A finales del pasado año la banda anunciaba la salida de su guitarrista Sandra Sabater (Ginebras, Grasias) y nos hacía saber de la incorporación en sus filas de dos miembros pertenecientes a su banda hermana, Muro María (a saber, Claudia Zuazo y Rubén Manchón, ahora del todo integrados en la dinámica del conjunto liderado por Álvaro Surma).
Superando con nota su respectivo periodo de adaptación, el ahora quinteto madrileño-alicantino se prepara para arrancar una extensa gira de fechas en las que tendrán a bien presentar las canciones de su tercer LP, “Que Adoren Tus Huesos” (Subterfuge, 23), por lo largo y ancho de nuestra geografía. Una gira que arranca casualmente en Alicante, ciudad natal de la mitad de sus miembros, donde a escasas horas de actuar tenemos el gusto de reunirnos con la banda al completo entre botellines de cerveza y muchas risas.
¿Cómo están viviendo los chicos de Niña Polaca las semanas previas al lanzamiento de “Que Adoren Tus Huesos”?
(Surma): Nos sentimos casi como si estuviésemos a punto de tener un hijo o de entregar un trabajo de fin de carrera. Al final detrás de todo esto siempre hay mucho curro y muchas horas invertidas, así que cuando por fin empiezas a verle el final al proceso es cuando realmente comienzas a ilusionarte de verdad.
(Beto): A lo tonto han sido dos años de curro, que no es poco.
(Surma): Dos años de componer, escribir, darle vueltas, pelearnos, reconciliarnos, volver a pelearnos otra vez... Y sobretodo probar cosas nuevas, que a fin y al cabo eso es siempre lo que más mola de empezar a trabajar en un disco nuevo, ¿no? El poder permitirte el lujo de experimentar y analizar qué es lo que quieres para tu nuevo proyecto.
"He tratado de cuidar mucho en no caer en estructuras facilonas o que resultaran similares a las típicas mierdas que cualquiera puede escuchar en TikTok"
Ha sido un año un poco convulso en el que ha tenido lugar la salida de Sandra y la reincorporación de Rubén y Claudia, ¿cómo ha afectado esto a la estabilidad de la banda?
(Surma): Todo ha sido más fácil de lo que cabría esperar, sinceramente. Sentimos que la banda ahora está más organizada.
(Kobe): A pesar de que seamos más y de que apenas quepamos en el local [risas].
(Surma): Y es algo que a fin de cuentas ha favorecido a eso que te comentaba sobre probar cosas nuevas, pues gracias a ellos (Rubén y Claudia), ahora sentimos que podemos explorar caminos que antes no veíamos procedente ni intentar. Hablamos también de que se trata de dos personas con las que ya habíamos tocado antes en más ocasiones y en diferentes circunstancias. Les conocíamos bien, no fue ningún invento que nos hayamos sacado de la chistera, así que no ha hecho falta ningún tipo de adaptación mutua. En ese sentido, creo que esto ha sido como si la banda se hubiera cambiado de ropa y se hubiese puesto más guapa.
(Beto): Sonamos diferente, pero seguimos siendo los mismos, que es exactamente lo que queríamos lograr.
Aun así, vemos que Sandra sigue presente en un tema.
(Beto): En realidad en varios.
(Surma): Concretamente, cuatro temas de los trece que tiene el disco llevan la firma de Sandra.
(Beto): Sí. Ten en cuenta que el disco se comenzó a componer cuando Sandra todavía estaba en la banda, así que se ha dado la situación en la que hay temas cuyos arreglos están hechos a medias entre ella y Rubén. Y a decir verdad, creemos que esto es algo que le da bastante riqueza al disco también.
En “Pollo Frito”, que es el corte que ella firma como Grasias, sobrevuela el tema de la precariedad laboral y el pluriempleo juvenil. En vuestro caso, ¿cómo lidiáis la música con vuestra doble vida laboral?
(Beto): Pues la verdad es que llevamos tantos años inmersos en esta rutina que estamos acostumbrados, francamente.
(Surma): Sí, lo tenemos del todo interiorizado. También es cierto que yo disfruto mucho del trabajo que tengo, así que no puedo quejarme. Hay veces que vas de cabeza, como este mes, que está siendo horrible con la salida del disco, pero no es imposible sobrellevarlo.
(Rubén): Bueno, a mí todavía me sigue chocando un poco lo de estar tocando un fin de semana en un par de sitios distintos y el lunes estar a primera hora de la mañana en la oficina, preparando una base de datos. Es un choque que aún me cuesta digerir en ocasiones.
Si a la responsabilidad de tocar y girar le sumas tener que tener actualizado un arsenal de perfiles en redes sociales, la cosa se puede volver más farragosa, ¿no?
(Kobe): Mira, así de claro, ¡que le follen a TikTok!
Bueno, pero quien dice TikTok, dice cualquier otra red.
(Rubén): Con TikTok lo intentamos, pero no funcionó. No era para nosotros. Al final, lo que hacemos es pactar con el sello qué tipo de contenidos vamos a subir y empleamos Instagram como canal informativo sobre nuestros lanzamientos y conciertos, pero no nos obsesionamos con ello. Es una parte más de esto y así lo asumimos. Tal y como está planteada la industria musical, tenemos claro que es un aro por el que hay que pasar y punto.
(Surma): Pero en la industria musical, y ya en casi cualquier otra industria te diría. Da igual que tengas una banda o un local que sirve hamburguesas, si no estás en redes de forma activa no existes para el público, por suerte o por desgracia.
(Kobe): Pero aunque pasemos mucho tiempo encargándonos de movidas administrativas, hay que dejar claro que ante todo somos una banda de música. Punto
(Beto): Cabe decir que lo que sí que tenemos es un canal de Telegram con más de 500 personas. Y mola mucho porque la gente charla, se conoce, quedan para ir a conciertos o se mandan memes. Han surgido hasta parejas, fíjate.
Se podría decir que dentro de esa convención que os ha tocado acatar, también habéis sabido saliros por la tangente y así lo demostráis en este disco con temas que rompen quizás con el abc del pop más simple.
(Suma) En ese aspecto sí que he tratado de cuidar mucho en no caer en estructuras facilonas o que resultaran similares a las típicas mierdas que cualquiera puede escuchar en TikTok, ¿sabes? Los estribillos son más largos, como en el caso de “Los Días Malos”, que tiene estrofas interminables. No sé, hemos apostado por salirnos de la norma, sin saber muy bien cómo iba a salir la cosa. Ha sido un poco arriesgado, para qué engañarnos, pero de momento la gente lo está comprando, así que con eso nos vale.
Pero la intensidad no es algo que os venga de nuevas tampoco.
(Surma): No, de hecho en el anterior disco ya hicimos el experimento con un tema que se llamaba “Ivona” donde sacaba esta vena intensa que mencionas. Reconozco que soy un friki de la literatura y del romanticismo francés, y siempre que puedo aprovecho para coger esta hipérbole del sentimiento y llevarla a algunas de nuestras canciones.
(Beto): Y de forma paradójica, cabe decir que fue la canción que menos tardamos en componer. No iba ni siquiera a entrar en el disco, si mal no recuerdo. La ensayamos un par de veces, y la cosa fluyó.
(Surma): Es un tema al que le tengo cariño, pero tampoco sé si es el tipo de canción que querría hacer siempre, ¿me explico? Al final la poesía requiere tiempo y no es para todos los oídos. Es un tipo de composición que te lleva irremediablemente al típico cantautor intenso y pesado, y yo soy la persona menos intensa del mundo.
(Rubén): Bueno…
"Con el anterior disco conseguimos clavar nuestra bandera en La Riviera, así que, por pedir, pedimos que con éste podamos tocar algún día en el WiZink"
Por aquí se ha escuchado una risa un tanto irónica.
(Surma): ¿Qué pasa? [risas]
(Beto): Las letras de este disco yo las veo como las típicas que podrías llevar impresas en papel, a modo de poemario, para poder leerlas durante un viaje en tren, por ejemplo. Si además de tocar en Niña Polaca yo fuera un fan increíble de la banda, que también lo soy, creo que es algo que haría.
(Rubén): Como alguien que era fan de la banda antes de formar parte de ella, doy fe de que yo también haría eso. Las letras de Surma siempre me han parecido buenísimas y creo que es importante salirse de lo genérico y apostar por el sentimiento más personal. Si no, al final escribiríamos todos canciones iguales, ¿no?
(Kobe): Sobre “Los Días Malos” debo decir que yo lo considero nuestro mejor peor tema, si se me permite la expresión. Me flipan sus versos y la manera en la que estos están estructurados, pero la ausencia de un estribillo convencional me dejó un poco descolocado al principio, de ahí que a su vez me parezca tan especial que el tema haya gustado tanto.
(Rubén): Ha gustado mucho, de hecho. Es curioso, porque es de los temas que en menos playlists ha entrado, y aun así es de nuestras canciones recientes más escuchadas. Así que estamos agradecidísimos a los fans reales de la banda que se han dejado de algoritmos y han ido directamente a lo que les gusta.
Para que las cosas terminaran estando al gusto de todos supongo que habrá sido fundamental el papel de Guille Mostaza y el de Carlos Hernández, ¿no?
(Beto): Ambos son unos maestros en esto, no tiene más. Te hacen sonar de una forma increíble, les lleves lo que les lleves. Primero fuimos a grabar con Guille, con la idea de focalizarnos en la parte más electrónica del disco. Después grabamos con Carlos, a quien acudimos directamente a dejarnos llevar por el rock y a gritar.
(Surma): Tuvimos la suerte de poder alternar entre ambos productores, a fin de grabar con el que mejor creíamos que se podía asemejar al estilo que exigía cada canción. Fueron dos guías importantísimas en el desarrollo del disco y sin ellos éste no sonaría como suena.
(Kobe): Y también gracias a Diego, que es un puto máquina.
(Surma): Sí, desde luego. Diego es el compañero de producción de Guille, un súper-coco de la hostia, multinstrumentista y con un talento y un ojo increíble.
Que no se nos pase mencionar que, para variar, en vuestro disco vuelven a haber referencias a Madrid.
(Beto): Muchas menos que otras veces, ¿eh? Que conste [risas].
Pero haberlas, haylas. A los alicantinos que conformáis la banda, ¿no os da cierta rabia que hayáis tenido que iros a Madrid para ganar en visibilidad?
(Surma): Mucha, para qué engañarnos. Yo solía tener otra banda con un colega, y ya veíamos entonces que era imposible hacer que la propuesta fluyera y que la escena nos moviera. Mirábamos con envidia otras ciudades cercanas, como Murcia o Valencia, donde con tan solo un poco más de posibles consiguen hacer muchas más cosas y la escena está mucho más viva. También es verdad que si al final todos los artistas nos vamos a Madrid a la primera de cambio, poco estamos favoreciendo para que la ciudad evolucione en ese sentido.
(Kobe): Excepto Futuro Terror, que eran, son y serán eternos.
(Surma): Bueno, yo en mi defensa diré que me fui a estudiar la carrera.
(Beto): Sí, sí, estudiaste mucho tú al principio de mudarte, sí… [risas].
Fuere como fuere, Niña Polaca y Madrid han consagrado ya su unión, como bien vimos con vuestra figuración en el fatídico anuncio de Ayuso y Vaquerizo.
(Beto): Oh, ¿te refieres a la semana en la que fuimos fachas?
(Surma): Recuerdo que un día desperté y tenía como quinientas notificaciones en Twitter y me asusté muchísimo, pensé que había pasado algo grave de verdad. En nuestra defensa diré que no habíamos visto el anuncio antes de aceptar el uso de nuestra canción en éste, y visto en perspectiva reconocemos que sí que debíamos de haberlo hecho, porque realmente daba mucho cringe.
(Beto): La cosa se solventó cuando publicamos en Twitter la parodia que hicieron en Polònia. Parece que eso sirvió para convencer al mundo de que no éramos fachas.
Cancelados o no por el escarnio público, ¿qué os gustaría pedirle a “Que Adoren Tus Huesos”?
(Surma): Con el anterior disco conseguimos clavar nuestra bandera en La Riviera, así que, por pedir, pedimos que con éste podamos tocar algún día en el WiZink.
(Beto): Eso, o una gira por América. Y por pedir, que Hacienda baje el IVA cultural y la tasa de autónomos también.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.