El proceso de creación de “Todo este caos” ha sido escalonado. “No me gusta que se queden canciones huérfanas de disco, soy fan de los discos”, confiesa. Hace más de un año, el cantante lanzaría el primer single del disco, “Ambivalencia”, sin saber que formaría parte de este trabajo. “No me he dado ninguna prisa. He ido según sentía la necesidad. Ha sido un proceso largo y complicado. Ha habido muchos cambios por el camino”. Normalmente, reconoce, le cuesta menos trabajo y le salen las canciones del tirón, pero en este caso no ha sido así. Tanto es así que algunos temas surgieron a última hora, cuando el disco estaba “medio encauzado”.
"Hay un público que se nota que conoce el repertorio y que está super dentro"
“Todo este caos” es su disco más atrevido en cuanto a sonido. “Hay cosas fuera de nuestra zona común, con lo que hemos asumido ciertos riesgos”. Miki y su banda han experimentado y jugado con el sonido, por lo que el álbum tiene detalles que necesitan más de una escucha. “Hay matices que me gustaría que se entendieran. Más que buscar qué es lo que quiero o qué es lo que se espera de mí, he buscado lo qué me divierte y quiero”. El artista asegura que “Todo este caos” era muy importante para él, por ello se han permitido ser libres, lo que ha generado un sonido particular. El álbum es un viaje emocional con diversas reflexiones. Miki se ha atrevido a tocar muchos temas con “hilo fino”. “Es un disco que deja espacio a las contradicciones, que hace más preguntas que respuestas, va lanzando ideas al aire. Me parece que me expongo bastante. Hay bastantes cosas que las escucho y me extraña haberme atrevido a hacerlas”. “Todo este caos”, la canción, habla de “la sensación de estar perdido y saberlo. Cuenta que no siempre se puede estar en un buen momento y que se puede tirar para adelante sin estarlo”; “Trastos” es una canción costumbrista, en la que se está organizando la casa para dar paso a una nueva etapa; “Ambivalencia” es lo contrario al “ni contigo ni sin ti, mi mal no tiene remedio”; “Huye” es un tema frenético pero muy bailable. “Parece que describe una persecución, cuando estás en un lugar en el que crees que se espera algo de ti, que no quieres dar”; “El resto puede esperar” es una cumbia bailable. “Es una historia narrativa de dos personas que salen una noche a bailar y se olvidan del resto”.
El directo servirá para darle un último objetivo al disco. “Está super vivo. Hay bastante margen tanto a la improvisación como a la equivocación, por contraparte. Está muy poquito encorsetado, es todo light”. En él, la energía estará más presente que en sus anteriores giras, ya que el disco lo requiere en diversas canciones. Habrá distintas dinámicas, irán de lo más alto a lo más bajo. “En general, va a ser bastante power. Siempre guardamos momentitos para generar intimidad, se hace muy a lo brusco porque venimos de muy arriba. Por alguna razón, el público nos lo permite, así que seguirá siendo así”. La gira pasará por diversas ciudades españolas y Latinoamérica también tendrá fechas, que todavía no están anunciadas. El cantante lleva visitando países latinoamericanos mucho tiempo, ya que empezó a ir antes de tener público. “El proceso fue al revés. Comencé a hacer conciertos y con el tiempo ha ido creciendo el equipo, los sitios empiezan a ser más grandes. Hay un público que se nota que conoce el repertorio y que está super dentro. Es muy emocionante ver eso a tantos kilómetros. Es un disparate y una suerte”, cuenta entusiasmado.
Su primer disco, “Biodramina”, se publicó en 2010. El cantante lleva desde muy pequeño haciendo canciones, discos y conciertos. Todos los meses acudía a cantar a cafés como el Búho Real, cuando tuvo una colección de canciones comenzó a hacer discos. Mientras tanto, ha estado en muchos sitios como músico. “Lo más potente fueron los siete años con Macaco, aprendí una barbaridad. Desde 2016, más o menos, puedo ganarme la vida solamente con mi proyecto”. El mundo de la música le tiene atrapado porque en él se invita a “jugar, compartir y divertirse”. No sabe en qué momento de su carrera está, asegura que perdió la perspectiva hace tiempo. “Mi aspiración era llenar el Libertad 8 y de pronto he llenado una Riviera. Es una cosa que no me explico. Todo lo que venga es un regalo”. Mientras tanto, seguirá tocando en directo, como siempre ha hecho: “Suena a tópico, pero es empíricamente demostrable que vamos a tocar igual para cien que para tres mil. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá”, concluye.
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