“Salir de la zona de confort es nuestro confort”
EntrevistasNavet

“Salir de la zona de confort es nuestro confort”

Carlos Pérez de Ziriza — 15-11-2022
Fotografía — Archivo

Los hermanos Salva y Christian Rey son ahora Navet. Es decir, lo que eran Pinker Tones, aunque con una menor presencia de su tercer vértice, un Álex Llovet que ahora se ha encargado de las letras de este primer disco y de parte de su estética, pero no figura en su formación de directo ni en las fotos promocionales. Acaban de publicar su primer álbum, "Tot el que no sé de nosaltres" (Kasba Music, 2022).

(Este jueves 17 de noviembre lo estarán presentando en la sala La Nau de Barcelona)

El cambio de nombre responde a un profundo cambio de piel: adiós a aquel colorido pop que igual jugaba con la electrónica, el funk, la bossanova o la psicodelia; y hola a un folk pop intimista, reflexivo y eminentemente acústico, enteramente firmado en catalán y filtrado a través de las vivencias de la mediana edad que ya atraviesan, y que aspira a jugar en la misma liga que Mishima, Pau Vallvé, Ernest Crusats, Ferran Palau y otros muchos trovadores que llevan años alimentando una escena desbordada de brillantes trabajos de confesional artesanía pop.

Entiendo que el cambio de nombre, de Pinker Tones a Navet, aunque sois básicamente los mismos, era obligado.
Salva Rey:  Había que buscar un nombre nuevo, porque es cierto que somos los mismos, pero Álex (Llovet) no viene en el directo. Ha encontrado su camino en la fotografía, publica libros en su editorial, y ya le pesaba la carretera. Pandemia de por medio, hubo un momento en el que reflexionamos acerca de lo que más nos gustaría hacer en un futuro, y él nos dijo que escribir letras. Yo con él he escrito muchísimas canciones, pero había una tendencia por la que él se ocupaba cada vez más de las letras y yo de las músicas. Todos tendemos a hacer aquello que se nos da mejor, por aquello de optimizar energías. Christian (Rey) entró en la ecuación diciendo que quería producir estas canciones. Empezamos sin saber muy bien a dónde íbamos, y de repente a Christian se le ocurrió, oyendo una canción que Álex había escrito en castellano, que pudiéramos aprovecharla, pero traducida al catalán. Era algo que teníamos pendiente. Somos personas viajadas, que nos gusta ir por el mundo, pero al mismo tiempo muy catalanes. ¿Por qué no intentarlo, cuando ya habíamos escrito en catalán para un público infantil en los discos de la serie Rolf i Flor? Fuimos acotando, porque en un disco de Pinker Tones podía salir cualquier cosa, y aquí hemos dado un giro de 180 grados a un proyecto más homogéneo. Salir de la zona de confort es nuestro confort. Es lo que nos pone.

"Nos parecía interesante hacer un ejercicio de introspección a través de canciones bonitas"

También es un disco de textos muy íntimos. Supongo que en catalán os resulta más fácil que en cualquiera de los idiomas que habéis empleado hasta ahora, ya fuera castellano, inglés, francés o alemán.
Salva Rey: A mí la canción “Pare” me resultaría muy extraña en castellano porque siempre hablé con nuestro padre en catalán. Aún siendo una letra de Álex (Llovet), está muy impregnada de la relación que tuvimos con nuestro padre, quien falleció hace cinco años. Hay muchas cosas que uno puede explicar en muchos idiomas, pero cuando llegas al tuétano, hay que pasarse el lenguaje materno para ser totalmente honesto.

¿Fue esa la canción que lo inició todo?
Christian Rey:  No, la que empezó en castellano fue “Feliz melancolía”. Porque vimos que en catalán podía tener recorrido, dentro de la música que se hace ahora. Con el rock català de los años noventa no conectábamos mucho en su momento, pero ahora se están haciendo cosas buenísimas, que nos gustan mucho. ¿Por qué no íbamos a participar de esa escena? La premisa era que Álex escribiera letras, que Salva pusiera la música y que yo lo produjera. Y ver hacia dónde nos llevaba. Podrían haber sido canciones para vender a otros artistas, o lo que fuera, era un poco experimento. Y acabó siendo un disco.

Sois muy transparentes con vuestras influencias: Iron & Wine, Simon & Garfunkel, Sufjan Stevens, Air, Massive Attack o Pink Floyd… se agradece cuando uno está acostumbrado a que la mayoría de músicos las nieguen, o digan casi siempre que surgen como algo inconsciente.
Christian Rey:  Es que es muy injusto mencionar solo a unos pocos, y a mucha gente no le gustará hacerlo: de hecho, yo estaba un poco en contra, porque el espectro de cosas que te inspiran es todo lo que has consumido siempre. Yo, por ejemplo, he estado un poco obsesionado últimamente con Pink Floyd. Pero se podría hacer una lista con cincuenta grupos, por lo menos, que están presentes en menor o mayor medida en este disco.
Salva Rey: La fórmula es muy compleja, pero hay un montón de ingredientes. Y los hay en la música de todo el mundo. Lo que pasa es que con la edad se pierde la vergüenza (risas). Es decir, todos bebemos de todos, somos enanos subidos a hombros de gigantes, y al final pues ahí siempre están los Beatles, los Stones, Pink Floyd o súper grupos de los setenta como Supertramp, Roxy Music o incluso algún tinte a lo Bowie.
Christian Rey: Y eso no significa que escuches un disco de Navet y esté ahí el Rhodes con chorus y la voz de pito, sino que eso lo interiorizas y te ayuda a crear cosas nuevas. Intentar hacer algo en 2022 que suene genuino y nuevo… no sé, como no sean cosas de trap o reggaeton… nosotros no pretendemos revolucionar nada: solo hacer algo honesto, de corazón, intentando explicar cosas bonitas y que suenen bien.

Me ha llamado la atención lo de “Som Navet i ens perden les curses impossibles de guanyar” (“Somos Navet y nos gustan las carreras imposibles de ganar”), que dice vuestro Instagram, y lo de “somos la banda nerd de la cultura catalana”, que dice vuestra web.
Christian Rey: Esto es Salva. (risas)
Salva Rey: Lo que decía Dalí: que hablen de ti, aunque sea bien. A ver, somos unos nerds: a pesar de haber tenido algún hit, siempre hemos hecho cosas rarísimas. Lo que nos ha dado la gana. Somos afortunadísimos de poder seguir haciendo música a estas alturas y que aún nos hagan caso. Y lo de las carreras imposibles de ganar viene porque en la llamada cursa (“carrera”) Navet tienes que ir corriendo de un sitio a otro a intervalos cada vez más cortos, con lo que nadie gana en realidad. Es una carrera para pringar, no para ganar, y nos parecía una forma poética de decir que somos amantes de las causas perdidas: es algo imposible de ganar, pero sigues corriendo, porque no estamos aquí por la gloria.

Es un disco muy de mediana edad, ¿no?
Salva Rey: Sí, hay cosas que hay que vivirlas para explicarlas. Y digerirlas. Yo llevo 35 años en bandas. Desde la adolescencia. Una burrada. Y haciendo música. Creo que, como individuo, empiezas a ser interesante cuando has hecho una serie de cosas. Cuando has tenido desengaños, sorpresas negativas y positivas, pérdidas, ilusiones, desilusiones… nos hemos mantenido en vuelo rasante, nunca en plan vuelo de Ícaro, hemos sido bastante realistas dentro de nuestras posibilidades, hemos acertado a veces y muchas otras nos hemos equivocado, pero aquí seguimos. Nos parecía interesante hacer un ejercicio de introspección a través de canciones bonitas.

"Me parece muy acertado lo que dicen La Habitación Roja sobre las canciones, porque creo que este disco también es un cúmulo de canciones tristes para poner contenta a la gente: psicología inversa"

“Feliç melancolia”, de la que hablabais antes, me recuerda a eso que dicen La Habitación Roja de que hacen canciones tristes que ponen a la gente contenta. ¿A qué creéis que se debe que estas canciones calen tanto? ¿Nos identificamos como público con los artistas que sufren igual o más que nosotros?
Christian Rey: En este caso la melancolía es con una media sonrisa, esta canción es un poco el anti Marie Kondo, porque cada uno de nosotros, ya casi por tradición familiar, acumulamos miles de cosas, hemos acumulado miles de trastos en nuestros estudios de grabación, que han sido cada vez más grandes, y somos incapaces de deshacernos de ellas, somos coleccionistas natos de basura (risas), y en esa canción nos reímos de nosotros mismos, de nuestra condición de Diógenes, con tanto apego sentimental a los objetos que nos recuerdan a otras épocas.
Salva Rey: Lo que tú dices, Carlos, es también aplicable a muchas canciones del disco. Es cierto que hay una serie de imágenes muy melancólicas dentro de la canción. Cuando guardas muchas cosas, se te traspapelan muchas. Y eso tiene mucha gracia, porque te reencuentras con ellas al cabo del tiempo. En este caso, hablamos de objetos, algunos reales y otros imaginados, que hemos ido acumulando. Nos reímos de nuestra incapacidad para tirar cosas, e incluso reivindicamos ese derecho a acumular objetos. Como broma, decimos que los objetos no te decepcionan, pero la gente igual sí. Me parece muy acertado lo que dicen La Habitación Roja sobre las canciones, porque creo que este disco también es un cúmulo de canciones tristes para poner contenta a la gente: psicología inversa.
Christian Rey: Eso sería más con “Pare”, ¿no? Lloramos muchísimo para hacer esta canción, y era muy duro tocarla las primeras veces. Porque después de nuestro padre, en el mismo proceso de hacer este disco, murió nuestra madre. Hace justo un año. O sea que te puedes imaginar todas las cosas que remueve una canción como “Pare” en un momento así.

Debe ser muy complicado, porque por mucho que te quieras mentalizar para que tus padres mueran, ya que es ley de vida, nunca estás preparado mentalmente cuando llega el momento, ¿no?
Salva Rey: Absolutamente. Tus padres pueden tener setenta o 95 años, pero nunca estarás preparado. Yo tengo muy pocos alumnos de ukelele, pero conservo algunos amigos con los que hago clases individuales, y uno de ellos es el médico de cuidados paliativos de nuestra madre. Le regalaron el ukelele tras jubilarse, porque nuestra madre fue su última paciente. Me pidió darle clases, y nos hemos hecho muy amigos. Él tiene unos setenta años y su madre, con 95, aún vivía. Estas ironías de la vida, ya que yo podría ser su hijo y acababa de perder a mi madre, pero él, que podría ser mi padre, aún tenía a la suya. Este verano murió su madre. Me lo contó hace poco. Y se puso a llorar. Y eso que es un hombre muy entero. Nunca es un buen momento para perder a tus padres. Y la hostia es muy fuerte. Y no digamos cuando se mueren los dos, que ya te das cuenta de que estás en primera línea de fuego. Ahí aún cala más hondo.
Christian Rey: Salva y yo hemos hablado mucho sobre esto. El agujero esta ahí, y al final tienes que aprender. No vas a llenar ese agujero con nada. Tienes que aprender a vivir con él. Ahí está el vacío, y de vez en cuando lo notas. Es lo que hay.
Salva Rey: Y entonces te sorprendes a ti mismo teniendo reacciones muy extrañas. Hay dos o tres canciones que yo ahora soy incapaz de oírlas enteras sin que se me caiga una lagrimita. Canciones que le gustaban mucho a nuestro padre, y que despiertan recuerdos que estaban muy atrás en nuestra cabeza, y de repente vuelven del fondo de nuestro disco duro.
Christian Rey: En nuestra casa había una muy buena colección de discos, y los fines de semana siempre había algo sonando. Es inevitable que haya canciones que nos recuerden mucho a ellos.

Hay otra canción, “Qui sóc”, que es la elección obvia como single: muy bailable, con ese inicio que me recuerda mucho a Phoenix.
Christian Rey: Sí, es la más cañera, y tuvimos un poco de debate interno, porque rompe con esa onda más acústica, más tranquila. Pero al final tienes que darles a los temas lo que necesitan, y este necesitaba una base animada para funcionar. Seguramente es la más Pinker Tones del disco.
Salva Rey: Era inevitable que en algún momento saliera un tema un poco bailable. El pasado pesa (risas).

Por su letra y tono, “Primeres vegades” me ha recordado a una canción del último de Mishima, “Un lloc que no recordi”, que también habla sobre la añoranza de experimentarlo todo con la intensidad de las primeras veces. Echar de menos la adolescencia y la juventud, en esencia.
Salva Rey: Sí y no. Me explico: sí que habla de esas primeras veces, pero desde un punto de vista imaginado. Es una pura fantasía. Una proyección de conocer a alguien y montarte tu película como si le estuvieras escribiendo una carta sobre lo que va a ser vuestro futuro juntos. Habla de “las primeras veces que nos veremos”. Y los recuerdos que tendremos de todas estas cosas que todavía nos han de pasar. Es recordar las cosas de las adolescencia, pero desde un punto de vista que temporalmente no cuadra.

¿Vais a llevar el disco al directo?
Salva Rey: El 17 de noviembre lo presentamos en La Nau, en Barcelona, y esperamos empezar a girar con él antes de final de año. Con calma. Despacito y bien hecho. Tenemos una banda fantástica. En formato de sexteto. Y hemos tenido la suerte de que las dos actuaciones que hemos hecho hasta el momento han sido televisadas. En los premios Enderrock y en el programa FAQS. Preguntes freqüents, ambos en TV3. Esta última, tocando “Pare” en el día del padre, una carambola total, era el programa número 200, que lo hicieron en la sala La Paloma, a la que ya iban a bailar nuestros abuelos, un clásico de la ciudad.
Christian Rey: Este proyecto ha sido para nosotros como volver a empezar de cero. Un proyecto nuevo, con muchas cosas que tenemos que construir todavía. Tenemos el disco, tres videoclips y un cuarto que estamos haciendo ahora mismo, y la idea es que vaya rodando.

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