“No, la verdad es que no tenemos ni idea de hacia dónde nos estamos dirigiendo, aunque creemos que vamos hacia algún sitio”. Así se sincera Chris Keating, vocalista y teclista de una de las bandas de pop más difíciles de encasillar de la actualidad. Lo que empezó como un poco de psicodelia con influencias evidentes de la música de Oriente Medio en “All Hour Cymbals”, devino en una combinación de new age con melodías pegadizas que denominaron “pop ambiental” en “Odd Blood”. Para “Fragrant World” el concepto es totalmente distinto. Ahora, el grupo habla de una suerte de soul y R&B ralentizado con un toque algo oscuro y paranoico. ¿El secreto tras estos vaivenes? “Pienso que la forma por la cual escuchamos música en la actualidad es bastante esquizofrénica. Dance, hip hop, música clásica… todo eso suena en tu iPod sin ninguna distinción, así que la gente puede pasar de David Bowie a The Clash o The Beatles y que le afecte a su forma de componer”. No en vano, el grupo ha declarado recientemente que para este disco han intentado capturar lo que es vivir en un mundo tan demente y acelerado como el actual. Pero… ¿qué es lo que han estado escuchando últimamente entonces? “Todo tipo de cosas… James Blake, Purity Ring, Thee Satisfaction, aunque también hemos escuchado bastante la trilogía de Berlín, que nos ha servido de referencia”.
La mención a la obra de Bowie no es baladí. Como el londinense, los de Brooklyn también están intentando hacer cosas nuevas con cada disco que sacan y reinventarse una y otra vez sin salir de los filones pop que caracterizan sus temas. Los caminos no parecen agotarse para Chris, que cree firmemente en que todavía hay mucho por explorar en la música popular. “Sí, siempre hay formas de experimentar e ir más allá, por eso nos decepciona mucha música que suena en la radio, porque es muy conservadora, aunque de vez en cuando también suenan cosas interesantes y que nos llaman la atención”. “Fragrant World” tiene un componente más electrónico que sus otros discos, y no dudan en reconocerlo. “La verdad es que últimamente hemos escuchado bastante electrónica. Si quieres oír los sonidos más interesantes y vanguardistas tienes que empezar a prestarle atención a los productores de música electrónica ya que son los que están ahora mismo en la vanguardia”. El disco, que empezó a grabarse en septiembre del año pasado en Nueva York y terminó mezclándose en febrero en Londres, degluta el pop mainstream (no se le caen los anillos al hablar de Aaliyah como referente) y lo transforma en un producto complejo, lleno de detalles y teclados con cierto aire retro que tienden puentes hacia estilos pasados. Prueba de ello son los dos singles ya lanzados, “Henrietta” y “Longevity”, que combinan la psicodelia y el dub con bases rítmicas propias de la música de baile. El efecto total es un cuadro bastante alucinado del que salieron dos videoclips (o “viñetas”, como el grupo ha denominado acertadamente) dirigidos por el artista japonés Yoshi Sodeoka para, según ellos, tener drogas bien a mano. Sin embargo, Chris no se considera un especial defensor de las drogas o al menos “no más que del alcohol. Quiero decir, los bares, salas y clubes donde tocamos cada noche hacen dinero vendiendo alcohol y realmente yo los pongo más o menos al mismo nivel, ya que tanto las drogas como la bebida pueden ser malas para tu organismo, pero también bastante divertidas al mismo tiempo”. ¿Que una de esas salas de las que habla sea española? Eso es, precisamente, lo que están deseando. “Las veces que hemos estado en España hemos notado que la calidad de vida es muy buena. Tocamos un concierto muy divertido en Razzmatazz y Ira [el bajista del grupo] tuvo una novia española durante un tiempo. Nos gustaría visitar España con mayor detenimiento y hacer una gira más larga por el país”. Y nosotros que lo veamos, Chris.
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