Su afabilidad, en parte impulsada por la tranquilidad que les da saberse como una de las bandas de rock alternativo más renombradas de la actualidad, es precisamente la clave para entender las libres directrices seguidas por el quinteto británico en “Dead Club City” (RCA/Sony, 23), su nuevo trabajo y la prueba definitiva de que sus miembros buscaban explorar nuevos horizontes sonoros, aunque para ello tuvieran que remar contra viento y marea. Sobre su copiosa cosecha de éxitos pretéritos y el impulso necesario para dar forma a su cuarto álbum de estudio hemos estado charlando con los citados miembros de Nothing But Thieves.
No hay más que echar un vistazo a vuestros números para quedarse atónito. ¿Hasta qué punto estos pueden ser una motivación o una condena?
Dom: Bueno, hablo por mí y no sé si por el resto también, pero desde luego cualquier tipo de presión que hayamos sentido como banda siempre ha venido impulsada por nuestro deseo de querer hacer algo que realmente amemos y que nos haga sentir orgullosos de nosotros mismos, más que por otros logros pasados que ya hayamos obtenido. El reconocimiento externo es fantástico, por supuesto, y creo que con el tiempo hemos aprendido a quedarnos con la parte positiva de ello, en lugar de dejar que éste cuestione o dirija aquello nuevo que hacemos.
Conor: También es verdad que todavía no la hemos cagado demasiado con ninguno de nuestros álbumes y podemos sentir cierta tranquilidad a la hora de seguir avanzando. En el momento en el que metamos la pata de verdad, quizás nuestra perspectiva con respecto al éxito y la presión cambie. Bueno, ahora que lo pienso, la gente todavía no ha escuchado este disco, así que… [risas].
"Tenemos como la norma no-escrita de que cualquier canción que compongamos debe convencernos a los tres por igual para terminar figurando en el álbum"
¿Hay cierto miedo a la recepción del LP?
Conor: Tan solo bromeaba. Si de algo nos ha servido el éxito y el reconocimiento es precisamente para saber que nuestros seguidores esperan de nosotros que nos salgamos de lo habitual y les ofrezcamos algo completamente sorpresivo. Con cada álbum nos hemos ido sintiendo cada vez más cómodos, hemos explorado nuevas maneras de escribir y componer, hemos jugado con géneros diferentes, y se podría decir que apostar por fórmulas inesperadas es ya nuestra marca personal.
Lo cierto es que las expectativas están por las nubes, pues solo con el éxito de “Welcome To The DCC” y “Overcome” la gente parece muy satisfecha.
Joe: Muchas gracias. La verdad es que estamos muy complacidos con la acogida de estos dos primeros temas y desde luego nos ha servido para tener más confianza en nosotros mismos a la hora de lanzar el disco completo. Nos encantaría saber qué hacemos exactamente bien para poder repetirlo una y otra vez y tener siempre garantizado el éxito, pero por desgracia la cosa no funciona así.
Conor: A decir verdad sí tenemos una fórmula a seguir, y es nuestro firme compromiso por no querer repetir una misma canción dos veces. Cuando nos sentamos a escribir, miramos cada canción de forma única y aislada con respecto al resto de cortes del disco, a fin de insuflarle a cada una de éstas el grado de autenticidad, identidad y excepcionalidad que se merecen, dentro de nuestras capacidades creativas. No sé si será la mejor de las fórmulas, pero es la nuestra y nos funciona.
Joe: También tenemos como la norma no-escrita de que cualquier canción que compongamos debe convencernos a los tres por igual para terminar figurando en el álbum. Nunca damos por sentado que la primera idea sea necesariamente la buena, sino que cuestionamos mucho cada una de nuestras propuestas, con el objeto de mejorar y no caer en el conformismo fácil. De hecho, las dos canciones que citas y que son ahora los singles principales del álbum se compusieron como hace dos años, y en este tiempo han sufrido varios cambios. Originalmente tenían una estructura algo diferente, hasta que terminamos llevándolas a un terreno que nos convenciera formalmente a todos.
Aunque ello suponga ponerse en contra a la parte más purista de vuestro fandom.
Conor: Ha habido de todo. Reacciones muy positivas, como citabas, pero también algún que otro detractor con la mente cerrada que no entiende los posibles giros profesionales que una banda pueda dar. Nunca se puede estar a gusto de todos.
Dom: Lo cierto es que desde que comenzamos en esto hemos tenido muy buena suerte con nuestra base de seguidores, pues en su gran mayoría siempre han comprendido y aceptado nuestros deseos por no hacer rock alternativo convencional y querer salirnos un poco de los clichés habituales del género. Estamos hablando de un entorno en el que las apuestas y el riesgo se pagan caros, pues en seguida te consideran un vendido o dejan de escucharte por haber empezado a introducir un determinado cuerpo de instrumentos en tus canciones. Así que, teniendo en cuenta lo mucho que a nosotros nos gusta el hecho de no ponernos límites, se podría decir que ha sido muy beneficioso contar con el apoyo de unos seguidores tan abiertos. De otra forma, nos habría sido imposible hacer el tipo de música que queríamos.
Tampoco es algo nuevo del todo en vuestra discografía, ¿verdad?
Joe: Para nada, de hecho si escuchas nuestro primer álbum verás que en él ya metíamos mogollón de influencias de lo más variadas. Desde pop de los dosmiles hasta rock ochentero.
Dom: Un puto caos, vamos [risas].
Conor: Acabó siendo un poco el fruto de varios accidentes, sí. Pero ya incluso entonces sentíamos que la fluidez entre géneros y el hecho de probar cosas nuevas sin atarnos a una etiqueta como tal era nuestra seña de identidad. Tampoco era algo que hacíamos con conocimiento de causa, como ya te digo. Simplemente nos dejábamos llevar y hacíamos inconscientemente aquello que el cuerpo nos pedía.
Me consta que el responsable de poner orden en este diverso surtido de géneros ha sido el propio Dom, quien ha sido el encargado en la producción del álbum.
Dom: La verdad es que ha sido todo un privilegio tener dicha responsabilidad y saber que los chicos confiaban en mí para darle al disco el toque final. Teniendo en cuenta lo competitivo que se siente este sector, con tantísimas bandas sacando a flote sus mejores cartas con el fin de prevalecer y sobrevivir, para mí es como el mejor de los cumplidos tener en mi mano el sonido de una banda como ésta. Aunque siendo sinceros… [risas].
Conor: Oh, aquí viene…
Dom: Bueno, digamos que mis ideas siempre son algo diferentes de las que ellos tienen.
Conor: Nah, tan solo un poco.
Dom: Un poquito nada más, sí [risas]. Me gusta pensar que percibo la música de una forma diferente, eso es todo. También es cierto que soy muy “workaholic”, y no desconecto en ningún momento. Siempre estoy tratando de idear formas nuevas con las que darle la vuelta a sus propuestas. Simplemente adoro el rol de productor. Si no formara parte de la banda y de repente alguien me viniera con unas demos firmadas por artistas con tanto talento como ellos, sencillamente creería que mi trabajo es un sueño.
"Cuando estás trabajando con canciones tan diversas es importante que haya un corte común que las unifique. Un estilo propio. Y Dom lo tiene"
Habría estado feo no contar con Dom después de esto, ¿no?
Joe: Para ser honestos, no se trata tanto de un tema de fidelidad como si de haber comenzado a apreciar lo que Dom era capaz de hacer, gracias a sus respectivas aportaciones en álbumes pasados, como “Broken Machine” o “Moral Panic”. Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que nuestras demos se acababan convirtiendo en auténticos bombazos tan pronto como entraban en el estudio, y cuando comenzamos a componer “Dead Club City” nuestra intención, además de experimentar con el sonido, era también la de querer guardar cierta cohesión con respecto al progreso que ya habíamos alcanzado en nuestros anteriores trabajos.
Conor: Sí, tenía todo el sentido del mundo contar con Dom en la producción, a fin de lograr esa unidad entre géneros de la que hablábamos antes. Cuando estás trabajando con canciones tan diversas es importante que haya un corte común que las unifique. Un estilo propio. Y Dom lo tiene. Te puede gustar más o menos, pero lo tiene [risas]. La verdad es que esa identidad propia es algo de lo que nunca antes habíamos sido conscientes hasta que nuestros seguidores, que son quienes disfrutan realmente de los matices y detalles de nuestra música, nos lo empezaron a hacer saber. Nos hace muy felices saber que tenemos un estilo propio, especialmente a sabiendas de lo difícil que es para una banda lograr algo así.
Si me lo permites, en lo que respecta a esto creo que algo de culpa también es tuya, Conor. Pues no es ninguna sorpresa que tu voz se ha convertido en una marca propia de la banda.
Conor. Bueno, gracias. Lo cierto es que es un tema que me ha obsesionado durante mucho tiempo. Desde que era niño, siempre he sido muy competitivo y he tratado de hacer las cosas de la mejor de las maneras. Comencé a darme cuenta de que quería cantar sobre todo aquello que me rodeaba desde muy temprana edad, e incluso a través de métodos que aún no conocía. Para ello me forzaba a aprender y a enseñarle a mi propio cuerpo la mejor forma de llegar a esas notas, explorando los recovecos de mis capacidades y llevándolas al límite. Estaba obsesionado, y con este disco creo que me he dado cuenta de que aún sigo estándolo [risas]. Como comentábamos antes, “Dead Club City” ha supuesto para mí la oportunidad de volver a mis influencias primigenias e introducir éstas por vez primera en Nothing But Thieves. Ha sido muy divertido dejarme llevar por esta particular mezcla de géneros y lograr que la banda se abra a otros estilos, como el soul o el RnB, y a referentes tan inmortales como Nina Simone. Si había un momento para empezar a ser nosotros mismos, definitivamente era con este disco.
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