Y, a su vez, atrapa sus propias vivencias como nadie en cada uno de sus proyectos, es íntimo, se retrata sin filtros y te hace sentir que casi te entrega su alma entre sus letras. Ahora regresa con un nuevo álbum, “Mundos inmóviles derrumbándose” (Oso Polita, 21).
En “Mundos inmóviles derrumbándose”, Nacho Vegas viene cargado de novedades y con las mismas ganas de siempre de dejar huella en todos los que se atreven a recorrer su música. Es el suyo un álbum que entrelaza una belleza poética envidiable con una carga social y política muy marcada. Nos reunimos con el artista en una pequeña cafetería de Madrid para hablar de cómo la inspiración volvió a presentarse frente a su puerta tras una fría etapa de bloqueo provocada por una sociedad destruida.
Hablamos de Leonard Cohen, Janis Joplin, Pablo Hasél, Rocío Monasterio, Bresson o Raymond Carver, entre otros. Repasamos un duro presente, proyectamos un oscuro futuro y damos las gracias a la música. Que al final, es la única que siempre está ahí cuidándonos y no nos abandona.
Con este disco hay como un gran interés en remarcar que es el inicio de una nueva etapa para ti en todos los aspectos. ¿Cómo lo vives tú?
La verdad que hablar de etapas y de ciclos es una cosa un poco arbitraria. Es algo que hacemos nosotros para ordenar nuestras vidas. Pero bueno, sí que se produjeron una serie de cambios sustanciales en la banda, empecé a trabajar con otra oficina... Para mí cada disco siempre supone iniciar una etapa, lo que sí que es cierto es que en este he interpretado las canciones con gente diferente a la que había estado trabajando en los últimos años. Se han incorporado Hans Laguna, Cristian Pallejà y Ferrán Resines; lo que hace que sea todo muy bonito. Además, estoy con la gente de Last Tour, aunque bueno algunos de ellos son amigos míos desde hace mucho tiempo. De Bea, por ejemplo, que es la jefa del sello soy amigo desde hace treinta años.
"No puedes indagar en tu mundo interior cuando hay un mundo exterior lleno de ideas fantasmas y de gente que se está muriendo. Es hasta inmoral"
Hay un gran peso de figuras catalanas en el equipo artístico del álbum. ¿Cómo surgen esas nuevas incorporaciones?
Todo empezó porque durante una gira por Latinoamérica, en un formato reducido acústico, conté con Hans al que había conocido en un concierto mío en Barcelona. Escuché también sus discos y para este álbum se me ocurrió en seguida llamarlo. A partir de ahí, fue él el que me propuso trabajar con Ferrán y con Cristian. Y bueno, me parecía bien hacer un núcleo ahí catalán. De hecho, entre el sector asturiano, el sector euskaldún y el sector catalán no tuvimos que pisar España para grabar.
“La flor de la manzana”, que ha sido el primer adelanto del álbum, habla de la huelga de trabajadores del puerto marítimo de Xixón que no se reflejó en los medios. Tras la pandemia, si te pones a explorar un poco sobre noticias de explotación laboral, fraudes, ha sido impresionante el impacto generado. Y, evidentemente, muchísimo más en inmigrantes. Recuerdo recientemente un vídeo en Twitter que se viralizó de un jornalero inmigrante que se acercaba a su jefe a pedirle el sueldo base que le pertenecía y defender sus derechos. Como respuesta recibió un trato inhumano de agresión y ataque continuo. Subió a redes el vídeo a pesar del riesgo que supone, pero es curioso cómo igual que se viralizó no se pusieron soluciones para frenarlo y dejó de despertar interés muy rápido.
Sí, bueno cuando nos confinaron una de las cosas que pensamos es que la hostia social iba a ser muy grande. Y claro, lo está siendo y nos estamos dando cuenta ahora. Yo recuerdo que lo que cuenta la canción de “La flor de la manzana” no es que no se reflejara tanto en los medios, ya que en los medios más libres de Asturias sí que se habló. Pero claro, los que no le hicieron ni puto caso fueron los que tenían que hacérselo. Básicamente, hablo del Gobierno central ya que parte de la empresa depende de Fomento. Y es que como hablabas del vídeo del trabajador inmigrante, hay muchas cosas que se hacen virales, crees que pueden servir para algo, pero luego te das cuenta de que las redes sociales no hacen que trascienda y se queda todo ahí. En Twitter yo solía ser más activo, pero ahora ya lo soy menos por cómo está ahora esta red social. De hecho, el otro día entré y dije voy a poner algo del disco, que hace mucho que no pongo nada del disco y tal. Acabé metido en un hilo, en una noticia, por culpa de un tweet de Rocío Monasterio, salí de allí asqueado y al final no puse nada. Se trataba de una noticia de El Mundo sobre un inmigrante con un trastorno mental diagnosticado que salió a la calle con un cuchillo, entró al centro mental en el que le atendían y amenazó a los trabajadores. Los trabajadores cerraron la puerta, llamaron a la policía, llegó la policía, sacaron la pistola y lo mataron… Y el otro con un cuchillo. No sé, como mínimo es algo para decir hostia da mucho que pensar. ¿Si no hubiera sido negro le habrían disparado? ¿Era realmente lo único que se podía hacer? Y entonces, Rocío Monasterio hizo un tweet como diciendo “orgullosos de nuestra policía”… Yo creo que además de ser una fascista esta tía es muy lista y sabía que iba a tener un montón de gente diciendo “esta tía, qué psicópata”, y un montón de respuestas. Así que, las redes al final solo sirven para eso. Luego estuve pensando en el tema, seguí un poco la noticia y busqué reacciones a todo esto. Coño con que veas cualquier serie policiaca americana sabes que sacar un arma y disparar es una cosa que tiene que estar súper justificada. Pero claro, como era un inmigrante, como estaba “loco”, como tal… Es una cosa que le sirve muy bien a la ultraderecha y el fascismo para decir “olé la policía, nos ha quitado un negro de encima y lo hacen usando armas que es lo que queremos nosotros”. Tenían todo el pack. Ellos usan muy bien las redes sociales y me jode un poco que las redes ya no sean tanto una herramienta de denuncia.
Yo siempre digo que vivimos en las redes dentro de nuestra propia burbuja. Lo que vemos reflejado en nuestro entorno es lo que creemos que ocurre de verdad. Nos pensamos que algo es importante porque tiene impacto en un entorno que es el nuestro y en realidad ni se menciona más allá. O, como decías, te pones a rastrear un poco y llegas a comentarios de personas que son completamente opuestos a ti. Pero esa gente esta ahí y provocar siempre genera un resultado. Aquí llegamos a “El mundo en torno a ti”, los privilegios, las clases sociales, el ego de que todo gira sobre uno mismo.
Es una canción que se nutre de las contradicciones. Esta canción era un poco enfrentarme a mis propias contradicciones también. Alguien que para mí es importante, la militancia, el orgullo de clase… Pero también hay veces que accedes a ciertos mundos que te provocan disonancias cognitivas y, bueno, también esto ocurre con relaciones que pueden hacer que te pongas delante de un espejo y que veas algo que no te gusta. Es una canción en la que hay un doble juego de ser el narrador y también ser a la vez la segunda persona a la que hace referencia. Enfrentarte un poco a tus propias miserias también.
"Una de las cosas más increíbles que está ocurriendo con mayor fuerza, o al menos yo lo percibo así, es normalizar situaciones que son auténticamente aberrantes"
Sí, hay un momento en el que dices “y aunque ya no gire el mundo entorno a ti, yo casi siempre estaré ahí”. Ese “casi” es que hay algo mayor que frenarte.
Sí, recordaba ahora mismo ese final de la canción de Leonard Cohen que le dedica a Janis Joplin, la de “Chelsea Hotel”. Cuando acaba diciendo “te recuerdo muy bien en el Chelsea Hotel, pero ya está, no pienso en ti tan a menudo”. Cuando la escribí me vino a la mente eso.
Hay una referencia también a la Cañada Real en esa con frase directa que dice “ver los cuerpos que se tocan por pura necesidad y las sombras que se amparan en la Cañada Real”. ¿Cómo ves el trato actual a toda esa gente y las decisiones políticas que despiertan?
Una de las cosas más increíbles que está ocurriendo con mayor fuerza, o al menos yo lo percibo así, es normalizar situaciones que son auténticamente aberrantes. A la gente se le olvida todo. A la gente se le olvida que unos chavales de Alsasua están en la cárcel, que está Pablo Hasél... Se normaliza que hay gente que está presa por sus ideas, se aplaude ese tipo de cosas. Se normaliza la represión, la cara más represiva del Estado y del paradigma neoliberal que yo creo que es la que tiene un poco su reflejo en lo que pasa en la Cañada Real. Simplemente por una cuestión de intereses económicos espurios dejas a familias durante dos inviernos sin luz. Con estas cosas te das cuenta también de quién tiene verdaderamente el poder de facto, que se eligen por una democracia parlamentaria que no tiene tanto poder como lo tiene los mercados. Como lo tienen las empresas, el sector privado, como lo tienen las energéticas que son las que deciden al final sobre nuestras vidas.
Volviendo al salto musical que genera este álbum, hay un peso de inserción de sonidos de cuerdas espectaculares en el disco y también se habla de una apuesta más latina en algunas canciones. ¿Qué querías lograr verdaderamente a nivel de sonido con este proyecto?
En lugar de planear la grabación como había hecho con los leones, esta vez Hans me sugirió trabajar de otra manera con maquetas que yo iba haciendo en casa. Se las pasaba a ellos y allí en Caballo Grande, en Cataluña, pues hacían unas ideas de preproducción. Hablábamos de discos, de referencias, de cosas que teníamos en común… Así conocí a Mancha ‘E Platano, el grupo de mujeres que colabora en “La flor de la manzana”. No las conocía, fue gracias a Cristian, y me pareció maravilloso mezclar esos dos mundos en el disco. Son cosas que fueron surgiendo al tratar de vestir cada canción, de hacerle a cada una un traje a su medida.
Además, creo que es un disco en el que hay una parte muy intimista que ya en las maquetas me pedía la presencia de cuerdas, algo que he solido evitar últimamente. Al final es una cosa muy golosa meterlas para la canción de autor y un arreglo bonito puede ser desastroso para una canción. Como decía Bresson en el cine “un plano bonito puede estropearte una película entera”, o algo así. Pues, un arreglo bonito puede estropearte una canción y hay que hacerlo solamente cuando sea necesario.
No eres nada de hacer discos conceptuales, pero sí sueles tener clara la canción de arranque del álbum y hacia dónde dirigirte después de esa apertura. ¿Cómo aparece “Belart”?
Durante la época de confinamiento y post confinamiento surgió un bloqueo creativo fuerte. Normalmente estás acostumbrado a que te pase eso después de una gira, te entra un poco el pánico a la hoja en blanco, pero al final las canciones vuelven a surgir. Aprendí a no tenerle miedo, pero esta vez fue demasiado largo. Además, yo pensaba que iba a ser todo lo contrario, que iba a aprovechar esa soledad que me imponían para escribir canciones. Pero no, esto lo hablaba con Ismael Serrano que comentaba lo de esa gente que ha aprovechado el confinamiento para bucear en su mundo interior. No puedes indagar en tu mundo interior cuando hay un mundo exterior lleno de ideas fantasmas y de gente que se está muriendo. Es hasta inmoral. Yo no lograba escribir ni un solo verso y tenía muy claro que no quería hacer un disco que hablara de pandemias, de cosas así. Normalmente lo hago todo en mi casa, porque vivo solo y lo hago todo ahí. Pero esta vez se me caía la casa encima. Entonces tomé la decisión de irme a un pueblo del occidente de Asturias y me dejaron una casa a la que me fui con mi mejor amigo. Él se iba por ahí a conocer la zona, yo me quedaba maquetando las canciones, y ahí me desbloqueé. Una de las primeras canciones con las que conseguí desbloquearme fue “Belart”. Me gusta como empieza, la fuerza que tiene… Justo cuando llegué a Ortigueira recibí una llamada con una noticia sobre una amiga que me golpeó, de esas hostias que te espabilan. Y de repente esa canción de la que solo estaba escrito el estribillo, pero no las estrofas, tomó sentido. Precisamente como no sé hacer discos conceptuales para mí todo esto es un medio para ponerle orden a ese caos que hay en mi cabeza.
Todo ese lado del que me hablabas más íntimo, bello, poético… Se manifiesta con todo su esplendor en “El don de la ternura” que nos lleva a Raymond Carver.
Soy muy fan de la poesía de Carver y me acuerdo de que, cuando me regalaron su primer poemario, tendría yo dieciocho o diecinueve años. A partir de ahí, le pedía a una amiga que estaba en Philadelphia que me trajera libros de Carver que aquí no estaban traducidos y yo con un inglés paupérrimo, y el diccionario en la mano, iba traduciendo los poemas de Carver. Hice una mezcla de la traducción argentina, la traducción española y mi propia traducción para incluirla en el disco en físico. Es algo que me interesa mucho, igual que antes hablabas del verso este de “gente que se toca por necesidad y las sombras que se amparan en la Cañada Real”. Muchas veces infravaloramos y pensamos que la ternura es algo como cursi o simplemente buenista y en realidad tiene más fuerza de la que creemos. Por otro lado, la importancia de esa necesidad de amparo y cómo siendo seres independientes nos necesitamos los unos a los otros... Esos dos conceptos, la ternura y el amparo son dos conceptos que me interesan mucho. De hecho, cuando sacamos “Oro, salitre y carbón” (20) mi idea era hacer dos bloques, uno que fuera “el don de la ternura” y el otro “la necesidad de amparo”. Pero, al final, me pareció mejor hacer un orden cronológico y “el don de la ternura” acabó siendo parte de una canción y de una nueva etapa.
"Pues la verdad es que el futuro lo veo un poco negro. Justo ahora mismo estaba viendo que iban a quitar horas de Ética y Filosofía para sustituirlas por una asignatura que se llama Economía y Emprendimiento".
La lucha por hacer oficial la lengua asturiana sigue ahí. El pasado mes de octubre vivimos la manifestación en su defensa y el disco en físico incluye una versión de “Muerre’l branu”. ¿Cómo ves la situación?
Sí, es una pena que “Muerre’l branu” no pueda estar por lo pronto en digital, pero sí estará en la versión en físico. Y hablando del asturiano, es una situación un poco extraña ahora. No sé lo que pasará, está más cerca que nunca pero hay muchas presiones políticas. Es una lucha con la que llevo desde que estaba en la facultad y durante muchos años pensé que era ya una batalla perdida. Pero bueno, ahora lo vemos más cerca que nunca y la idea es que la próxima manifestación histórica sea de celebración. Se vendió como una oficialidad blanda, pero con que haya una reforma en el estatuto ya sería un paso muy grande. Hay que normalizar el asturiano.
El desencanto de las nuevas generaciones con la situación actual y las imposiciones del mercado laboral es enorme. ¿Qué piensas de las pocas oportunidades y las restricciones de libertad creativa que se ofrecen? ¿Cómo ves el futuro?
Pues la verdad es que el futuro lo veo un poco negro. Justo ahora mismo estaba viendo que iban a quitar horas de Ética y Filosofía para sustituirlas por una asignatura que se llama Economía y Emprendimiento. Esto va relacionado con esa intención que existe de orientar la educación para convertirnos en carne de cañón de un mercado absolutamente despiadado y no en formar a la gente humanísticamente, que yo es lo que creo que debería ser la educación. Lo peor es que te lo pintan como algo bonito, usan todo el tiempo la palabra creatividad, te dicen que con tu trabajo haces arte, se habla de emprendimiento a la ligera… No sé, también el discurso esté de Silicon Valley de que a día de hoy es mucho más fácil hacer arte, hacer música, la tienes en todas las plataformas… En cambio, yo que he vivido diferentes momentos en los que la industria musical operaba de diferentes maneras creo que ahora estamos en la más despiadada de todas. Todo el tiempo tienes que luchar para no dejarte fagocitar por el mercado, te piden generar contenido, visibilidad continua, que todo sea novedad…
Impresionante la fuerza de “Big Crunch” y la rabia que acumula. Un tema claramente político, de crítica y con una enumeración constante que hará temblar a muchos.
Sí, ese es el tercer avance que salió antes del lanzamiento del disco y lo presentamos en Navidad como una especia de “villancico anticapitalista”. Y sí, hay una enumeración caótica que la fui cambiando conforme la iba escribiendo porque el estribillo era lo único que tenía más claro. Es una canción diferente al resto del álbum, pero bueno marca ese contraste de tener un punto más luminoso y explícitamente político. Otras canciones tienen una dimensión social más implícita. Pero, en esta me cansé un poco ya de que se hable tanto de “no hagas canciones políticas, métete drogas y haz canciones de tus mierdas”. Luego vas a Latinoamérica y ves que tienen mucho más naturalizado que en la música se pueda hablar de política y que también forma parte de la vida. Así que me apeteció reivindicar la canción panfleto.
¿Qué idea tienes para la gira de este 2022?
Estoy muy ilusionado por tocar con gente nueva en directo. Y, si te digo la verdad, es todo como un poco incierto después de este parón. En 2018 sabía donde estaba, pero ahora mismo no sé qué pasará con la gira. Espero que todo salga bien, vamos a trabajar para ello, va a ser brutal. Cuando llegas a mitad de la gira es cuando las canciones han cogido su propia fuerza y se han ido haciendo poco a poco al directo. Eso es lo más bonito, esperemos que sean conciertos que despierten esa sensación de emoción, de peligro, en los que no sabes qué puede llegar a pasar.
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