Muestras de madurez
EntrevistasArab Strap

Muestras de madurez

Jesús Sáez — 19-05-2003
Fotografía — Archivo

Por fin ha llegado el disco de Arab Strap que todos estábamos esperando. Un disco en el que redondeasen sus melodías e hiciesen rebosar de intensidad su áspero y depresivo slow-core. Su título: "Monday At The Hug And Pint".

El legado de Codeine ha sido y es amplio, pero Arab Strap probablemente ha sido el grupo que con más fidelidad se ha acercado a las emociones transmitidas por el trío neoyorquino: depresión, apatía, tristeza... siempre mezclándolas con ese crudo toque sucio tan propio de las letras de Aidan Moffat y las programaciones de Malcolm Middleton, hasta crear ese universo que ha ido creciendo a lo largo de ya cinco discos de estudio (más uno de remezclas y otro en directo). "Monday At The Hug And Pint" probablemente es la obra cumbre de una carrera que ha ido dejando huella paso a paso, y que se muestra más musical, más madura y, entre comillas siempre que hablemos de la música del dúo escocés, más amable en esta última entrega.

"Escuchaba canciones antiguas y a veces me parecía que la voz de Arab Strap resultaba demasiado monótona"

"Hemos estado haciendo cosas durante mucho tiempo muy ásperas y minimales. ´The Red Thread´ (Chemikal Underground/Everlasting, 01) fue un disco muy oscuro, largo y ahora nos parece incluso aburrido. Decidimos hacer las canciones más directas, más inmediatas, más cortas, y así, a su vez, acortar la duración del disco. Arreglamos las canciones con más cuidado, utilizamos una mayor cantidad de instrumentos como la sección de cuerdas. Fue todo un desafío para nosotros, pero estamos muy satisfechos con el resultado". En efecto, se desmarcan del factor ambiental opresivo que solía caracterizar sus discos, presos de una raquítica desnudez, por un mayor trabajo de melodías lo que se refleja directamente en la forma de cantar del propio Moffat. "Esa era otra de las cosas que quería cambiar. Escuchaba canciones antiguas y a veces me parecía que la voz de Arab Strap resultaba demasiado monótona. Por eso traté de cantar más en las nuevas canciones y hacer menos spoken word. Esa es una de las cosas que hacen que este disco sea más luminoso". Y esto a su vez es lo que le da su grandiosidad, los brillos de tosca esperanza alumbrando una desesperación que sigue anidada en lo más profundo de sus canciones, la riqueza tímbrica de una obra que conserva la devastadora crudeza de sus obras anteriores, pero que se llena de belleza a cada nota. Comedido en sus formas, en minutación ("Loch Leven"), rico en matices y contrastes ("Art Of War", "The Web Never Starts Round Here"), pero avasallador en las sensaciones ("Fucking Little Bastards"). Un disco que les aleja de las programaciones, tan abundantes en álbumes como "Philophobia" (Chemikal Underground/Everlasting, 98) y les acerca al aspecto más orgánico que han mostrado en algunas de sus actuaciones en directo (algo a lo que colabora la crudísima producción, al más puro estilo Albini). "Es muy probable que éste sea el último álbum que grabemos de esta manera. En verano queremos formar una banda para girar y deseamos que nuestro álbum sea a su vez grabado así, por la banda al completo, con un formato más orgánico y directo... Pero en los próximos meses, los conciertos que vamos a dar los haremos en un formato acústico, Malcolm y yo solos, acompañados por una sección de cuerda". En todo caso, el Primavera Sound será una grandiosa oportunidad para comprobar cómo se desenvuelven y para disfrutar del universo propio de Moffat, lleno de sexo sucio, alcohol y relaciones truculentas, dimensionado en su obra, hundido en sus letras. Busquen si no la de "Art Of War", una demoledora deconstrucción de la relación de pareja desde una perspectiva totalmente pesimista, pero no falta de verdad y sinceridad. "Siempre he intentado que mis letras resultasen honestas. Creo que la gente aprecia mucho poder entender lo que estás diciendo, así que trato de no ser rebuscado. De todas formas, lo cierto es que tampoco empleo mucho tiempo en escribirlas, suelo hacerlo durante la misma época de la grabación, en el estudio". En definitiva, esta es la obra de madurez de Arab Strap, en la que se afilan las armas, se redondean las posibilidades y se alcanza una cota de difícil superación. Y cuando hablamos de Arab Strap, eso es mucho.

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