“Pedro y Raúl aportan ese punto de querer ir al local y hasta ensayar. ¡Que mira que es complicado que te guste ir a ensayar!”, comenta Edu (batería y uno de los miembros fundadores de La Fuga), que deja claro que, un año después de que se cerrara la actual formación, esta ha ganado en cohesión. Por otro lado, parece que los nuevos fichajes no se han limitado a ejercer de músicos de sesión, ni de meros añadidos a lo que era la banda antes de la escisión. Raúl (bajista) asegura que “Pedro (guitarra y voz) tiene un punto en el escenario muy distinto al anterior cantante, es como la quintaesencia del rock & roll. La vuelta a la faceta rockera del grupo tiene una relación muy íntima con la forma en la que él ve la música”. Efectivamente, el séptimo disco de estudio de los reinosanos suena bastante más afilado que las anteriores entregas de la banda. Parece que hayan recuperado el gusto por sus orígenes en el rock urbano cañero sin perder en sus letras el vagabundeo desde la rebeldía a cuchillo hasta las cicatrices del corazón. Dice Raúl que en los próximos pasos que dé el grupo posiblemente: “haya una vuelta de tuerca al rollo un poquito más duro. Sin volvernos locos, pero la realidad es que los bolos están sonando más enérgicos que en la gira previa a la presentación del disco”. De todas formas, parece que esto tampoco les va a conducir a una renovación radical de su sonido. “Como fan, cuando voy a ver a un grupo tocar con material nuevo no me suele gustar que larguen el disco entero y luego rematen la faena con cuatro o cinco clásicos. Tampoco creo que fuera honesto reinventarnos hasta dejar de tocar canciones antiguas. Esas canciones, en directo, provocan una respuesta tan intensa por parte de la gente que hace que se te olvide cualquier posible aburrimiento por tocarlas tantas veces”, apunta Raúl, a lo que Edu replica: “Tienes que estar orgulloso de tener un tema como ‘P’aquí p’allá’, que es como nuestro ‘Dolores se llamaba Lola””.
A veces uno pierde la perspectiva y sigue teniendo la imagen de La Fuga casi como unos recién llegados si se les compara con compañeros de escena como Los Suaves o Barricada –algunos de cuyos miembros colaboran en “Raíces”- pero el hecho es que hace ya quince años que echaron por primera vez los trastos en la furgoneta y salieron de su Reinosa natal para ir a darlo todo por el rock’n’roll. Pero cuando se toma este otro enfoque es cuando surge la duda de si todavía mantienen el espíritu adolescente que les hacía vivir más de noche que de día. “El rock & roll es más que salir por la noche, es una forma de vida en general. Algunos somos padres y está claro que algo te condiciona” (el último ha sido Nando, guitarra del grupo, que ha tenido su primer hijo hace apenas unas semanas). “Pero no somos tan mayores; por ejemplo, ‘Pedazo de morón’ está muy bien metida en el repertorio. Está supervigente (risas)”, comenta Edu.
El espíritu fiestero de La Fuga es inseparable de lo que se vive en sus directos, en los que el grupo encuentra su verdadera identidad. Y ahí llama la atención que algunos de los hitos de su carrera en vivo, como haber sido cabezas de cartel del festival Viña Rock, los hayan conseguido justo en uno de los momentos en lo que su continuidad era más cuestionada. (Edu) “Creo que la gente que está metida en el mundo de la música no se ha tomado este asunto de forma tan dramática. Han visto un grupo con mogollón de energía y ganas de seguir, que hemos sacado un disco muy guapo y muy completo, y no han tenido ese tipo de dudas que ha llegado a tener el público. La gente nos ve muy seguros, que tenemos claro lo que queremos hacer. Por eso te llaman para tocar con la confianza de que vamos a responder como siempre lo hemos hecho”.
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