Blablabla ya se configura como vuestro último larga duración. ¿Qué se ha encontrado Prozak Soup desde su despegue en 2014?
Hemos encontrado la música que queríamos hacer y también una forma de vida que está muy guay, pero que a veces cuesta de mantener. Suena un poco a topicazo, pero es verdad… Cuando empezamos teníamos muchas ideas pero no sabíamos muy bien cómo materializarlas. Estos cinco años nos los hemos pasado delante de las varillas de los sintetizadores puliendo nuestro potaje sonoro y al mismo tiempo probando diferentes ingredientes.
No es la primera vez que utilizáis una onomatopeya para dar título a un disco. También apelabais claramente al oyente con Imbécil (2014). ¿Es una forma de ser más directos?
Nos gustan bastante los conceptos potentes y al mismo tiempo camaleónicos. Nos obsesiona nuestro estilo literario y es verdad que ha ido mutando, pero se mantiene el estilo agridulce, caliente y crudo desde el principio. Con Blablabla queríamos lanzar la idea de que en nuestros días se habla mucho pero se comunica poco. Todo el día el blablablá por el teléfono, por los chats, en la TV, en los anuncios… Como que todo viene a decir lo mismo, el contenido de nuestra época nos parece clónico.
En vuestro último trabajo queda patente un cambio de dirección a la que os dirigís como agrupación. Blablabla reduce su dosis de rock y voces guturales para dar mayor peso a una electrónica más que potente. ¿Cómo ha surgido este cambio? ¿Ha sido resultado de algo deliberado?
Hay dos razones posibles: la primera es que nos hemos vendido; y la segunda es que es algo inconsciente. Nosotros cuando empezamos a pensar en un tema nunca preconcebimos los instrumentos ni los sonidos, nos dejamos llevar y va cogiendo forma durante el proceso. Encima nosotros nos aburrimos muy pronto de todo, siempre estamos probando cosas nuevas y abandonando las viejas. En este disco es verdad que nos hemos centrado mucho en la electrónica y en la voz.
¿Cómo ha sido el proceso compositivo de vuestro álbum?
Es un proceso muy de laboratorio. Las canciones, o mejor, las ideas de las canciones y todas las letras se las saca Joan Palomares y después los demás vamos aportando o recortando. Johnny por ejemplo está muy al mando de cómo ha de sonar la electrónica y Marcos suele revisar los ritmos. Nuestra forma de componer es muy digital, porque nunca componemos juntos, todas las ideas van por internet de un lado a otro. De hecho no ensayamos nada nuevo hasta que no está el disco camino hacia la fábrica.
"No estamos cómodos con ninguna casilla a no ser que nos la hayamos inventado nosotros mismos como estas que nombras: milenialcore, electroanime y psicomáquina"
Respecto al trabajo de preproducción y producción. ¿Cómo se ha desarrollado?
Para nosotros no existen estas fases, saltamos de una fase a la otra cuando nos da la gana. Por ejemplo, el día de antes de enviar el disco a fábrica (con el master general ya hecho), se nos ocurrió cambiar las líneas de voz de dos canciones enteras y también regrabamos otro ritmo porque nos apetecía. Esto lo podemos hacer porque nuestro proceso es muy, muy dinámico. Además, esto es posible porque toda la creación es digital, artificial a más no poder y virtual. Flipamos en 3D cuando oímos a un grupo que nos cuenta que están grabando las guías porque están componiendo las canciones en el local.
Las letras fluctúan entre tópicos ya recurrentes en vuestros discos tales como la superficialidad o el hedonismo en redes sociales. ¿Creéis que son cuestiones denominador común entre los jóvenes de hoy en día?
Sí, somos una generación que vive ya inmersa en las tecnologías digitales y en cierta medida eso nos está cambiando. La verdad es que nos gusta dibujar este paisaje social, bien porque nos hace curiosidad o bien porque nos cabrea, según qué aspectos sean.
También cantáis sobre sentirse perdido y estar constantemente en guerra con uno mismo en temas como “Jo què sé”, “Les onze i cinquanta nou” o “TKM cari”. ¿Dudar de uno mismo es un acto de irreverencia ante el conformismo generalizado?
La verdad es que en estas letras hay mucha introspección a pesar de que son historias en tercera persona. La mente es un laberinto difícil y en un mundo tan cambiante y efervescente como es el nuestro muchas veces nos transformamos en desconocidos incluso para nosotros mismos. Nos cuestionamos todo, y vivimos la guerra entre quienes somos y quienes queríamos ser. Estas contradicciones son motor de muchas de las emociones que hay entre los acordes del disco.
¿Cómo definiríais la lírica de Blablabla?
Intensa, reflexiva, ambigua, directa, nostálgica…
Desde vuestros inicios actualizáis y reivindicáis el sonido bakalao valenciano, la psicomáquina y el milenialcore, una variopinta fusión de géneros compacta que ha marcado vuestra personalidad. ¿Pensáis que encasillarse es un error en los tiempos que corren?
La verdad es que no estamos cómodos con ninguna casilla a no ser que nos la hayamos inventado nosotros mismos como estas que nombras: milenialcore, electroanime y psicomáquina.
El disco cuenta con alguna colaboración como la de Laura Rambla en “Tots els colors de la melangia”. ¿Cómo surgió?
Hacía tiempo que la conocíamos y la verdad es que teníamos en mente hacer algo a medias. Le pasamos la base y empezamos a probar con su voz, fue muy divertido y nos encantó cómo quedó el experimento.
Es la primera vez que editáis con Halley Supernova. ¿Qué os ha aportado?
La verdad es que estamos muy cómodos porque ha surgido mucho feeling artístico desde el minuto cero y eso para nosotros es fundamental.
Habéis resultado ganadores de la categoría Mejor Videoclip por “Come On” en los Premis Ovidi 2019, no es la primera ocasión que aparecéis en las nominaciones. ¿Cómo os sentís?
Ha sido una noticia inmensa, sobre todo porque nuestro vídeo fue censurado por las principales plataformas. Al poco tiempo de ser lanzado empezamos a recibir correos de que el contenido podía herir sensibilidades, que si nosequintos y nosecuantos… en fin, que nos bloquearon el lanzamiento y el hecho de haber recibido el premio ha sido una sorpresa alucinante.
Ya disteis el pistoletazo de salida a la gira con vuestro concierto en el Festardor. ¿Habéis efectuado algún cambio a la hora de defender vuestro nuevo directo? ¿Cómo os está recibiendo el público?
El concierto de presentación fue una locura, nos quedamos a cuadros con la respuesta del público. Para esta ocasión preparamos una puesta en escena muy robótica y también un sonido más limpio y milimétrico, y la verdad es que salió todo cinco estrellas. Para nosotros será una noche para siempre.
¿Qué citas con los escenarios tiene Prozak Soup próximamente?
Muy pronto en nuestras redes publicaremos nuestro calendario de gira.
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