumen de todos nuestros discos”
Hablaba de “borrón y cuenta nueva” porque llama la atención esa portada tan blanca y minimalista…
Meta: Esta vez no teníamos muy claro qué hacer y se nos ocurrió un rollo muy limpio. Puede ser que haya algo de lo que dices, no lo habíamos pensado. Siempre nos había atraído la idea de hacer algo en blanco, muy sencillo, sin mucho dibujo ni artificio.
Grabar fuera de Madrid, ¿en qué os ha influido? Hay grupos que en un momento dado deciden irse fuera de su entorno un poco para salir de la zona de confort. ¿Fue vuestro caso?
Leo: Creo que es más importante la persona que graba, mezcla y produce que la ciudad donde está el estudio. Llevamos a Barcelona unas maquetas muy trabajadas. Tampoco había mucho margen. En ese sentido, no ha sido un disco abierto a completar en el estudio, estaba bastante trabajado. La persona que ha sido realmente importante a la hora de ordenarlo todo en la mezcla ha sido Santos (ingeniero y productor de Blind). Lo ha ordenado todo y le ha dado un sonido.
Ricky: En realidad, que sea una ciudad u otra da igual. Ha sido más importante el hecho de salir de Madrid. La convivencia durante la grabación afecta a todo el proceso, imagino. No plegar y desconectar e irte a casa, sino estar conviviendo todo el tiempo.
Meta: La verdad es que ha sido toda una experiencia. En un principio nos planteamos incluso grabar en La Casamurada, que es una masía en Tarragona (con un estudio residencial). Siempre que hemos grabado un disco ha sido: Levantarte por la mañana, ir a grabar, volver a casa. Tienes esa dinámica de ir de casa al estudio y del estudio a casa y al final acumulas tus movidas de casa más las del estudio. En este caso, ha sido como dedicarnos íntegramente al disco.
¿Y cómo valoráis el trabajo con Ricky Falkner?
Meta: Ha sido bastante bueno. La experiencia ha sido enriquecedora. De lo que se trataba era de que él viera los temas desde fuera, que aportara ideas, y es lo que ha hecho.
Leo: Creo que ha sido bastante respetuoso con lo que se ha encontrado. Entendió que lo que tenía que hacer era pulir y sugerir cosas. Ha hecho algún arreglo de piano, pero su aportación ha sido como el barnizado final. Ha tenido importancia sobre todo en la estructura de las canciones. Nos ha ayudado a cortar y quitar cosas.
Aún así, hay canciones largas…de más de cinco minutos, e incluso una de nueve. Es un disco denso, como siempre en vuestro caso.
Ricky: No ha sido premeditado, en realidad. Las canciones han salido en gran medida del local, de tocar e improvisar. No hemos partido de fórmulas muy cerradas. El proceso de composición ha sido una cosa muy fresca, y ha salido así: Un disco denso y largo (risas).
Meta: De hecho, al grabar las maquetas en el local, mirabas y decías: Joder, ésta dura seis minutos. Pero no nos parecía una canción larga. Es un tema que lleva un desarrollo y te conduce ahí.
Hablando del local: ¿El hecho de que hayan pasado menos de dos años desde el anterior disco quiere decir que estáis en plena ebullición creativa? ¿O el cambio de sello os ha llevado a adelantar el disco?
Leo: Yo creo que han sido las dos cosas. Por un lado, queríamos avanzar con el sello y la nueva gente de management, sacar el disco y empezar a hacer cosas con ellos. Y por otro, nada más terminar “Rojo es peligro”, que hice más yo en casa, empezaron a salir todas estas canciones en el local. Es un disco más de local.
Meta: Sí. Fue ponernos a ensayar “Rojo es peligro” y empezar a salir cosas nuevas. O sea, que ha sido muy natural.
Leo: Quizá ha sido una reacción a aquel disco. Como que trabajas mucho en unas texturas y unos teclados, en una intensidad determinada, y de repente te aburres y necesitas llevarlo todo arriba otra vez. Te cansas de hacer lo mismo, y pruebas otra cosa. Casi no hay teclados ni sintetizadores. Han sido arreglos de final, en el estudio. Nos apetecía hacer un disco de rock, justo lo contrario de lo que acabábamos de hacer. Por lo menos, en mi caso.
Meta: Es que las canciones tampoco pedían muchos teclados. Se han metido los justos. No queríamos meter demasiados arreglos.
Cuando os ponéis con un disco nuevo, ¿partís de una idea determinada, o vais improvisando sobre la marcha?
Meta: No sé…tenemos una grabadora en el local con dos micros y le vamos dando (risas), y vamos acumulando ideas. Y descartando, claro. De hecho, se han quedado fuera cuatro temas.
Leo: No premeditamos esas cosas. Somos bastante impulsivos. Lo que va saliendo es cómo nos vamos sintiendo, y de hecho, en principio iba a tener diez o doce canciones muy cañeras. Al final, se ha ido equilibrando con otras que han ido saliendo, lo cual nos ha gustado. Pero la idea del principio era ésa: Mucha distorsión y suciedad.
Ricky: Se han quedado fuera muchas cosas. Ha habido criba. Teníamos mucho más material.
Meta: Ha sido algo en lo que ha ayudado mucho Ricky Falkner. A elegir las canciones. Porque cuando lo ves desde dentro, pierdes un poco la perspectiva de qué canciones funcionan y cuáles no. Para ti todas las canciones son de puta madre. Todas tienen algo que mola y necesitas esa figura que te diga: “Ese tema está bien, pero a lo mejor no encaja”.
¿Consideráis la canción que da título como el centro del álbum?
Ricky: ¿El centro? Para mí no, realmente. Se escogió esa canción como single y el título para el disco, pero para mí no es la pieza más importante o definitoria en torno a la cual gira todo. No. Podría ser cualquier otra canción.
Leo: Es un poco aleatorio, la verdad. Como te decía antes, no premeditamos estas cosas. Puedes buscar significados y a veces los encuentras, pero creo que lo que hemos buscado es equilibrar el disco.
Volviendo a lo que comentabas sobre la portada blanca, es verdad que hablamos que este disco es como un resumen de todos nuestros discos. Compositivo, y de sonido también quizá. Entonces, el blanco es como la suma de todos los colores. Cada canción tiene su tono, y me da la impresión de que al final es bastante variado. Cada tema tiene su película diferente. Está menos hilvanado que otros discos, en ese sentido. Pero a lo mejor es demasiado pronto para decirlo.
En cuanto al título, de nuevo recurrís a una asociación misteriosa de palabras...¿Se puede decir algo sobre él sin romper el misterio?
Leo: (risas). A mí, curiosamente, me sorprende que me digas esto. No me parece que sea tan misterioso. Otra gente me ha dicho: “Es muy vuestro rollo, provocativo, enigmático”…Pero no tiene un significado especial, aunque son dos palabras con las que me siento muy identificado. No hay una relación directa del título con la letra.
¿Tus letras son más viscerales o explícitas en este disco, o me lo ha parecido a mí?
Leo: ¿Tú lo crees? No me he parado a pensarlo, la verdad. No lo sé.
“Voyeur Amateur” es vuestro quinto trabajo de estudio. Tenéis ya toda una trayectoria, 16 años. ¿En qué momento os encontráis? ¿Estáis donde queréis estar?
Meta: Como banda estamos en un momento bueno. Aparte de que Ricky está con nosotros, hemos ganado en bastantes cosas: Sonamos mejor en directo, nos entendemos muy bien…Que hayan salido los temas tan rápidamente entre un disco y otro tiene que ver con haber empezado a ensayar con él en el local. Y los directos son cada vez mejores. Siempre nos gustaría dar un pasito más, claro. Un poco más de público...
Leo: Sí, este disco tiene un poco que ver con eso. Y la elección de los temas también. Estamos contentos, pero es verdad que como grupo necesitamos más. Son ya muchos discos y llevamos demasiado tiempo en ese lugar intermedio del underground, no consolidado del todo.
Pero me parece un disco con una complejidad oscura. No creo que sea especialmente accesible para mucha gente, teniendo en cuenta, además, el nivel que tenemos. Quiero decir que no habéis comprometido vuestra esencia, o la calidad.
Ricky: Es que si entras ahí, se pierde completamente el sentido. Desde luego, para escuchar este disco hay que poner interés.
Meta: Es oscuro, pero también hay destellos luminosos. “Bondage Belcanto”, por ejemplo. Hay una compensación entre luz y oscuridad. Es que nosotros somos un poco así (risas).
Leo: No sé si está reñida esa oscuridad con estar consolidados como grupo y tener bastante público. No me parece que esos dos conceptos tengan que estar enfrentados. Está claro que hacemos algo que es especial, pero en mi cabeza sí que he tenido presente con este disco ir hacia la gente, el público, también en términos de producción. Creo que es más abierta, menos para dentro. Suena un poco más.
Por eso habéis masterizado con Fred Kevorkian, ¿no?
Leo: Sí, hizo el de Acuario (disco en solitario de Leo). El anterior lo masterizó JJ Golden. Kevorkian es muy bueno y hace de todo. Desde Beyoncé a White Stripes. Más White Stripes, en realidad (risas).
O sea que buscabais un sonido más abierto y grande.
Leo: Sí. Por eso fuimos a Blind Records. Creo que allí hacen bien este tipo de discos.
Aún así, no es para los fans de OT.
Ricky: Eso está claro. Algún día cambiará la cosa, ¿no?
¿Sois optimistas o pesimistas respecto a cómo está la cosa, en cuanto al público y cómo se escucha hoy la música, y la relación de las personas con ella?
Meta: Depende del día.
Ricky: Yo no tengo ni idea, la verdad.
Meta: El otro día lo hablaba con un amigo: El problema es que la gente ahora ya no escucha discos, escucha listas de Spotify o canciones sueltas. Antes tenías un disco y lo machacabas. No sólo la gente que estaba metida en el mundo de la música: Cualquier persona se escuchaba el disco en el coche, en su casa…tenían menos discos. ¿Había menos grupos antes? No lo sé, porque empezabas a escarbar y descubrías muchos, en realidad.
Ricky: Otra cosa: Antes, la vida de los discos era mucho más larga. Yo sigo escuchando álbumes que escuchaba con diecisiete años. No sé si eso ocurre con las cosas actuales.
Leo: Siempre ha habido playlists, yo regalaba a mis colegas cintas con recopilaciones. El problema es que ahora sólo hay playlists. Es como si el concepto del álbum se estuviera perdiendo. No sé, el tema de Spotify a mí me pone un poco histérico, porque me parece guarreo mediático-musical. Lo que le llega de dinero al músico, además, es vergonzoso. En realidad, son las nuevas multinacionales. No puede ser. Spotify, Netflix…todo esto es así. La gente se cree que está siendo legal, y es legal, sí, pero con estas plataformas al creador lo estás empobreciendo al máximo. Toda la pasta se la queda Mr. Spotify. Lo que antes eran las multinacionales, ahora lo es Spotify. Cuando dicen: “No hay que descargarse”, es como: “Bueno. ¿A quién quieres hacer rico exactamente? Elige”. Este tipo de cosas que nos rodean todos los días también están en el disco. Hay como una reacción a todo esto con lo que convivimos cada día.
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