Norte y sur

El pop y la electrónica se funden con frescura, vitalidad y chispa en el segundo larga duración de Montevideo, la banda hispano-argentina, formada por Damiana, Elena y Manu. “Cuando miramos al sur” (Jabalina) se grabó en diciembre en el estudio de Arturo Barquero, en Abrigueiro (Lugo).

Sus anteriores trabajos son “Él y ella” (mini, 05) y “Transoceánico” (06), ambos con Jabalina, en los que ya apuntaban maneras. El tiempo les ha cambiado y su bagaje por los escenarios ha operado un cambio esencial en su forma de entender la música. “Ahora vamos mucho más al grano, tanto en la música como en las letras, pero no solo nos hemos quedado ahí sino que además hemos llevado esa manera de hacer las cosas tanto al estudio como a los directos, ahora preferimos hacer las cosas sin preocuparnos mucho de los resultados disfrutándolas”. 

Melódicos y bailables, según el tema, no pierden la perspectiva a lo largo del trabajo, “Cuando miramos al sur” está inspirado y cimentado sobre varios conceptos, su mirada al sur es singular y atrevida, personal y sin ningún tipo de prejuicio. “Descubres su simbología, además de observar que es diferente según quien sea la persona que mire al sur. El norte siempre mira al sur, unos con recelo, otros con envidia”. Su imaginario del sur “lo inspira una imagen que todos tenemos en la cabeza asociada a la palabra sur, una imagen con muchísima luz”. Durante este tiempo -llevan juntos desde 2002-, han aprendido y madurado. “Con la gira de ‘Transoceánico’ no solo descubrimos la electricidad y la fuerza que traía la guitarra eléctrica consiguiendo que las canciones fuesen mucho más orgánicas sino algo igual de importante: lograr un vínculo que hace que exista magia y complicidad con el público, poder transmitirles nuestra ilusión y entusiasmo, en definitiva, que disfruten”. En ese momento se encuentra ahora Montevideo, en el de agarrar fuerte a su público y el de reclutar a fans nuevos, de aquí y Argentina, ya que conviven dos culturas que “tampoco son tan distintas, es más tenemos muchísimas conexiones culturales e incluso familiares. Es cierto que el idioma es un vínculo enorme pero la historia que han compartido los dos países y sus gentes es el mayor valor”.