La sombra de la repetición siempre está presente en los entresijos de un grupo, y no debe ser fácil esquivarla. Manuel Cabezalí lleva más de diez años al frente de Havalina (cuatro con la formación actual) y ha pasado por el trance de sortearla unas cuantas veces. “Tengo la sensación de que de aquí a un tiempo nos va a llevar algo de trabajo no quedarnos estancados. Hemos pasado por muchas fases; antes éramos un grupo más pop y cantábamos en inglés, ahora somos más rock y cantamos en castellano. Cada vez cuesta más reinventarse, y me preocupa más que no crecer a nivel de público. Hemos tardado seis discos en llegar hasta aquí, pero nunca sabes si es lo definitivo”.
De nuevo bajo etiqueta Origami, “h” supone profundizar en la apisonadora emocional que suele ser cada nuevo trabajo de los madrileños, aunque en esta ocasión el tormento de “Las hojas secas” ha dado paso a una sugerente placidez incómoda fruto de un momento personal mucho más apacible. “Si las canciones son más tranquilas, nosotros hacemos más ruido. Afortunadamente, es un disco más relajado, pero los directos son más intensos porque los temas tienen un tempo mayor y algunos tienen un ritmo que es casi bailable. Es menos atormentado y creo que tiene un mensaje más positivo, la energía está en cómo lo tocamos”. En la búsqueda de esa continua vuelta de tuerca que les haga sentirse vivos, se han permitido no censurar algunas canciones más cortas de lo habitual e incluso se plantean la posibilidad de realizar una gira en acústico en algún momento.
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