La apuesta musical de Nakany Kanté es una mezcla entre la música mandinga y el pop. Con su fuerte directo y una banda compacta que la ayuda a sacar su luz más brillante y talento, Nakany entró en nuestra lista de mejores discos nacionales de World Music 2016 siendo número uno. Hace poco Nakany ha publicado su cuarto disco, “De Conakry a Barcelone”, una obra en la que la artista sigue hablando sobre los problemas de género en su país, los matrimonios acordados de menores por sus familiares y muchas otras cuestiones que deben resolverse.
En tu nuevo álbum, “De Conakry a Barcelone”, se entiende que quieres crear un puente cultural entre países, ¿crees que lo estás logrando? ¿Cómo es tu público en España?
Yo creo que sí. Lo estoy logrando poco a poco, aunque ahora las cosas van un poco lentas por la pandemia y no se puede hacer mucho, pero ahora las redes sociales facilitan todo. Con este disco intento crear un puente cultural, y para eso uso diferentes estilos. En cuanto a mi público en España, la verdad es que no me quejo para nada. La gente responde muy bien en los conciertos y todo el mundo canta y baila conmigo. A veces llegamos a algún sitio en el que la gente está más fría, pero yo siempre he roto esa frontera y terminan bailando. Así que sí, estoy muy contenta por el recibimiento del público.
En tu disco han participado músicos de Conakry y de Barcelona. ¿Cómo ha sido trabajar a distancia?
La verdad, no hubo distancia. Yo empecé a componer todas las canciones del disco en Guinea con los músicos de allí, porque el sesenta por ciento del disco está hecho en Conakry. Después vine a España, terminamos aquí lo que faltaba. Seleccionamos los temas, acabamos cosas y llamamos a algunos invitados, según nos pidiera la canción.
"En Guinea puedes decir todo cantando y pedir justicia al mismo tiempo, y muchas veces funciona"
Aunque quizás suene a pregunta tópica, ¿qué crees que aporta este nuevo trabajo a la discografía de Nakany Kanté?
Sobre todo, las guitarras mandingas de Djekoriamory y Petit Kerfala, originales de Guinea, venían con bajos, balafón, tama y calabaza, aquí hemos añadido el resto.
En tu proyecto musical hay muchas referencias culturales de Conakry, ¿qué es lo que más echas de menos y qué recuerdos tienes? Tu música evoca un recuerdo bastante alegre y festivo, ¿tienes pensado volver?
La verdad estoy muy contenta que este último disco, tiene tanta referencia cultural porque era lo que yo quería desde hace mucho tiempo. Estar en África valió mucha la pena para mí. Mucha gente me pregunta, “Nakany aunque tu música sea alegre, no deja de ser reivindicativa”. Y eso es porque yo siempre trato de dar alegría a mi música, aunque las letras sean más duras o tristes. Siempre intento mezclar eso con la alegría, así la gente que me escucha y se encuentra en esa situación tendrá más positividad. Verán una salida del túnel en el que están y podrán ver el futuro de una forma algo más positiva. Y creo que lo estoy logrando, por lo que veo en la actitud de la gente mientras escucha mi música y por lo que me dicen.
La mujer como tema de reivindicación siempre ha estado muy presente en tus canciones. ¿Crees que es posible un cambio aquí y en Conakry? ¿Sientes que crece el empoderamiento femenino en los dos países y en ti?
Yo creo que sí. No es algo que cambie de la noche a la mañana, pero todo se puede con la lucha, por ejemplo. En Guinea puedes decir todo cantando y pedir justicia al mismo tiempo, y muchas veces funciona.
¿Cuáles son tus referentes femeninos (musicales o no)?
Claro que soy feminista, pero no contra los hombres. Yo digo lo que veo día a día. A una mujer hay que respetarla, darle su derecho y punto. Qué seamos iguales, vaya.
En la canción “N'Massé” hablas del contrato matrimonial que hacen las familias de niñas menores que no tienen más elección que casarse con hombres a los que no conocen y, desde luego, no aman. ¿Cómo viviste esta situación de pequeña en Conakry?¿Tienes conocidas en esa situación? ¿Se está reduciendo esta costumbre o está lejos de extinguirse?
Uf... Esto está pasando cada día, aunque con el nuevo gobierno también están luchando por esto, pero sigue en los pueblos, hasta en la capital, porque ninguna niña ira denunciar su familia por miedo. Yo he visto bastantes veces esta situación cuando era pequeña, pero gracias a Dios, mi madre, mis padres... no quisieron que pasase conmigo y me dejaron escoger mi propio camino. En África si hablamos de familia es algo enorme, todo el mundo opina de tu vida, sobre lo que puedes hacer y lo que no. Seguiremos luchando porque esto debe acabar.
"Nosotras damos la vida, sin mujeres no hay un mundo feliz, así que luchamos por nuestro derechos"
En “La Paix” colaboras con artistas como Las Bajas Pasiones o Mû Mbana. ¿Cuál es tu relación con ambos? ¿Qué valores compartís?
Es una historia divertida. Es la canción más antigua del disco y ya la tocaba en directo, aunque un poco diferente. Al seleccionar las canciones para el nuevo disco, esta reclamó su sitio porque no estaba grabada. Habla de la paz, pero no solo en sentido político, también en un plano más personal del día a día. No es fácil tener paz en la vida... Nos apetecía hacer algo coral, y este tema se prestaba más que otros. Ya conocía a Mû Mbana, que es un artista increíblemente talentoso, y Las Bajas Pasiones y Pinan son amigos conocidos a través de Javi Zarco y Dinky, como Nacho Lesko, teclista de Estopa que produjo a Peret con Javi, o Carlitos Sarduy que toca las congas de Xavi Turull de Ojos de Brujo, que murió este año. También Max Moya grabó en mi primer disco y he cantado con Marina.
¿Qué mensaje mandarías, si pudieras, a las mujeres de todo el mundo?
Yo diría que ser una mujer es una bendición. Nosotras damos la vida, sin mujeres no hay un mundo feliz, así que luchamos por nuestro derechos. ¡Viva las mujeres!
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