"Cuando hago música no pienso"
EntrevistasNatalia Doco

"Cuando hago música no pienso"

Adriano Mazzeo — 12-11-2024
Fotografía — Raphaelle Logeril

Más allá de una voz tan vulnerable como determinada y de una sonrisa definitivamente optimista, la propuesta de Natalia Doco podría leerse como un entrañable fenómeno en el que se conjugan espiritualidad y antropología personal. Prueba de ello es un disco como “La Sagrada” (Casa del Árbol, 23), cuyas canciones sonarán en su concierto madrileño.

La cantante, nacida en Buenos Aires y afincada en París, llegará a Madrid para presentarse en la Sala Independance el 14 de noviembre como parte del ciclo Momentos Alhambra. “El show de Madrid es muy importante, no solamente porque hace años que sueño con cantar en España, sino porque también es la última fecha de la gira y vienen amigos. Vamos a festejar a lo grande luego de dos años de gira”, cuenta con entusiasmo.

"Cada uno de mis discos es conceptual y habla de cada etapa de mi vida, de cómo yo las voy, digamos, ‘resolviendo’"

Mientras prepara su próximo disco en un castillo de la ciudad de Vichy en el centro-sur francés, Doco, quien emigró en su postadolescencia a México para luego recalar en París, nos pone al corriente sobre qué significa para ella su propio recorrido artístico. “Siempre estuve muy obsesionada con mi carrera, eso lo que más me importa. Y no la mido en términos de logros, sino en lo que yo ‘vine a hacer’. Mi vida es como una montaña rusa y siento que debo pasar por cosas para luego componer canciones que le hablen a la gente a la que le cuesta más expresarse. Lo siento como una misión. Cada uno de mis discos es conceptual y habla de cada etapa de mi vida, de cómo yo las voy, digamos, ‘resolviendo’. Eso me llevó a sentir que mi vida es en realidad muchas vidas en una”.

La propuesta musical de Doco suma distinción y originalidad, pero nunca suena distante. Por el contrario, en sus melodías y arreglos se hacen notar sus sentimientos y puntos de vista, vitalmente influidos por el hecho de ser inmigrante. “Para mí es fundamental estar conectada con lo extranjero. O ser yo la extranjera que está en un medio que me aporta un montón de cosas. Y esto no es algo consciente. Mirando hacia atrás, veo que mi primer disco es de inmediatamente después de irme de México, donde viví ocho años y aprendí mucho de música. Allí hay una influencia mexicana impresionante. Lo mismo que habrá influencia francesa en los más recientes, pero de todos modos no es algo consciente. Cuando hago música no pienso. Me doy cuenta de estas cosas con el paso del tiempo”.

Es en su segundo disco, “El Buen Gualicho” de 2016, en el que aparece el carácter folklórico argentino. “Llegó después de una búsqueda personal muy importante que me conecta con Argentina. Lo hice estando afuera de mi país, pero con una necesidad de identidad fuerte. Es un disco muy terrenal y muy argentino en el sentido de que Argentina es un lugar con una conexión a la tierra muy presente. Luego mi tercer disco… Sí, es refrancés”, concluye sonriente. La relación con Europa no se limita al hecho de vivir en Francia, sino que Doco ha girado mucho por el norte del continente, territorio con el que su propuesta conecta al margen de las obvias diferencias culturales. “Acá nos dicen chaleureux, que sería ‘cálidos’. Lo nuestro les parece exótico, pero es todo muy tierno porque intentan bailar… Es muy lindo cuando intentan seguir la clave de la chacarera en lugares como Suiza, Austria o Alemania”.

Hay una particularidad interesante en los discos de la cantante y es que ella los ha coproducido todos. Sobre ello cuenta que “siempre busco un productor, pero me pasa que cuando me baja el concepto de un disco… Es como si me dictaran. Veo y escucho en mi mente lo que quiero, entonces cuando trabajo con alguien necesito que sí o sí tener cierta flexibilidad. ‘Necesito’ que sea así. Bueno soy muy obsesiva como te decía, también por eso grabo y edito mis voces y coros. Son cosas que necesito hacer sola”. Esta necesidad vital de que el mensaje y la estética musical se reproduzcan tal cual ella necesita tiene que ver con revelaciones que Doco experimenta y luego plasma en sus canciones y sus discos. Ante la pregunta sobre si le preocupa que esa inspiración mágica y natural algún día no aparezca, responde a conciencia. “Bueno, mientras haces un disco hay varios momentos de angustia. De pronto estás grabando y piensas ‘Tengo el mejor trabajo del mundo… Gracias por nacer músico’. Y luego hay otros días en los que pienso que por qué no fui panadera, no sé. Por ejemplo hoy he grabado la canción más difícil de mi nuevo disco, la llevaba aplazando un año y es la melodía más compleja que he cantado en mi vida, y al mismo tiempo hay otros temas que los grabo en una toma. En este disco me han pasado ambas cosas”. Si bien menciona la palabra obsesión en varios pasajes de la entrevista, tiene en claro cuál es el valor real de una buena toma de voz. “Aunque algo esté muy bien cantado técnicamente, yo necesito que tenga esa cosa que me toca la fibra. Si no tiene ese alma, no puedo. A veces voy a elegir tomas que son más frágiles técnicamente hablando pero en las que siento que la voz te toca. Para mí eso es muy importante. Si la canción es alegre, debes ver una sonrisa cuando la escuchas con los ojos cerrados”.

 

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