Alt-J no necesitan a Miley Cyrus para llamar la atención, ni para colgar el cartel de entradas agotadas desde que presentaran su debut “An Awesome Wave” en 2012, un disco que les ha brindado éxitos y premios, entre ellos el prestigioso Mercury Prize. Lo de su affair musical con la reina de la controversia se trata más bien de lo contrario. “Me pidieron que hiciera el remix del tema de Miley Cyrus ‘4x4’, al mismo tiempo que componíamos ‘Hunger Of The Pine’ y me di cuenta de que una de las frases encajaba perfectamente con la canción. Empecé a jugar con el sampler y se la enseñé al resto del grupo y les encantó. Ante todo Miley tiene un voz espectacular y a ella le pareció genial que metiéramos la frase 'I’m a female rebel'. Eso sí, teníamos dudas sobre si la gente creería que tirábamos de Miley para ser más famosos, o al contrario, nos criticarían por trabajar con una artista mainstream. Pero al final nos dio igual lo que dijeran. ¡'Hunger Of The Pine' suena genial y es lo que importa!”, asegura Thom Green, batería de Alt-J, quien por cierto no entiende por qué la gente es tan dura con ella, ni por qué ciertos sectores de la prensa se han afanado en tildar a su grupo de “aburridos” y “metódicos”. “No somos aburridos, estamos concentrados. No puedes volverte loco y hacer crowdsurfing o ponerte a dar saltos con el tipo de música que hacemos. Sonar bien requiere de mucha concentración: son canciones con muchas capas, sintes y samplers que lanzar, instrumentos que tocar... La gente ahora ya sabe qué esperar de nuestros directos”. ¿Qué pasaría si empezaran a comportarse como estrellas de rock? O perdieran ese sonido tan característico... “¿Por qué te critican por ser normal? Mola tener un punto destroyer, pero ¿quieres que la gente te conozca por liarla y ser un cliché, en vez de por la música que haces?”, se pregunta Green.
Alt-J han conseguido el éxito sin la fama: caras que ocupan un segundo plano tras la música, lo que de verdad importa. Quizá por ello la marcha de su bajista y líder, Gwil Sainsbury, haya sido menos traumática de lo que cabría esperar. “Quería marcharse desde hacía un tiempo, no nos cogió por sorpresa, ni tampoco tuvimos un proceso de 'duelo', porque ha sido honesto y seguimos siendo amigos”. Cierto es que les puso en un lugar más comprometido, llegando incluso a plantearse si continuar con la grabación del segundo disco. “Al final ha sido para bien, porque nos ha obligado a espabilarnos en el estudio”, confiesa tranquilo Green. Convertidos ya en un triángulo de tres lados, Alt-J afronta la presentación de “This Is All Yours” el próximo 22 de septiembre. “Cuando estaba en Bellas Artes pinté un cuadró titulado 'This Is All Yours'. Era todo negro con partes brillantes que sobresalían. Y me acordé de ello y de cómo a veces nos olvidamos de que las mejores cosas en esta vida no se pagan”, asegura el batería en tono reflexivo. “La vida es un regalo: hacer lo que nos gusta, vivir de la música. Estamos muy agradecidos y queríamos que este también fuera un regalo para todos los fans: this is all yours!”, concluye.
Trece canciones –¿algún supersticioso?- elaboradas casi de manera artesanal a base de capas y capas de sintetizadores, guitarras, voces y samplers. Complejidad camuflada por una límpida producción de la que se desprende una actitud mucho más introspectiva. Son en su mayoría medios tiempos salvo excepciones como la inusual “Left Hand Free” o la hipnótica “Hunger Of The Pine”. Trece cortes entre los que encontramos canciones mayúsculas como “Intro” o sorpresas como la colaboración de Conor Oberst y Marika Hackman en “Warm Foothills”. Hay lugar también para juegos líricos en temas como “Bloodflood part II”, con referencias a canciones del debut como “Flitzpleasure” y “Bloodflood”. Seguro que más de uno reconocerá frases que se nos engancharon hasta la saciedad, ralentizadas pero aún identificables. “Queríamos hacer un guiño a 'An Awesome Wave' , que para nosotros es lo más importante que nos ha pasado en la vida”, explica Thom. “Nos encanta el disco, es de dónde venimos, así que pensamos en incluir este pequeño juego. Además, 'Bloodflood part II' la teníamos medio escrita para el debut, pero se quedó fuera y le acabamos de dar forma porque nos gustaba”.
No hay concepto como tal tras “This Is All Yours”, salvo por las canciones “Arrival In Nara”, “Nara” y la última, “Leaving Nara”. Se trata de una ciudad japonesa que otrora fuera la capital medieval nipona. Una ciudad –y un país en general- en el cual convive la tradición más arraigada, los templos y los valores antiguos, junto a un desarrollo vertiginoso de la tecnología y la pasión por los mundos de ficción. Una dualidad que podríamos aplicar a Alt-J, con su propuesta nu-folk, escurridiza ante cualquier etiqueta. A Thom le sorprendre la analogía. “Joe (Newman) es quien escribe todas las letras, la verdad es que nunca había pensado en 'Nara' así. Es más sobre dar gracias por poder hacer lo que amamos, dudo que tenga que ver con la ciudad como tal” y añade: “nuestra música es compleja y no hay una manera de entenderla, ni queremos decirle al público lo que debe significar. Así que una vez la escuchan, les pertenece y pueden hacer sus interpretaciones”. Conscientes cada vez más de la cantidad de fans y prensa pendientes de saber cómo sonará su segundo disco, Alt-J reconocen estar relativamente tranquilos. “Parece que hace años que terminamos de grabarlo y la espera resulta un poco molesta. Publicamos dos singles y el feedback del público ha sido genial. Estábamos nerviosos porque suenan diferente y no sabíamos si lo iban a entender”. ¿Y ahora qué? “Estamos más ilusionados que aterrorizados y no podemos hacer mucho más que esperar”, cuenta entre risas.
Se pasan los días en el local de ensayo, preparando las nuevas canciones entre cajas, cables, instrumentos y ordenadores. “El directo será más complejo que el del primero, pero también sabemos más. Tenemos muchas ganas de empezar la gira, porque será mucho más cómodo, llevamos a más gente en el tour, tenemos más espacio para cada uno de nosotros y así seguro que no nos volveremos locos”, confiesa.
Alt-J no tienen problema para posar frente a las cámaras o hablar con los fans tras los conciertos. “No es que nos escondamos, pero tampoco queremos exponernos, ni nos gusta llamar la atención”, asegura el batería. Y pese a las ya citadas pintas de estudiantes de biología, no se dedican a escribir poesía durante la gira o a podar bonsais, si no a disfrutar de las ciudades que visitan y a tomarse sus cervezas, mientras millones de personas se preguntan cuándo actuarán en su ciudad. “¿Cómo mantener los pies sobre la tierra después de todo lo que nos ha pasado? ¡Estando mucho en casa! Ahora vivimos todos en Londres y nos vemos muy a menudo con nuestros amigos. Cuando estamos de gira, solamente queremos volver a casa, y cuando no, sólo tenemos ganas de salir otra vez”. “Leaving Nara” cierra el disco de puntillas, con un susurro y casi un minuto de silencio para no despertarnos del sueño etéreo de “This Is All Yours”. Alt-J lo han vuelto a hacer: acaban de firmar un disco conmovedor.
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