"Ahora hacemos scandinavian blues, es una etiqueta que encaja perfectamente" |
Si bien es cierto que las composiciones entran a la primera, y quizás tengan un gancho más comercial (escúchese sino su single “Pretending”), la tónica estilística no va mucho más lejos que la de su anterior disco. Riffs de guitarra de ascendencia setentera –recuerden que en la nómina de ídolos de Ville se encuentran Gene Simmons e Iggy Pop -, teclados que parecen recién salidos de una aleación entre David Bowie y Brian Eno, un halo de glam rock y, por encima de todo, ese estado febril y nuboso en el que caen también de otra forma Dulce Pontes o Cesaria Evora. “La grabación nos llevó mucho tiempo porque estábamos inmersos en una gira y teníamos que aprovechar días sueltos entre las fechas. Fue realmente complicada y tuvimos que terminar el trabajo en Holanda”. Si, a propósito de su debut, Ville calificaba el estilo de HIM como “Love Metal”, algo así como si Depeche Mode se encontraran con Dimmu Borgir en una película de David Lynch, en “Deep Shadows...” el vuelco en la denominación lleva otros derroteros. “Cuando grabamos “Razorblade...” estaba muy influido por la música gótica de bandas como Intra Venus. Más tarde cuando nos encontrábamos de gira escuchamos mucho a Neil Young y Queens Of The Stone Age, algo que ha tenido que ver en la dirección que ha tomado el sonido de la banda. Ahora hacemos ‘Scandinavian Blues’, es una etiqueta que encaja perfectamente con el nuevo material. El blues es una música de raíces y en Finlandia tenemos un importante background folklórico, género que escucho mucho últimamente. ‘Deep Shadows...’ es un trabajo mucho más melancólico que ‘Razorblade...’ y tiene un aire de blues, así como referencias a Black Sabbath y Led Zeppelin”. De esta forma se entiende el amplio espectro musical en el que se ubica Ville. “Me encanta el último disco en solitario de John Frusciante (Red Hot Chili Peppers). Lo mismo me da por escuchar a Tapio Rautavara - intérprete finlandés de folk- que a grupos de black metal”. Y de ahí también que se haya inmerso en una aventura paralela bajo el nombre de Daniel Lioneye & The Rollers. “Yo toco la batería, Mige toca el bajo y Linde está a la guitarra. Fue un divertimento en el que nos embarcamos la pasada primavera”. Por otro lado, su faceta letrística le viene de los días en que estuvo trabajando en un sex-shop cuando apenas tenía quince años; fue entonces cuando comenzó a escribir poesía. “Aunque las letras de HIM hablan de muerte, amor y odio no llevan ningún mensaje implícito. Para mí prima mucho la libertad en el discurso y la individualidad, por eso no quiero que la gente se vea influida por lo que canto. Además bastantes personas malinterpretan mis letras. En ‘Join Me In Death’ muchos creen que hablo sobre el suicidio cuando en realidad me refiero a una ruptura de pareja. Identifican la palabra muerte con un estado físico y no con algo anímico”. Pero no todo es tristeza y desesperanza en el universo de HIM, como bien muestra su participación en el disco de tributo a Turbonegro, con esa revisión de “Rendezvous With Anus”. “Fue idea de Linde, el guitarrista. Es una canción muy cachonda”. Ya ven, no todo son sombras y nostalgia para los nórdicos.
Keep these aretlcis coming as they've opened many new doors for me.