Estamos acostumbrados a presenciar involuciones artísticas que parten de un impecable reducto de pureza que termina derivando en una catastrófica adaptación con calzador a un medio innatural e impuesto en favor de una salvaje venta al mejor postor mediático. No es de extrañar que no sean muchos los y las artistas que deciden emprender el camino a la inversa, y mucho menos después de haber degustado las mieles del éxito convencional por excelencia. Sin embargo, cada vez parece menos infrecuente toparnos con figuras del pop que rompen los arquetipos establecidos en favor de una renovada imagen del manido mainstream, ampliando con ello el catálogo de recursos referenciales que las nuevas generaciones tienen a su disposición. En medio de este notable cambio de dirección, ha aparecido en los últimos años el discurso de una joven navarra llamada Natalia Lacunza, a la que muchos recordaremos por ser una de las caras con más autenticidad y sello propio de las nuevas generaciones emanadas del conocido talent show musical Operación Triunfo, pero cuya carrera a día de hoy dista mucho de lo que acostumbramos a ver salir de la famosa Academia.
Sentirse cómoda en un terreno más comedido y alternativo es algo que a la artista de Pamplona le ha resultado sorprendentemente natural y fácil, hallando en este particular territorio las herramientas y los recursos útiles para dar con su mejor sonido hasta la fecha, como bien demuestra en “Tiene Que Ser Para Mí” (Universal, 22), su más reciente lanzamiento y consagramiento profesional. No obstante, y a pesar de ese carisma hipnótico que derrocha en cada una de sus piezas, dar con la tecla de esa actitud crudamente honesta y empoderadora que tiñe los relatos de su LP no ha sido fácil, y de ese arduo proceso de consecución y transformación personal ha querido hablarnos la propia Natalia.
Sabemos que estás sumida en unas semanas muy complicadas e intensas después de tu bolo en México y con la salida de este nuevo disco. ¿Has conseguido encontrar ese punto intermedio entre poder disfrutar de tu curro y también darte espacio y tiempo para ti misma?
Pues estoy en ello. Últimamente estoy teniendo más en cuenta que nunca que tengo que cuidar de mí también, algo que antes no sucedía. En el pasado acostumbraba a priorizar mis responsabilidades, más aparte las que me solía añadir yo por cuenta propia, y acabé disociada perdida [risas]. Pero poco a poco estoy subsanando esto, yendo a terapia, encontrando mis espacios y dejándome cuidar más, lo cual me hace sentir bastante orgullosa de mí misma.
Como decimos, estás recién llegada de México prácticamente, ¿qué tal la experiencia por allí?
No te exagero si te digo que ha sido uno de los mejores bolos que he dado en mi vida. Era la primera vez que tocaba en México, ya que el año pasado fui por allí pero solo para componer un tema, y fue una auténtica locura ver el Lunario del Auditorio Nacional a rebosar. Encontrarme por fin con tanta gente de allí que llevaba tantos años apoyándome desde la lejanía, dándolo todo desde la primera canción hasta la última, e incluso subiéndose al escenario a cantar con nosotras… Fue un sueño, en serio.
"Digamos que es un disco particularmente dedicado a esa gente sensible que tiende al auto-sabotaje, y ellos saben quiénes son"
Mencionabas antes el auto-cuidado, y junto a una honestidad bastante directa, me atrevería a decir que son los dos grandes pilares de “Tiene Que Ser Para Mí” . ¿Dirías que la evolución de tu discurso ha venido precedida por algo en particular?
Yo creo que todo ha sucedido de manera bastante natural. De hecho, diría que siempre he sido bastante abierta en mi discurso. Lo que he hecho en esta ocasión es apostar por un storytelling más personal y por letras que son menos interpretables y más directas. Con ese punto autobiográfico que menciono, muchas canciones ahora parecen más brutalmente honestas que nunca.
Y son precisamente canciones como ‘No Me Querías Tanto’ las que están impregnadas de esa verdad tan directa y al grano.
¿No te impone un poco compartir este tipo de relatos?
Me imponen más las entrevistas que lo que opinen mis fans, a decir verdad [risas]. Lo cierto es que en este disco hablo de cosas muy genéricas, que casi cualquier persona podría llevarse a su terreno, y eso es lo que más me interesa ahora mismo, conocer el feedback de la gente, comprobar con qué historias se han sentido identificadas las personas que me escuchan y sobre todo ver qué opinan del disco. “Tiene Que Ser Para Mí” tiene un punto de vista terapéutico muy presente, con el que he tratado de ayudarme a mí misma, pero si además consigo ayudar a otras personas con él, yo encantada.
El propio título tiene en sí es un estamento muy ambicioso con un poder terapéutico muy grande, como mencionas. ¿Cómo se llega a alcanzar esa certeza y te convences a ti misma de ello?
No es fácil. Somos una generación marcada por la insatisfacción personal, por la culpa, y por el complejo de inferioridad. Vivimos con demasiadas cargas sobre nuestros hombros, preguntándonos constantemente si seremos suficiente o si tiene algún sentido trabajar tan duro para algo que será olvidado a los cuatro días. Alcanzar ese nivel de paz interior en el que te convences a ti misma de que un proyecto tiene sentido para ti, por el mero hecho de ser tuyo, no es algo que se alcance con facilidad. “Tiene que ser para mí” es como un mantra que me he estado repitiendo a mí misma durante todos estos meses, donde se han sucedido momentos en los que esas cargas que te mencionaba pesaban demasiado y debía de hacer un esfuerzo personal por valorar lo que yo misma era capaz de hacer. Se trata de encontrar esos momentos particulares entre el frenetismo regular en los que debes detenerte y darte una palmadita en la espalda porque te lo mereces, en lugar de focalizarte solo en lo que te falta o en lo que aún no has logrado. Aunque por supuesto, esto no se aplica a todo el mundo. Hay gente a la que no le vendría nada mal ganar algo de auto-crítica [risas]. Digamos que es un disco particularmente dedicado a esa gente sensible que tiende al auto-sabotaje, y ellos saben quiénes son.
“Sigo haciendo las cosas con el corazón, pero ahora he desarrollado una pequeña coraza alrededor de ese corazón”
Otro de los temas estrella de tu álbum es “Todo Va A Cambiar”, donde precisamente nos hablas de cómo has aprendido a desenvolverte en un mundo que está cambiando constantemente. ¿Cómo sueles ser ante los cambios, abierta o reacia?
Pues fifty-fifty, diría. Por un lado soy muy Capricornio, y necesito organización y que las cosas estén bajo control, pero por otro lado creo que soy una persona que ha logrado adaptarse a situaciones muy diferentes en poco tiempo. Vivimos acostumbrados a creer erróneamente que las cosas van a permanecer inmutables siempre y nos cuesta asimilar esa sencilla obviedad de que todo está sujeto al cambio. Pero es un hecho, todo va a cambiar en algún momento, para bien o para mal. Con esta canción precisamente trato de animar a que la gente abrace el cambio, como parte natural de la vida, ya sea como algo que pueda traer las consecuencias más duras o las mejores experiencias de nuestra vida.
Esta actitud es precisamente la marca personal de una madurez incipiente que ya atisbábamos en “EP2”, pero que definitivamente se confirma con este nuevo trabajo. ¿Dirías que has encontrado “tu sitio”?
Poco a poco, pero creo que sí. Sin ir más lejos, la seguridad con la que hablo ahora de mi música no tiene nada que ver con la forma en la que solía hacerlo antes. Pero más allá de saber cuál es mi sitio o saber si lo he encontrado o no, lo que sí que tengo claro ahora es cuál es mi manera de hacer las cosas. Tengo millones de ideas nuevas en la cabeza, aún no ha salido el disco y ya quiero hacer más música y no sé cómo lo abarcaré todo, pero sí tengo claro el lugar del que parto y cómo trabajar.
Hablando precisamente de “EP2”, vuelves a toparte con Pau Riutort en la producción, esta vez con mucho más protagonismo.
Así es, le conocí cuando produjo ‘A Otro Lado’ de mi anterior disco y tuvimos una conexión instantánea y maravillosa. Sabía que había producido a otras grandes artistas, como a Bad Gyal, Rosalía o FKA Twigs, pero no sabía que además era multi-instrumentista y había estado tantos años al frente de otros grupos. De repente me di cuenta de que aunaba los dos mundos que quería para mi proyecto, ese concepto de artista pop multitudinaria que al mismo tiempo es capaz de evolucionar a través de su banda. Y la verdad es que fue un auténtico disfrute co-producir el disco con él. No solo coincidíamos en ideas y en aportes, sino que además me escuchaba, tenía en cuenta mi opinión y la trasladaba a la realidad. Se convirtió en un gran amigo y en un hombro en el que llorar cuando más lo necesitaba.
Al hilo de asentar este sonido más alternativo que ahora te define, me viene a la cabeza precisamente que tú y tu generación pertenecéis a otro tipo de alumnos de la Academia de Operación Triunfo que dista mucho de los concursantes que acostumbrábamos a ver en las primeras ediciones. ¿A qué crees que se debe este cambio en el paradigma?
Yo creo que se debe a que la presencia de Internet está ahora más integrada en nuestra sociedad que hace 15 ó 20 años. Mi generación tiene acceso ahora a mogollón de referencias que antes era impensable y ese flujo de información nuevo ha cambiado el juego totalmente. Incluso hacer música es ahora mucho más fácil, con cuatro tutoriales de YouTube. El tener esa información más a mano que nunca ha permitido que podamos ampliar nuestro espectro de una manera más natural, y por eso el perfil de artista que ahora vemos es tan diferente.
¿Sigue quedando algo de la Natalia que conocimos en la Academia?
Creo que sigo siendo la misma chavala. Siempre he sido muy natural. De hecho, al principio pensaba que me iban a echar a la primera porque no era ni tan divertida ni tan carismática como otras alumnas [risas]. La Natalia que pasó por la Academia era, obviamente, más inocente, pero siempre he sido muy lista y he tratado de tener los ojos bien abiertos. Ahora, indudablemente y gracias a las experiencias, filtro más a quien le regalo mi tiempo. Digamos que sigo haciendo las cosas con el corazón, pero ahora he desarrollado una pequeña coraza alrededor de ese corazón.
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