En 2019 las cosas se precipitaron para Narco. Vikingo MC era despedido en junio de aquel año de forma polémica. Según el cantante y miembro fundador, “le dieron la patá de malas maneras”; según la banda, por “episodios de violencia”. Tras sustituirlo por ‘El Chino’ (para acompañar a Curro ‘Distorsión’ Morales, segundo cantante en sustitución de Chato Chungo desde que el grupo tuvo su primer regreso en 2008) para terminar la gira de presentación de “Espichufrenia” (2017), decidieron tomar otro parón indefinido en diciembre. Tocaba pisar el freno, asimilar lo ocurrido y recalcular ruta.
Pandemia mediante, con los miembros diseminados en otros proyectos, consiguieron recuperar las ganas y volver a juntarse para grabar material nuevo. El resultado es "Parásitos", diez temas nuevos con ‘El Chino’ ya como miembro oficial. Curro, que actualmente compagina Narco con su otro gran proyecto, Califato ¾ (donde mezcla el rock andaluz con electrónica), ha aprendido como tantos otros a vivir el presente sin planificar demasiado el futuro. No sabe si habrá más discos de Narco, pero éste está dispuesto a defenderlo a muerte a lo largo de 2023. Contesta a nuestras preguntas al otro lado del teléfono.
Narco regresa tras anunciar su parón indefinido, ¿en qué momento decidisteis regresar? ¿Tuvo la crisis sanitaria algo que ver?
Llevábamos girando sin parar desde 2007. En 2018 nos pasó de todo, llevábamos muchos discos, nos habían pasado muchas cosas y queríamos pegar un paroncito, lo necesitábamos. No sabíamos cómo de largo iba a ser, pero tuvimos la suerte (si se puede tener suerte en este tema) de que coincidió cuando empezó la pandemia. Paramos en diciembre y empezó la movida en febrero. Si no hubiera sido por la pandemia igual hubiésemos vuelto a los dos años y no a los tres, no lo sé. Pero con las circunstancias que se habían dado decidimos esperar un poquito y volver con un disco, por eso hemos estado tres años parados.
“Nos habían pasado muchas cosas y queríamos pegar un paroncito, lo necesitábamos”
El nuevo disco llega cinco años después del anterior, "Espichufrenia". ¿Ha sido liberador volver al estudio?
Sí, la verdad que nos apetecía. Hemos estado dos años cada uno en otros proyectos y otras cosas, y nos apetecía volver a juntarnos. Meternos al estudio y hacer temas nuevos también, porque la gira de 2018 fue muy larga. Acabas con ganas de material nuevo, un poco harto de tocar los mismos temas siempre. Necesitas cambiar repertorio e introducir canciones nuevas que te den un poco de vidilla y de ganas para hacerlas en directo. Ha salido un disco muy diferente, que no nos esperábamos ninguno pero ahí está, ése es el que hay.
Se titula "Parásitos", ¿se refiere a alguien en concreto?
Sí, a todos (risas). Nosotros los primeros.
Es un disco bastante diferente, como acabas de decir. En la nota de prensa se presenta como el “punk del futuro”, pero yo os escucho más electrónicos y maquineros que nunca. ¿Ha sido premeditado o ha salido así?
Mucha gente se sorprende cada vez que sacamos algo con más o menos electrónica, pero desde el primer disco de Narco hay mucha electrónica ya, y en los demás también. Siempre la ha habido.
“No puedes repetir la misma fórmula de antes, porque si no te aburres y sale un disco aburrido”
Sí, pero yo en éste he notado más que otras veces.
Igual hemos subido un escalón más en ese sentido, pero es un camino que iniciamos hace mucho tiempo. Hemos profundizado más en ese tema, es lo que nos pide el cuerpo y lo que nos apetece también. No puedes repetir la misma fórmula de antes, aunque cojas ingredientes parecidos, porque si no te aburres y sale un disco aburrido. Hay que divertirse, pasárselo bien. Éste nos ha salido quizá un poco más electrónico que los anteriores, pero no quita que si volvemos a hacer un disco algún día (nunca se sabe) lo hagamos más roquero, más punk, más guitarrero o más electrónico todavía. No ha sido algo planificado, ha sido totalmente natural, lo que ha salido al hacerlo.
En las letras, como siempre, sale lo que pasa en la calle: “Broker de barrio”, “Hermanos Gomex”… ¿Está basada en hechos reales esta última? ¿Habéis currado alguno en ese bar, si existe de verdad?
El nombre está inspirado en una cadena de bares que sí existen en la realidad. Yo que escribí la letra no trabajé en ese bar, pero sí he estado trabajando en bares similares durante tres o cuatro años de mi vida. Sé exactamente de qué va la película, esos bares son muy representativos aquí en el sur, al menos en Sevilla, y me gustaba ese juego. Que la gente se identifique y sepa al tipo de establecimiento que nos referimos, las prácticas que muchas veces se dan en ellos y cómo se siente la gente que trabaja ahí.
Identificados también se podrán sentir, yo por lo menos, con “Superviviente de la escena fatal”.
(Risas) Nosotros también. El que más y el que menos ya peinamos canas, somos bastante puretillas. El hecho de ver cómo la gente evoluciona, cómo cambia, cómo el que parecía el más destroyer y el más golfo acaba siendo el que más se mete en vereda a veces, otro que no era tan destructivo al principio a lo mejor acaba muerto o con una ruina grandísima… (Risas). Es muy variable, según las circunstancias que se den y un montón de factores. Cuando vas teniendo una edad y van pasando los años, vas viendo cómo la gente que te rodea va cambiando y se producen esas cosas, que son un poco chocantes. O te vuelves a reencontrar con un amigo antiguo, hay gente que sí que coincide con lo que tú te esperabas que le pasara, pero hay gente que te sorprende. La canción habla un poco de eso, de cómo cambiamos, cómo evolucionamos, y de toda la pérdida de la energía de la juventud, de cómo queríamos cambiar el mundo, nos lo queríamos comer y reventarlo, hacerle de todo, nos lo queríamos follar. Y de repente se nos van quitando las ganas con la edad. Hay gente que no, pero a mucha gente se le va apagando ese fuego.
“No sabemos lo que va a pasar en 2024, lo que sí que sabemos es que en 2023 vamos a tocar mucho”
Contáis con un montón de colaboraciones. ¿Os queríais dar un baño de multitudes?
Tampoco las planificamos, sino que conforme vas haciendo las canciones se nos van ocurriendo. “Hostia, pues aquí pegaría alguien de este perfil, o este artista en concreto”. Nos lo pide la misma canción, lo solemos hacer así. Podemos conocer a la persona o no, como el caso de El Sicario, que lo conocimos hace unos meses, antes del verano. Dijimos: “Aquí pega El Sicario”, contactamos con él y lo hizo encantado. Igual con María Relator, porque estábamos buscando a alguien de ese perfil, y lo ha hecho de puta madre también. El Chato, que ya estuvo con nosotros… Ferrara, de Parquesvr, por la temática del tema, él que es un punki moderno pureta, sabía que iba a abordar la temática muy bien y la verdad que lo ha clavado. También está eRRe por ahí, que es uno de los productores internacionales que tenemos aquí en Sevilla de música electrónica, ya habíamos colaborado con él otras veces... Las colaboraciones han sido muy naturales, en muchos casos con colegas.
El disco llega a finales de 2022, ya con cara de presentarse en directo en 2023. Vais a hacer un montón de festivales. ¿Habrá salas también?
Ahora mismo estoy haciendo el disco nuevo de Califato ¾. Vamos a parar con Califato el año que viene, vamos a aprovechar con Narco y vamos a hacer un montón de bolos en 2023, porque en 2024 no sabemos si volveremos a tocar o ya estaré de gira con Califato. No sabemos lo que va a pasar en 2024, lo que sí que sabemos es que en 2023 vamos a tocar mucho. Tenemos intención de tocar todo lo que podamos y darle mucha caña al tema.
¿Y cruzar el charco, os lo habéis planteado?
Siempre hemos tenido esa asignatura pendiente, pero somos muchos con el equipo, y con un nombre bastante conflictivo. Imagínate ir a Colombia o a México… (Risas). No sé cómo se lo pueden tomar. Ha habido varios contactos de promotores de fuera interesados, sobre todo de Latinoamérica, pero al final nunca ha llegado a cuajar. Llevar el espectáculo de Narco para allá no es como llevar un rapero, que van tres o cuatro personas y lo hacen. Nosotros mínimo tenemos que ir nueve o diez. Al ser mucho más caro, hasta ahora no ha cuajado. Pero ojalá pudiéramos salir fuera. Hemos estado en Edimburgo, en Dublín, en Londres… En Europa sí que hemos tocado, pero en Latinoamérica no, y nos encantaría.
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