Lo que el viento nos traerá
EntrevistasNoir Desir

Lo que el viento nos traerá

Redacción — 07-05-2003
Fotografía — Archivo

Noir Desir es una de las bandas más emblemáticas del país francófono. Era 1980 cuando Bertrand Cantat, procedente de Normandía, se encontró en un colegio de Burdeos con los que serían sus compañeros de aventuras, tenía dieciséis años y esas ganas incontenibles de formar una banda de rock.

Él se encargaría de las voces y las letras, Serge Teyssot-Gay de las guitarras, Denis Barthe de la batería y Fréderic Vidalenc del bajo. Ahora tras más de veinte años, siete discos en estudio, un doble directo, un recopilatorio, aventuras en solitario, cambio de bajista (Jean-Paul Roy) y años sabáticos para desconectarse, Noir Desir están más de actualidad que nunca.

"Nos gusta encontrar a alguien que canta aquello que no nos atrevemos a decir"

Hoy mismo vemos a muchos grupos ingleses que intentan mirarse en un espejo que muestra la cara de Jeff Buckley, quizá sin saber que él miraba hacia los chanteurs franceses, los mismos que influyeron en Noir Desir cuando nacieron. Esto contribuyó a su desarraigo de los clichés musicales anglosajones en aras de una propuesta propia repleta de poesía y contenido político. Si a eso le añadimos su rechazo a aparecer en la televisión, la concesión mínima de entrevistas o su campaña publica y abierta en contra de la derecha francesa y la consabida globalización, obtendremos una pequeña idea de esta singular banda.

Para completarla nada mejor que oír su última obra, "Des Visages Des Figures", aparecida aquí hace pocos meses, y en Francia el 11 de septiembre de 2001 (¡menudo acierto a la hora de elegir fecha!). Cinco años le separan de su anterior disco en estudio, pero la larga espera tuvo un resultado apabullante: ¡más de un millón de discos vendidos! Y eso en plena crisis de la industria musical. Doce temas en los que la producción vigorosa y cuidada al detalle de Nick Sansano (Sonic Youth, Public Enemy) potencia ese savoir faire de Noir Desir, que lo mismo te hace disfrutar de la sencillez de "Le Vent Nous Portera", en la que suena la guitarra de Manu Chao, que con la infernal "L´Europe", con más de ¡veintitrés minutos! de epopeya sonora, o musicando y cantando desgarradamente un poema de Léo Ferre. Sin duda son una de las bandas que más claro tiene la máxima de no estancarse. "Cuando nos planteamos hacer un disco nuevo, no tratamos de hacer uno más simplemente, intentamos que resulte novedoso para nosotros y nos encanta correr riesgos. Recuerdo que nos metimos en un estudio lleno de instrumentos y cada uno probaba tocando de todo y cuando algo surgía lo trabajábamos a fondo, esto nos permitía verlo desde un punto de vista diferente". Son palabras de Denis, quien atendió nuestra llamada y, entre otras cosas, nos habló del estado emocional de la banda, más tranquila y serena pero sin perder vigor. Un ejemplo de esa fragilidad tensa son los arreglos de cuerda que han introducido en algunas de sus canciones y que encajan a la perfección con la voz sugerente e impactante de Bertrant. "Era la primera vez que utilizábamos un cuarteto de cuerda y fue una gozada. No estábamos seguros de que los temas funcionaran así, pero como contamos con músicos expertos el resultado fue genial".

Era inevitable que teniéndolo a mano le preguntáramos el porqué de esa locura musical de larga duración, en la que, además, aparece la carismática Brigitte Fontaine cantando-narrando y donde el arrollador saxo de Akosh Szelevényi, un apreciado amigo y colaborador de la banda, nos recuerda los mejores tiempos de Van Der Graaf. "Esta canción simboliza un estado de ánimo. Habla de cómo sentimos y amamos la vieja Europa. Está llena de valores humanos y morales que tienen un reflejo artístico, literario, en la pintura, la danza... hablamos de esa Europa, no de la mercantil. Su belleza reside en su amplitud de ideas, en su grandeza humana. Es de los lugares donde más se respetan los derechos humanos, sobre todo si lo comparamos con Estados Unidos o con América latina. Aún es un rincón de tierra de asilo y cultura y no nos gustaría que se convirtiera en un espacio salvaje. Si abrimos las fronteras sólo por razones comerciales y no humanas la cosa no funcionará. Esta canción es una carta a Europa como si se tratara de una mujer anciana, pero aún hermosa, y hablamos de su pasada belleza, pero también de la futura, si es que está dispuesta a conservarla".

Buen discurso, como lo fue también el que Bertrand dio en los Victoires de la Musique (premios de la música francesa) al recoger uno de sus premios y que de forma, no precisamente suave, lanzó en contra del presidente de su propia compañía. Y es los músicos tienen un arma en sus canciones, sólo es cuestión personal utilizarla. "El músico tiene un medio ideal para traspasar sus ideas. Todos recordamos un estribillo, la letra de una canción con la cual te identificas. Si no fuera porque van acompañadas de música las olvidaríamos rápidamente. Nos gusta encontrar a alguien que canta aquello que no nos atrevemos a decir. Los músicos tenemos la facultad de poder hablar de cosas intimas o graves, pero nunca es desagradable, siempre queda una sensación placentera si te llega a través de la música".

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