Se trata de un EP de seis canciones marcadas por rapeos vacilones sobre bases funk de tempo moderado. Todo esto se aparta de lo que habían hecho hasta ahora por separado, ante lo que Mítiko comenta que “acostumbrado a las bases de Yata (el dj con quien Mítiko ha publicado tres discos), he probado ritmos distintos con UVE. Es hardcore también, pero más bailongo”. Según Uve, “sí, en el disco hemos bajado los ritmos, quizás a una velocidad paralela a la que usan en la escena trap, aunque esas texturas suelen ser más electrónicas y yo he orientado el disco a cosas con más groove, con sonido mucho más orgánico. Sigo sampleando discos de jazz y de funk, pero toco por encima, intento que tengan más vida las instrumentales. Eso sí, sin perder la mordida hardcore que da la dureza que da trabajar con un sampler”.
En ¡Hala! Mítiko canta “me estoy haciendo viejo, me gusta pilotar sobre bases lentas”. ¿Ha marcado la edad el sonido del disco? “Sí, con los años me voy acostumbrando a ritmos más lentos, que me hacen rapear de otra manera. Y UVE está también en esos tempos”. Para Uve “lo más importante de Exquisito es que es un disco 50%-50%. Aquí las decisiones musicales son mías y las decisiones líricas son de Mítiko, y juntos encontramos una viabilidad para los temas”. Mítiko cuenta que “ya no me apetece aberrarme tanto, ahora me encuentro más cómodo rapeando sin tener que gritar”. Y Uve añade que “yo, como fan del Mítiko, he ido viendo cómo disco tras disco añadía recursos en su forma de rapear. A veces parece que el rap es monótono, que es sencillamente recitación, cuando no es así: en general los rappers entonan y hacen sus giros. Quizás las bases de exquisito tienen más musicalidad y permiten hacer algo así, aunque yo creo que sencillamente Mítiko ha ampliado su repertorio estilístico la hostia, y eso ha quedado plasmado en este disco”.
Quizás lo más sorprendente viene de que estos dos sean instituciones dentro del siempre cabreado sonido de la Costa Norte. Mítiko dice que “los grupos de la vieja escuela como Falsa Identidad, Gandul el As o Fusión Klan nos enseñaron a hacerlo de esa manera y hemos seguido por ahí, siempre con un mensaje duro”. Porque sienten que, a pesar del nuevo sonido, se mantiene el trasfondo combativo. UVE explica que “el hip hop siempre ha tenido su parte reivindicativa, social, luego una reivindicación del yo (que a menudo se confunde de forma equivocada con un exceso de ego), y también el rimar por diversión. Yo creo que las tres partes están representadas en este disco”.
Ese tono de denuncia aparece en toda su crudeza en Yo no estoy rapeando, un explícito alegato a favor de la libertad de expresión y en contra de la llamada Ley Mordaza. Uve comenta que “me parece importante que el hip hop esté recuperando su papel como herramienta de expresión de clase. Se ve en Estados Unidos porque están matando a muchos negros, y está volviendo a tratar el mensaje social, y también en España, porque estamos pasando por una época muy complicada”.
“Hemos tenido que autocensurarnos porque tenemos miedo. Es algo que me parece vergonzoso, pero tampoco quiero acabar en la cárcel”
Estas palabras adquieren un tono dramático si se tiene en cuenta que esta conversación se produjo pocas semanas después de la sentencia contra César Strawberry, y pocos días antes de que Valtonyc fuera condenado a tres años de prisión. “El otro día hablaba con Damita Jo (dj santanderina especializada en sonidos retro) y me ponía coplas de los años 20 y los años 30 que son más explícitas que cualquier rap que podamos hacer nosotros. Pero ahora mismo están llevando a rappers a la cárcel. Y el hip hop tiene que reaccionar, yo creo que es casi una obligación”. Aunque admite que “en Yo solo estoy rapeando hemos tenido que autocensurarnos porque tenemos miedo. Es algo que me parece vergonzoso, pero tampoco quiero acabar en la cárcel. Pero estas cosas hay que decirlas, creo que tenemos una responsabilidad”.
Por otro lado, añade que “nosotros no estamos presionados en este asunto, porque no nos vemos obligados a mantener contento a un público mayoritario. Los que son fans de nuestra música saben de qué son fans, y yo espero que nuestro público lo esté esperando, porque hace falta que nosotros lo digamos. Somos los más punkis del hip hop” (risas).
También en Ojete roto se muestran críticos, aunque esta vez con el propio mundo del hip hop. ¿Hacia quién van dirigidos esos dardos? “Simplemente es mi punto de vista sobre la escena hip hop en el mundo pero no va por nadie en concreto”, explica Mítiko. “Creo que todo se está llevando hacia el pop, a que el mensaje no sea tan contundente y lo pinchen en todos lados”. Aunque, como defensores a ultranza del underground, no quieren ponerse tremendistas: para UVE, “el hip hop en España ahora mismo está en su mejor momento de forma. Se hace el mejor producto que se ha hecho jamás. También hay producto malo, pero de lo que queremos hablar es de la buena salud de la escena. Dentro de que no aceptamos a los que tienen el ojete roto”.
A pesar de esta buena salud, en Cantabria no se ven discos nuevos de gente joven. ¿A qué se debe esto? ¿Está matando youtube las ediciones musicales en formato físico? “En lo que tocaba al hip hop, la industria musical en España ha desaparecido. Con ese panorama editar algo físico se convierte en un lujo. Pero sí hay chavales haciendo hip hop. Yo entiendo que un chaval que llega nuevo no vea los beneficios de sacar algo físico, pero hay algo que se está perdiendo. Bueno, en realidad perdemos todos. Yo tengo una perspectiva: el primer disco que saqué como Falsa Identidad es de 1998, por entonces también produje el disco de Gandul el As. A día de hoy esos discos me los siguen pidiendo, tanto que el primero lo reeditamos. Entonces veo que el tenerlo en físico prolonga la vida de la música. Pero si yo mañana quiero ver un videoclip de un grupo que sacó algo en 2007, la calidad es pésima. Quizás ahora con el 4k la calidad se mantenga… pero hoy no puedo saber si lo que está en Youtube va a perdurar”.
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