"En mis proyectos voy muy directa hacía la fuerza femenina"
EntrevistasNatalia Lafourcade

"En mis proyectos voy muy directa hacía la fuerza femenina"

Toni Castarnado — 23-01-2018
Fotografía — Archivo

Natalia Lafourcade es un símbolo en México. Ella representa a la cara alegre, real y solidaria de un país que sabe cómo exportar a sus artistas, un hecho extraordinario para todos. Y es que, cada vez que Lafourcade graba un disco, se desafía a sí misma con un reto, casi siempre mayúsculo.

Si con el homenaje a Agustín Lara en “Mujer divina” hizo duetos con hombres distintos, en cuanto a época y estilo, con “Hasta la raíz” fue al grano, con un proyecto más simple y con un aire más pop. Con “Musas (Un homenaje al folclore latinoamericano)” se lía de nuevo la manta a la cabeza, recluta a Los Macorinos, el dúo que acompañó durante años a Chavela Vargas, juntos hacen un repaso al folclore latinoamericano. Un primer volumen al que le va a seguir un segundo. Después ya se verá, cualquier cosa es posible en el universo de Natalia Lafourcade.

En febrero nos visitará, en lo que promete ser una fiesta, el 15 de febrero en la Sala Apolo en Barcelona, el 16 de febrero en La Riviera en Madrid.

Hola Natalia, ¿Cómo estás? ¿Dónde te encuentras?
Estoy en Santiago de Chile, me he venido unos días de vacaciones con mi familia de acá.

No sabía que también tenía raíces chilenas.
Soy mitad chilena, es por mi parte paterna. Este país es una maravilla, a mi me encanta.

Siempre se dice, que de Latinoamérica, Chile es el país más europeo.
Cierto. De hecho, mis hermanas son alemanas-chilenas, una combinación bien curiosa.

Lo es. Bueno, en cuanto a tu música, debo decir que una de las cosas que más me gustan de ti, es que como consumidor de música, siempre estoy preparado para una sorpresa, para una propuesta diferente con otro enfoque. Entonces, mi duda es si esto surge cada vez de manera espontánea o te lo planteas más como un reto.
Creo que me gusta mucho jugar con la posibilidad de hacer cosas distintas, cosas nuevas que me permitan aprender durante el proceso. Lo que me he dado cuenta con el paso de los años es que una de las cosas que más disfruto son los procesos, conocer a artistas y a gente que me enriquezca, aprender para yo poder probarlas. Me gusta incomodarme en mis propios procesos.

Como ponerte a prueba, ¿no?
Sí, sí. Realmente en el proceso de “Musas”, no estaba previsto liberar el proyecto y el concepto, más bien era ver qué pasaba, y la historia fue cambiando poco a poco.

En el documental que viene junto al disco, Juan Carlos Allende decía que no sabía de qué se trataba, únicamente intuía que iba a ser profundo en el mensaje y que aquello, de algún modo, tocaba la fibra de la raíz popular. Por lo visto era mutuo, nadie sabía verdaderamente hacía dónde iba a caminar la experiencia.
Al final, para mi era investigar, conocer más de estos compositores y colaborar con Los Macorinos e introducirme en su universo musical, que es muy diferente al mío. Y a partir de ahí enriquecerme, ese era el objetivo principal.

De alguna manera, honrar a la tradición, pero que sonara a Natalia, que el producto tenga tu sello.
Exactamente, la idea era poder homenajear a otros compositores y músicos sin dejar de imprimir mi propio sello. Es lo que trato de hacer con cada proyecto, dejar mi estilo presente. Y eso se logra siempre que seas honesto, si desnudas tu alma y muestras tu corazón en lo que haces. Y no sólo en mi estilo, también en el de ellos dos, el particular de Miguel y de Ché.

Manejabas un listado inicial con alrededor de sesenta-setenta canciones, y después ellos te entregaron otro con un número similar. ¿Cómo llegasteis a consensuar las doce que aparecerían en el disco? Imagino que has empleado mucho tiempo en escuchar todo ese material.
Esa etapa fue muy bonita. Principalmente, lo hicimos en casa tomando café con Los Macorinos. Ahora la mayoría lo haría desde un link de Spotify, y con ellos no había manera de hacer eso. Había que cuidar la parte más personal. Al mismo tiempo, yo tenía que encontrarme e identificarme con las canciones, con aquellas que eran conocidas, y también con las que no lo son mucho. Y sobre todo, buscar temas que fuesen distintos para mi público. O sea, yo tendría la certeza de que muy poquitas personas lo conocieran tal vez, por viejo o por que en realidad, tenían pocas versiones. Quería que hubiera un equilibrio, entre lo tradicional y lo más popular. En cambio, para el segundo volumen si tenemos temas muy escuchados como “La llorona” o “Duerme negrito”.

Y a través de tu música, de tu voz, que haya gente que sepa que hay vida más allá de la ctualidad, que existe un pasado y una historia que no está de más conocer.
De paso, cuando hay un artista que me muestra un mundo musical distinto, de repente mis fieles seguidores tienen la oportunidad de conocer algo que de otra manera no sería posible. Y me lo agradecen, es un regalo.

¿Cómo llegas hasta ese folclore más íntimo y seductor?
Lo que me seduce es la fuerza del alma, ya que muchas de esas canciones que escuché en la voz de Violeta Parra o Chavela Vargas, fueron grabadas en directo y capturaron algo muy distinto, muy especial. Y hoy en día, es más difícil encontrar ese espíritu dentro de la música. Por eso, al grabar todos juntos logramos más emoción, dejamos registrado algo que pertenece únicamente a ese momento. Eso me inspira, suena la madera de los instrumentos, y tal cual, la esencia de las letras, de las canciones. Eso es lo que me llamaba más la atención.

En este disco colabora Omara Portuondo, lo cual tampoco debe extrañar, pues mirando tu currículum, has trabajado con mucha gente distinta e importante. De hecho, en el disco “Mujer divina” hacías duetos con músicos muy diversos, de Jorge Drexler a Kevin Johansen, de Devendra Banhardt a Rodrigo Amarante. ¿Qué te aporta trabajar con tantos artistas tan diferentes? Y por otro lado, ¿cómo fue la experiencia con Omara?
La experiencia fue muy bonita, porque a pesar de que la señora tiene ya muchos años, recibirla en el estudio de grabación y grabar dos temas con ella me llenó de alegría. Para mí fue cómo dar acogida a una de mis musas, pero en vida. A muchas de ellas las sentía como del más allá, y de repente tenía a Omara Portuondo a mi lado, imprimiendo su energía en estas fiestas musicales que hicimos. Y por supuesto, la admiro mucho por su trayectoria, la sigo desde hace años. Me empapé de su magia, eso fue un regalo. De hecho, eso es lo que más me gusta de estar con otros músicos, aprender y empaparme de su sabiduría.

Ahora que citas a las musas, ¿qué representan para ti?
Para mí en este caso, las musas eran esta presencia, mujeres compositoras y artistas, y al mismo tiempo, también figuras masculinas, que también puede ser. Gente que con los que a partir de escucharlos y estudiarlos, podía fortalecer el espíritu de mi música. Había presencia de todas ellas, se convertían en motor de mi propia inspiración. Y eventualmente, había canciones, como “Rocío de los campos grandes”, que iba dirigida a una señora mayor, que por circunstancias, se convirtió para mí como en una abuela, era otra musa para mí. La tenía yo en un altar que ofrecimos especialmente para ella en el lugar en el que estuvimos grabando el disco. Entonces, para mí las musas tenían que ver con eso, seres divinos y especiales que se conectaban a la música. Ojala, estas inspiren a otros jóvenes, a hacer dibujos, pinturas, canciones, teatro, danza. Con este disco, mi ilusión era inspirar a otros a hacer arte.

Y hablando de mujeres, ahora hay de nuevo un movimiento muy fuerte que reivindica el papel de la mujer a todos los niveles, también en lo artístico. ¿Cómo se desarrolla esto en México? Alguien como Julieta Venegas fue importante, luego habéis llegado mujeres como tú, Carla Morrison, Mon Laferte.
Yo lo que pienso es que hoy en día, al menos en México, es curioso porque es un país que tiene mucho problema de género para la mujer, y se dan muchas situaciones, pero a pesar de eso, el público y la audiencia está mucho más inclinada hacía la mujer. O sea, digamos que las que llevamos una fuerza particular en la música somos mujeres, y es increíble. Hay muchas haciendo proyectos interesantes y siendo escuchados, en cambio yo siempre recalco la importancia que tiene que destaquemos ambas energías, porque no me gusta tampoco caer de un lado muy feminista. Me gusta ser influyente y en mis proyectos voy muy directa hacía la fuerza femenina, pero es algo que tiene que ver conmigo, con mi carácter, con mi personalidad. En realidad, me da mucho gusto que haya mucha mujer poderosa, aquí están Carla Morrison, que somos amigas, Mon Laferte, obviamente Julieta Venegas, y también otras como Ximena Sariñana o Camila Moreno.

Un disco tuyo que me gusta mucho es “Hasta la raíz”, tenía un aire más pop. Y de una de las canciones del mismo, concretamente de “Nunca es suficiente”, me gusta mucho la letra, sobre todo por el significado. Lo enfocas desde la óptica de una relación amorosa, pero lo podríamos aplicar también a la sociedad. ¿Crees que en la actualidad estamos en exceso insatisfechos? Al final, todo nos parece insuficiente.
Totalmente, estoy de acuerdo contigo. Mira, te voy a contar algo. Ayer perdí mi celular en el bosque, y claro, por un lado dije: “uffff”. Es jodido porque ahí hay tanta información sobre mí… pero por otro lado, estoy alegre, me retó mucho, a ver si ahora voy a ser capaz de vivir sin el celular. En la actualidad, nos toca estar muy atentos a la tecnología, a todo lo que nos rodea, y cada día, a tener más y más. Y nos alejamos de conectarnos a lo más básico e importante. Tenemos que estar en harmonía con todo lo que nos envuelve, pero al mismo tiempo no olvidarnos de nuestro espacio, de nuestra gente, de nuestra comunidad. Hay que trabajar esas cosas, nuestra parte espiritual, la parte personal… buscar aquellos medios que te harán sentir bien.

Hace poco leía una entrevista a un sociólogo en la que él decía que es más importante ocho abrazos de seis segundos al día que mil likes en redes sociales.
Es fuerte, muy fuerte, porque todo esto empieza a generar un vacio extraño, parece que si tienes más seguidores, cuantos más mejor, eso llena ese vacío… pero después, te das cuenta de que no. Por eso, ahora quiero ver que genera en mí no tener celular, cómo voy a compensar esta falta, ¡va a ser una prueba!

Para acabar, te tengo que decir que me fascina el video de “Tú si que sabes quererme”, cuando lo veo me imagino en esa fiesta. ¿Crees que ese video representa el espíritu de este disco y el de ti misma? Es un alegato a favor de la vida, te dan más ganas de vivir.
En el segundo volumen de “Musas” va a haber una canción que lo cierra que se titula “Humanidad”, y si hubiera una palabra que para mí definiera este proyecto, es esa. Y lo que me gusta de ese vídeo, es que es una fiesta muy humana, diferente a otros con ese estilo en el que se los actores se presentan con mucho lujo. En realidad es una fiesta como las que se dan en mi contexto, en mi mundo.

Muy real, muy natural, muy auténtico, ¿no?
Eso es, muy real. No es que lo otro no exista, pero esto es más cercano a lo que conozco, a lo que me toca vivir, al tipo de artista y persona que soy en este momento. La intención del video era invitar al espectador a esa fiesta, que sea participe y que se de cuenta que puede pertenecer a este mundo, sin necesidad de ser una estrella o estar dentro de una clase social. Simplemente, ser parte de este mundo musical.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.