Pero resulta difícil dotar de cordura a una carrera intermitente cuyo argumento les acerca a la estructura escénica del vodevil, con puertas abriéndose y cerrándose continuamente. Puertas por las que entran y salen personajes de mayor o menor peso específico en una trama equívoca y de difícil lectura –atrévanse a buscar “Fight Songs” (Matador, 95), “Marshmallows” (Matador, 96) y “Promised Works” (Runt, 97)-. Pero por fin, MacMahan parece tenerlo todo bastante claro. “Hasta ahora no había tenido esa relación de grupo, ahora somos cinco miembros con lo que podemos discutir y ensayar cada tema. Antes yo era el único responsable de la banda”. A pesar de lo cual las colaboraciones ilustres siguen ahí -Kim Deal (Pixies), Rachel Haden (That Dog), Christian Frederickson (Rachel’s)-, dotando de un coherente acabado a las canciones y conjurando la sospecha de mero divertimento corporativo que nos hacen intuir otros encuentros en el estudio. “Me importa más como transmitir mis ideas que el hecho de tener una banda. Si necesito pedir ayuda la pido. ¿Cómo voy a desperdiciar la posibilidad de trabajar con las voces de Kim o Rachel?...ellas siempre podrán expresar muchas cosas que yo no puedo expresar con mi voz”. Una voz quejumbrosa y reptante que se deja caer en media docena de temas largos, atmosféricos, obsesivos e infectados por el blues. No tan post, por cierto. “Bueno, no doy demasiado crédito al uso del término post rock. Estoy de acuerdo contigo hasta cierto punto. La gente de Tortoise por ejemplo, nunca dirán ‘esto es lo más innovador que hayas oído nunca’. No creo en la idea de hacer un disco sin basarte en nada de lo escuchado anteriormente”. Una voz que me interpela, interesándose por lo que para mí es el post rock. Le sugiero unos pocos ejemplos -Disco Inferno. Stereolab, Scorn, Tortoise- y espero respuesta. “Sí, de acuerdo, son buenos ejemplos, pero hay grupos que han hecho eso antes o que son contemporáneos de ellos y no se consideran así. Eso sí, desde el punto de vista periodístico sí estoy de acuerdo”. Una voz que, finalmente, parece dar la pista definitiva para entrar sin prejuicios en su claustrofóbico universo. “Creo que la música simple es universal, por eso hago las cosas así. Busco la sencillez, pero si crees que este disco es desnudo escucha los anteriores”. No me asustes Brian, no me asustes.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.