"Nuestra ambición artística es tocar lo mejor posible y hacer la música que queremos"
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"Nuestra ambición artística es tocar lo mejor posible y hacer la música que queremos"

Marcos Gendre — 10-01-2022
Fotografía — Nickie Divine

Tras una década afinando y multiplicando su fórmula, el inclasificable trío madrileño Monodrama publicará en breve “Mndrmooaa” (Everlasting, 22), un trabajo épico para el que parece que llevaban toda la vida preparándose.

Estamos ante una gesta en la que consciencia post-rock, heterodoxia jazz y evasión ambient encuentran un lenguaje común e impredecible del que dos de sus miembros, Mauricio y Sancho, nos explican su secreto a continuación. El próximo viernes 14 de enero lo estarán presentando en directo en Café Berlín (Madrid).

Para ponernos en contexto, ¿cómo nace Monodrama y bajo qué ambiciones?
(Sancho) Nosotros llevamos ensayando desde el 2012. Durante aquella época, hicimos una maqueta con temas de Thelonius Monk en el 2013 para nuestro primer concierto, que era un homenaje por el noventa aniversario de su nacimiento. Después, sacamos un disco autoeditado, que grabamos en el 2014. Sí es cierto que, a nivel de estructura discográfica, este es el primer disco de cierta enjundia, pero ya llevamos bastantes cosas grabadas. Lo que ha habido durante estos años es una labor de ensayo permanente. Nuestra ambición artística es tocar lo mejor posible y hacer la música que queremos hacer. No hay una ambición ni una necesidad de petarlo.

"Teníamos un montón de temas y la verdad es que cuando Everlasting nos propusieron trabajar con ellos nos pusimos a grabar en el estudio"

En estos tiempos de consumo fast food musical, aunque sea fuera del terreno pop, siempre sorprende encontrarse con obras de una épica creativa tan ambiciosa como “Mndrmooaa”.
(Mauricio) Es cierto que vivimos en tiempos de consumo rápido. Los discos son breves. Todo es más comercial. En nuestro caso, no fue nada premeditado. Teníamos un montón de temas y la verdad es que cuando Everlasting nos propusieron trabajar con ellos nos pusimos a grabar en el estudio. De todas las cosas de antes, teníamos muy poco tiempo de estudio. Entonces, en dos días, nos grabamos un disco. Sí es cierto que hay una conexión entre los temas y se ha tratado de plantear cierta unidad, pero grabarlo ha sido más azaroso que premeditado. También es un poco golpe de efecto sacar algo que obliga a la gente a hacer un esfuerzo si se quiere acercar a la música. Y eso también está bien.

Vuestro disco suena tanto a algo nacido para captar la magia del maelstrom como a algo concienzudamente tallado a lo largo de mucho tiempo. En este sentido, ¿dónde está el equilibrio entre estos dos extremos?
(Sancho) Yo creo que cuando empezamos, entre improvisación y arreglo total, estábamos más cerca de la improvisación, pero teníamos unas estructuras determinadas. Sin embargo, en este último disco hay un montón de situaciones en las que hay una libertad armónica en ciertos pasajes de nuestra música y cada tema está mucho más estructurado.

De todo esto, se transluce un trabajo monumental de producción, en el que habéis tenido que armar toda clase de soluciones, tal como transciende del sonido tan orgánico y atmosférico que habéis captado en todo momento, como elemento unificador de trece cortes tan independientes en su formulación.
(Mauricio) El alquimista es un poco Alberto. Para este disco hubo mucha preproducción para ver por dónde iban a ir los temas y qué sonoridades iban a tener. También había muchas referencias de cosas que nos gustan. Más o menos, las ideas estaban bastante claras. Y sí creo que, de forma natural, hay un equilibrio de diferentes estilos y sonoridades. También imagino que el disco en directo va a ser más abierto. Va a ser más improvisado.

Un tema que me ha emocionado especialmente es “Levitation”, donde brota el ADN del ambient inventado desde la orilla jazz oceánica de discos como “In A Silent Way” o el sello ECM. Pero ¿cómo se construye una canción de una estructura tan etérea como ésta?
(Mauricio) Este tema está muy cerrado, pero es la sonoridad lo que hace que suene más etéreo. Pero sí creo que es un tema bastante sugerente en este sentido, liviano, de alguna manera, bastante tranqui con la melodía y los acordes. Realmente, no hay mucha improvisación.
(Sancho) En nuestro repertorio suele haber muchos temas guerreros, con decibelios, pero siempre hay un tema de paz. En este caso, “Levitation” genera una sensación muy espacial. Por ejemplo, otro tema que me genera esta sensación es el último del disco. Y en el Ep anterior, la canción que me genera esto es “Anathema”, la última.

(Mauricio) Es el efecto “sorbete de limón”, que siempre decimos entre nosotros [risas].

En otras como “Golden Age Of The Eye” la electrónica analógica es la vía central del sonido. ¿Dónde encontráis el equilibrio o desequilbrio entre vuestra parte jazz y electrónica a la hora de sacar adelante composiciones de esta clase?
(Sancho) La composición de este tema en particular la trajo Mauricio maquetada en el audio que nos genera un programa informático, el Sibelius. Como pasa con muchas composiciones de Mauricio, ya la maqueta me encantaba cómo sonaba. De hecho, la intro de este tema es esa maquetación, retocada por Alberto. En este caso, el sorbete de limón que nos queda es muy divertido. Nos queda un tema muy cerrado, sin solos. Y luego, lo que está claro que, a nivel de sonoridad, es un tema muy peculiar porque la síntesis que usamos es lo más de videojuego posible. Y creo que salió de forma muy natural. Pues igual que tenemos el concepto de sorbete de limón, tenemos el de “bombón helado” [risas]. Y este pertenece a lo segundo.
(Mauricio) A mí siempre me ha hecho gracia incomodar a la gente, hacer escuchar un disco que aparentemente te supone un esfuerzo. No es música de fondo, es música para que te impliques, para que pongas tu atención, pero que también luego haya algo más liviano, como viniendo a decir: “tampoco te lo creas”. Me parece divertido algo de contraste. Y creo que es bastante efectivo en el disco.

Para que un disco con un sonido con tantos lenguajes surja con tanta fluidez tiene que haber un punto de unión entre los tres para que vuestra metodología brote de forma natural. Pero ¿dónde se encuentra ese punto de unión?
(Mauricio) Yo creo que nos gustan muchas músicas distintas. Los tres somos muy distintos. Y en la banda hay unas sinergias determinadas. Cada uno cumple un papel, y funciona. Y el resultado es el disco. Yo suelo aportar ideas, bosquejos o composiciones cerradas. Sancho aporta mucha sonoridad a la banda, es capaz de tocar lo que le echen. Aporta muchas ideas de estructura y es el que hace que todo funcione. Y Alberto es un poco el director musical, el que trae las formas, el color de los temas. Cada uno tiene su superpoder. Cada uno, tiene su sinergia, y hace que la banda suene de la forma en la que suena.

En “Mndrmooaa”, se podría hablar de jazz, noise, avant-garde e incluso post-rock, como el que definió a grupos como Tortoise en los noventa. Siendo imposible y absurdo buscar etiquetas en vuestra música, ¿cuáles son los pilares referenciales de vuestro sonido?
(Sancho) Referencias a Tortoise, por supuesto. Pero yo, más que a Tortoise, bebo del rock sinfónico y progresivo, pero, a su vez, también tanto Mauricio como yo bebemos de la contemporánea, de Bartok, Feldman, Ligeti, Cage...

En vuestra música, brota una poderosa condición visual que se integra en todo vuestro disco. Pero ¿con qué referencias e influencias visuales contáis en vuestra metodología?
(Sancho) No eres el primero que nos dice que este disco le genera imágenes cinematográficas. A título personal, no hay mucha intención. Por lo menos por mi parte. Que se genera, pues qué bien. Yo, como Julio Salinas, sin querer, he metido un golazo [risas]. Sí es verdad que situaciones que se generan con el delay de Mauricio o en cosas muy texturales, se provoca esto. Sin embargo, con esto no pienso en una música incidental.

Por ejemplo, en el disco hay una canción con un título como “There Will Be Blood”, de la película de Paul Thomas Anderson, e incluso una referencia al “Sarabande” de Inmar Bergman.
(Mauricio) El título de “Sarabande” era una coña con la película de Bergman. “Hobo” sí está inspirada en una experiencia fílmica. Había una serie americana, con una especie de Lassie de protagonista que mi chica veía de pequeña cuando vivía en Perú. Y siempre me contaba cómo le gustaba esta serie en su infancia. Esta canción está inspirada en la emoción que le daba a ella de pequeña. Pero es la única referencia real en el plano televisivo o cinematográfico.

¿Cómo se plantea el futuro discográfico de Monodrama después de haber parido una obra de tal ambición?
(Sancho) Yo intento pensar más en el día a día. Lo que más me interesa es tocar lo máximo posible, antes que pensar en el siguiente. De momento, no visualizo ningún cambio, ni continuidad. De momento, nada. Sólo por la duración del disco, de más de setenta minutos, podría dar para diferentes rumbos posibles. Podría haber un rumbo más cercano al post-rock. Podría haber un rumbo más cercano a un grupo más cercano al jazz contemporáneo, más ambient. Dentro del mismo disco, hay una paleta bastante amplia. No sé dónde nos llevará el futuro. Me interesa pensar más en el hoy y que hay rodar este disco. Porque rodándolo van a surgir cosas que nos van a llevar por rumbos diferentes.

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