"No me salen las cosas sin trabajo"
EntrevistasMacaco

"No me salen las cosas sin trabajo"

Don Disturbios — 10-04-2015
Fotografía — Archivo

Saboreando las mieles de un éxito popular ganado a pulso, Dani Macaco nos presenta un nuevo trabajo titulado “Historias tatooadas” en el que ha buscado explorar su faceta más poética acompañada por el crepitar de la guitarra de un viejito y la eléctrica modernidad de su nieto. Un álbum que busca ese punto de encuentro entre lo retro y lo moderno.

Quedar con Dani Macaco es siempre un auténtico placer. Pocas personas que conozco hablan con más pasión de su trabajo. A pocas se le iluminan los ojos como a él, mientras te explica los detalles y pormenores de sus historias al viento. Esas historias tatuadas que calan, conmueven y dejan huella. La siguiente conversación tuvo lugar en el estudio de grabación del barrio de Gracia en el que se ha grabado un álbum que lo confirma como un autor de canciones que difícilmente pueden dejar indiferente a nadie. Perlitas poéticas muy trabajadas que me va mostrando y comentando una a una, y que me dejan la sensación de que una vez más se ha vaciado, ha dado todo lo que había en su interior para que lo compartamos con él y lo disfrutemos en su justa medida.

¿Cuál ha si do el principal reto a la hora de encarar este muevo trabajo de Macaco?

Lo que más me ha costado ha sido como podía hacer para cambiar la narrativa de las estrofas, pero manteniendo ese estribillo claro que a mi me gustaba. En los últimos años, desde que hice el libro de “Amor a lo diminuto”, me metí mucho en la poesía, empapándome de Serrat, de Dylan, de Cohen, de todos los grandes que tienen una narrativa excelente, pero si te fijas muchas veces en sus canciones no hay estribillo y las estrofas tienen mucha importancia. Sin embargo, en el mundo más mestizo es al contrario, tienen más fuerza los estribillos y las estrofas se quedaban en un plano más superficial, y a mi me faltaba un poco eso, que las estrofas estuvieran a la par de un buen estribillo. Por eso intenté, con mi manera de hacer las cosas, coger de todos estos mundos más narrativos, sintetizándolos para poderlos encajar en esos tres o cuatro minutos del tipo de canción que a mi me gusta, Una canción en el que el estribillo sea poderoso. Esa es la primera cosa que tuve clara y que me obligó a encerrarme, a comerme mucho la olla y a romper un montón de papeles. Y la verdad es que me ayudó mucho haber hecho el librito de “Amor a lo diminuto”, pero no quería hacer tampoco una cosa compleja, eso tampoco.

Digamos que ese libro te hizo más consciente de tu capacidad para escribir.

Exacto y eso quería trasladarlo a la canción, pero canción con estribillo que es lo que me gusta y, es precisamente eso, lo que me obligaba a sintetizar

No querías perder la estructura clásica de canción, pero tampoco querías caer en lo obvio a la hora de decir según que cosas. Por ejemplo querías hablar de la crisis, pero evitando caer en lo panfletario o evidente, querías ser más sutil ¿no?

Exactamente

Con lo difícil que es eso. Me refiero a encontrar el equilibrio entre no caer en lo panfletario, y tampoco sin caer en un exceso de metáforas que luego hace que el mensaje solo lo entiendas tú.

Sí, sí…(risas) Yo por ejemplo en el “Ciento volando” (álbum de Joaquín Sabina) (NdR) que ha sido uno de esos clásicos de cabecera, todavía voy descubriendo cosas a las que se refería Joaquín paseando por Madrid, como por ejemplo un cuartel de la Guardia Civil que hay en determinada calle.

Claro, es que hay cosas que sino te las explican…

No hay manera. Pero bueno esta era la primera premisa que quería mantener en la canción. La segunda premisa era que, ya que estábamos en crisis pero a mi me va más o menos bien, quise hacer el disco aquí, rodeado de mi gente y sin tener ninguna necesidad de ir fuera a buscar a ningún productor de renombre. No le veía ningún sentido el ir a hacerlo fuera si trabajo con gente que es de puta madre como Jules Bikoko y Roger Rodés, que tiene el nivel de cualquier guiri y además las máquinas son las que son. Creo que aquí en España todavía hay cierto complejo de que las cosas no van a sonar sino te vas fuera, y es algo en lo que no estoy de acuerdo. Creo que aquí hay productores de puta madre, hay grandes músicos, hay buenos estudios y por eso quise hacerlo con gente que vive aquí. Quería que lo mío se quedara aquí, que no deja de ser una manera de apoyar lo tuyo.

Otra cosa que también surgió cuando nos juntamos Jules, Roger y también con Tomas Tirtha, el guitarra que toca conmigo que es un bestia de la música latina, pues les dije que quería meter guitarras que emocionaran en medio de la narrativa. Guitarras con diferentes pulsaciones, pero que fueran como muy cálidas. Entonces pensamos, vale, tenemos la bandola mediterránea, los treses cubanos, los cuatros puertorriqueños, y justo estaba escuchando mucho a los Jolly Boys y entonces es cuando surgió la idea de inventarnos nuestro viejito. Cogimos guitarras que estaban hechas polvo, buscando ese sonido como de viejo, a los que le sumábamos por debajo de repente guitarras eléctricas a las que llamábamos el nieto.

¿Doblándolas?

Si doblándolas, pero dándole cierta profundidad porque la guitarra trasteada, que era el viejito, la poníamos cómo más delante. Y eso es algo que quería que estuviera en todo el disco, algo como muy desnudo y que el viejito de repente hiciera secuencias más de reggae o de hip hop . Y luego me fijé mucho en melodías también como antiguas, cosas retro de los años cincuenta. Ya sabes que en los estribillos las cosas de (Bob) Marley o el "Gato" (Pérez) siempre han estado mucho conmigo, pero ahora también me quería fijar en cosas como las habaneras, las canciones de Bola de Nieve… Temas de mundos como más añejos en los que me puse a bucear. Eso en resumen era la idea que marcaría el disco y me pasé mucho tiempo componiendo para al final elegir estas catorce canciones.

Oye y ¿hay un hilo conductor en el disco que digamos esté más o menos presente en todas las canciones?

Pues un poco a partir del título del disco “Historias tatuadas” yo quería coger a diferentes personajes que había utilizado en mis inicios, pero sumándole todo lo que ahora creo que sé a la hora de elaborar una canción. Todo eso del “menos es más” por lo que ya hemos pasado con anterioridad, y entonces todas las canciones para mi son ideas que dejan una marca sobre la piel. Son ideas fuertes que espero produzcan un sentimiento igual de fuerte. Yo sería en este disco el cronista de los sentimientos, que puede ir de una historia más colectiva como “Hijos de un mismo Dios” o puede ser una historia de amor agridulce entre tú y una persona que se llama Soledad. Vaya, que he jugado mucho con personajes, tengan nombre propio o no.

Eso imagino que le ha dado mucha más variedad al disco.

Yo creo que sí. Hay muchas canciones que hablan más del colectivo, en la hoja de promo pone de lucha, pero en realidad hablan de la comunidad y a la vez también hay canciones de amor, pero en las que también he jugado a la doble vuelta como por ejemplo hacía Dylan, que es contar una historia pero antes de que acabe la canción hacer un giro que intenta descubrir algo más, sorprender.

Por como hablas da la impresión de que este disco es el que te ha dejado más satisfecho a la hora de escribir las letras.

Sí, estoy muy contento . Me he dejado muchas, muchas, muchas horas. Igual hay gente más rápida, más ágil. Yo no lo soy, y aunque también tengo mis momentos de inspiración, no me salen las cosas sin trabajo.

Y ¿has cambiado algo tu forma de trabajar?, ¿de cómo hacías antes las cosas?.

Sí, esta vez tenía muy claro que tenía que sintetizar en muy poco espacio la idea justa de lo que quería transmitir, procurando que no fuera ni muy simplona, ni tampoco muy complicada. Entonces muchas veces tenía que cambiar acordes porque no me encajaba con la métrica de lo que quería transmitir . Por ejemplo en “Gástame los labios” que tiene al principio una guitarra como muy “feliniana” que me gusta mucho y es muy Dylan, con el puntito reggae en cuanto a lo musical, me costó bastante. Recuerdo que mi chica ya hasta se descojonaba porque me ponía con la guitarra a las nueve de la mañana y cuando regresaba a la seis de la tarde me decía, pero ¿todavía estás ahí sentado? (risas).

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