“Al finalizar el disco anterior ya nos dimos cuenta de que nuestra etapa en el sello se había terminado y nos planteamos el cambio de sello. La verdad es que, sin un disco bajo el brazo, no era buen momento, así que decidimos esperar. Cuando lo hemos tenido hecho nos hemos dado cuenta de que a pesar de algunas opciones interesantes lo mejor era ser fieles a nuestra idea principal y liarnos la manta al cuello. Realmente ha sido como darnos cuenta de que somos realmente muy independientes”. Y es que después de cuatro discos editados, una banda tan consolidada como ellos ha tenido que recurrir a la autoedición. Otra novedad más a la que habría que sumar su renovación en cuanto a las composiciones. “Nos pusimos la premisa de ‘si ya lo hemos hecho, no vale’. Ha sido un periodo donde hemos querido experimentar y de manera natural hemos llevado al grupo más allá. Eso ha provocado que nos reencontremos, que volvamos a sentir lo que sentíamos cuando empezamos con el grupo, cuando todo era emocionante y nuevo. Necesitábamos reencontrar y refundar nuestra personalidad. Salir de nuestra zona de confort y dar un paso hacia otro lugar”.
Esas nuevas canciones también han cambiado en cuanto a producción, mostrándose tras una pátina de un sonido algo embrutecido y oscuro. “Con todo lo que pasa alrededor, es difícil que no se refleje en el disco. Es un estado de ánimo que desemboca en un sonido ruidoso, casi ensordecedor, que aturde. Ha sido como rebuscar ese sonido de bandas noise que venían al BAM de los noventa y que no conocía ni dios, pero cuando tocaban era como si te golpearan el cerebro. La verdad es que todo se traduce en un sonido casi conceptual, que engloba el disco, que le da coherencia”.
Después de diversos conciertos en marzo, podrás ver a Raydibam en concierto en Terrassa (Faktoria, 12 abril), Lleida (Cafè del Teatre, 6 junio) y Barcelona (Bona Nit Festival, 19 julio).
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