Somos iguales menos en lo evidente. Da igual el sexo. Para estar al día, hay que olvidarse de la hermosura y del misterio que encerraban esas diferencias. Pero cuando Rob Garza inyecta un velado tono canallesco en su mirada y dice: "Creo que "The Mirror Conspiracy" es un disco mucho menos house que "Sounds From The Thievery Hi-Fi" y tiene un latido sensual que hace que sea un disco para tías, con todos esos ritmos lentos", no hay que escandalizarse, sino desear encontrar un lugar confortable entre sus ritmos calientes, y soñar con una noche de seducción intensa. Porque Thievery Corporation saben que el baile sin intención puede llegar a ser más triste que el sexo sin amor, por lo que, tras el planteamiento de su elegancia y su saber estar, se han decidido a trabajar en reediciones de lounge tórrido italiano de hace treinta años y a buscar el beat más calenturiento. Eso sí, no se les puede preguntar ni el porqué de su nombre, ni por qué visten siempre de traje, ni por Kruder & Dorfmeister. Bueno, pues será que están hartos de simpleza, "y de multitudes –añade Rob-. Hemos pasado mucho tiempo viajando por ahí con la gira de "DJ Kicks", y queríamos otra cosa, por eso nos ha salido un disco dirigido más al individuo que al grupo, más al ámbito privado que al público". Bueno, eso, y que no les gustan las discotecas. "Y eso que la gente se pensó que éramos Dj’s por "Dj Kicks", pero lo hicimos en un ordenador que estábamos todavía aprendiendo a utilizar". Se les nota especiales, sibaritas y grandes bebedores de un mundo que les vio nacer musicalmente con "Sounds From The Thievery Hi-Fi". "Prensamos mil copias de ese disco hasta que los alemanes Groove Attack nos pidieron tres mil. No nos lo podíamos creer". ¿Vives ahora de la música? "Hace cuatro años que no trabajo de día". Se juntó con Eric Hilton en el club Eighteenth Street Lounge, y allí montaron un estudio primero, y un sello después; se dejaron fichar por 4AD como abanderados del lavado de cara de la casa, reeditaron su álbum preñado de dub y house de etiqueta. De puro elegantes, aguantaron que todos les llamasen europeos y contribuyeron con "Easy Tempo" (Easy Tempo/Eighteenth Street Lounge Music/So Dens, 99) al redescubrimiento de gente como Armando Trovajoli. Ahí pararon el carro. "Teníamos que asentarnos de verdad y profundizar en nuestro pasado y nuestras ilusiones. De ahí ha salido "The Mirror Conspiracy". Y sé que va a haber quien se sienta defraudado al no escuchar tantos beats como en el primer disco". Pero si ellos siguen descubriendo tesoros punk, es extraño que haya quien se enfade por una bajada del tempo. "Muy fácil, esa escena de clubes de masas es la misma que en los ochenta escuchaba a Ratt o a Whitesnake. Es heavy metal y en eso no vamos a participar".
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