Una nueva aventura en la que el infatigable músico madrileño asume por primera vez la voz principal, además de seguir con la guitarra rítmica, la composición y la producción. Una propuesta metalera, pero en la que escucharemos ecos de sus anteriores grupos: desde el hardcore de Habeas Corpus hasta el rock alternativo de Deniro pasando por el punk de Mierda.
Regresas con “Si no hay viento rema. Vol. II” un año después de la primera entrega. Escuchándolo da sensación continuista, tanto en la música como en las canciones. ¿Es un trabajo conceptual?
En realidad en cuanto a concepto sí lo es. Quería hacer dos discos de metal que transmitieran vitalidad y gritar bien alto: “¡Basta ya!”. He tratado en los dos discos de conservar un equilibrio entre la fuerza musical y la intensidad del discurso, denunciando la oscuridad y abriendo ventanas hacia la luz.
Esta vez tiene doce temas, cinco más que el anterior. Comentabas recientemente en tus redes sociales que después de grabarlo te quedaste “vacío”, tras volcarlo todo en el disco.
Tenía claro que este segundo volumen iba a ser mucho más duro, y eso me ha requerido un esfuerzo enorme. He tenido que trabajar mucho con mi voz para que estuviera a la altura de la música y he mejorado, se nota frente al anterior disco, estoy más satisfecho. Creo que he vaciado lo que llevaba dentro, casi todo lo que siento y pienso está en mis letras.
“De momento no hay regreso de Habeas Corpus, pero la vida da muchas vueltas, nunca se sabe”
El modus operandi ha sido el mismo: primero, bajos y baterías en los estudios California de Madrid con Víctor Saiz. En la batería repite Alberto Martín, y en el bajo entra Alex García en sustitución de Álvaro Tenorio, ¿cierto?
Es un proceso largo pero productivo, y ahora estoy disfrutando más que nunca de la música que compongo y grabo. Primero preparo las ideas en el local. Cuando ya las tengo trabajadas musicalmente, grabo en casa las guitarras base sobre una claqueta. Luego se las envío a Alberto Martín, batería excepcional y muy profesional al cual conocía de Against The Waves. Prepara las baterías en casa programadas y me las envía, las vuelvo a escuchar y si tengo que hacer apuntes se lo digo, modifica y cuando ya estoy contento acudimos a los estudios California a grabar y después las envío a los estudios Sadman. Tras tener las baterías grabadas, viene el bajista –el cual previamente ya ha escuchado también las maquetas–, grabamos sus partes en los estudios California y luego envío el bajo a Sadman. En esta ocasión he elegido a mi amigo Alex García, que nos conocemos desde los noventa cuando él tocaba en el grupo de death metal madrileño Estertor, del que yo era muy fan. Con él ha sido muy fácil y muy bonito trabajar, me encanta tenerle en el disco, ha hecho un gran trabajo con las líneas de bajo.
En los mencionados estudios Sadman de Carlos Santos has grabado el resto de instrumentos (guitarras y voces), y también se ha hecho la mezcla.
Sí, con Carlos llevo trabajando ya doce años, he grabado con él cinco discos de Deniro y dos en esta nueva etapa en solitario. Carlos me conoce perfectamente y sabe lo que necesito y quiero. Es un profesional mayúsculo y el sonido que saca grabando y mezclando es muy bueno. Tanto en este disco como en el anterior he viajado solo en tren con mis guitarras y pedales y me he quedado allí durante cuatro días para grabar las guitarras y las voces.
Y luego masterizado todo por Víctor García en los estudios Ultramarinos en Barcelona. ¿Qué punto se les da, que cada vez más discos de la escena se rematan allí?
Ultramarinos me encanta. Tanto Víctor como Santi García, los dos hermanos, son grandes ingenieros. Les llevo siguiendo la pista hace años con sus propios grupos y con otras bandas con las que trabajan. Han grabado y masterizado a muchas que me gustan de la escena hardcore, punk, post-hardcore, rock alternativo, pop… Me encanta el sonido que les sacan. Víctor ya ha me ha masterizado unos cuantos discos, dos con Deniro y estos volúmenes de “Si no hay viento rema”.
“No me compensa llevarlo a directo porque me va a costar mucho dinero”
La primera parte del disco no tuvo contrapartida en directo. ¿Te sigue dando pereza formar una banda en solitario, o llegaremos a ver estos temas defendidos sobre un escenario?
La verdad, no me compensa llevarlo a directo porque me va a costar mucho dinero. No tengo público, y tendría que pagar a los músicos que me acompañen. En Madrid podría funcionar y cubrir, pero en el resto del Estado seguro que sería una palmada. La gente me está animando, pero luego de los que te animan a los que acuden a verte hay un abismo. De verdad que me da pereza, y prefiero destinar mis recursos económicos a grabar material nuevo.
Entre las colaboraciones veo que tu compañero de Deniro, Javi Lisón, ha metido su guitarra en la mitad de los temas. ¿Echabas de menos esa compenetración que tenéis a la hora de arreglar tus canciones?
Trabajar con él es un gusto, se compenetra muy bien y ya me conoce. Le paso las canciones ya cerradas y busca acompañamientos que pueden hacer que la canción destaque mucho más. Conocí a Javi en la última etapa en Deniro, cuando buscaba un guitarra de apoyo. Y flipé con él. Tiene una técnica y un mojo, un feeling tocando que es de superdotado y sabe utilizarlo. Es decir, es un guitarrista que suma, que trabaja para la canción, que es lo que quería. No un virtuoso para exhibirse sin más, eso es lo que le dije desde el primer día cuando le elegí y lo entendió a la perfección, es un grandísimo guitarrista, de lo mejor de España. Es mucho más joven que yo, tiene otros protocolos, otros tiempos y formas de trabajo diferentes, y eso enriquece nuestra unión.
Hablando de Deniro, dejaste un disco suyo de doce temas “metido en el congelador” cuando estalló la pandemia. ¿Lo escucharemos algún día?
Comencé a cantar y escribir letras sobre esas canciones, pero a la vez estaba componiendo lo que tengo ahora. Al final decidí que yo iba a cantar en Deniro, pero luego lo consulté con mi compañera y con mi amigo Joni [Kasba] y ellos me dieron la clave para comenzar como Nano Vegano y aparcar Deniro. Si algún día encuentro un cantante que esté a la altura de los trabajos hechos, que tenga ganas y mi instinto me diga que no me va a chulear, entonces haré un disco. Y ahí espero que esté Javi Lisón y también Dani [batería] si puede y quiere. El bajista ya veremos, la sección rítmica es la más difícil de ensamblar en un grupo de rock y que dure es un triunfo. La verdad es que tengo ganas de hacer más discos con Deniro.
En tus redes comentabas también que tienes “muchas ideas en otro registro menos cañero, nada de metal”. ¿Irá por ahí lo nuevo de Nano Vegano?
Podrá evolucionar hasta el lugar que yo quiera. De momento lo he centrado en el metal, ya veremos, pero sí que tengo ideas que son mucho más tranquilas y melódicas. Igual encajan o no, ya se verá. Ahora estoy centrado componiendo otras ideas menos metal.
Respecto a tu primer grupo, Habeas Corpus, reeditasteis hace poco en vinilo “A las cosas por su nombre”, uno de los discos más míticos. ¿Se cuece una posible vuelta de la banda, o se queda en un acto de nostalgia?
Estamos reeditando algunos discos que son clásicos y que nos hace ilusión tener en vinilo; darles otra vida, porque su discurso sigue vigente en este podrido sistema en el que vivimos. De momento no hay regreso del grupo, pero la vida da muchas vueltas, nunca se sabe.
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