Supervivientes
EntrevistasMission Of Burma

Supervivientes

Redacción — 30-05-2008
Fotografía — Archivo

Crecieron entre la efervescente escena hardcore, pero a Mission Of Burma siempre les diferenció una vocación investigadora que, aún hoy, ha hecho imposible su catalogación. Cuatro años después de su sorprendente comeback, los de Boston descargarán su furia en Levante (2 de junio), Madrid (3 Moby Dick), Bilbao (4 Kafe Antzokia,) y dentro del Estrella DammPrimavera Sound.

“A veces me paro a pensar que hace veinticinco años empezamos a hacer música como Mission Of Burma y me da miedo. Cuando era un chaval era impensable prestarle atención a música tan antigua, eso significaría oír a la Glenn Miller Band o algo así… No sé, tal vez Mission Of Burma nos estemos beneficiando de este estancamiento, tal vez el indie rock se haya agotado, pero desde luego cuando veo a todas esas bandas sonando como clones de Joy Division y Gang Of Four sólo me entran ganas de decirles ‘empieza de una puta vez a hacer tu propia revolución’. Me gustaría pensar que en ese sentido funcionamos con parámetros similares a los de Wire, una banda que jamás ha apelado a la nostalgia y que exuda dignidad desde el escenario”.

"A veces me paro a pensar que hace veinticinco años empezamos a hacer música como Mission Of Burma y me da miedo"

La primera en la frente. Mission Of Burma volvieron a la palestra pública tras veinte años de retiro forzoso para recoger todos los parabienes que les negó su exigua carrera: Steve Albini se convirtió en su mejor embajador invitándoles en olor de multitudes al festival All Tomorrow’s Parties, Bob Weston (su socio en Shellac y otro de los pesos pesados del rock underground yanqui) se convirtió en sustituto, primero ocasional y con el tiempo permanente, de Martín Swope, único miembro original que no ha estado por la labor de reverdecer laureles y “OnOffOn” demostró que Martín Azerrad no se había equivocado cuando les citó, junto a Black Flag, Minutemen, Hüsker Dü y Sonic Youth como padrinos del underground americano contemporáneo en su libro “Our Band Could Be Your Life”. El tema es que la novedad ha pasado y con “The Obliterati”, su último disco hasta la fecha, Mission Of Burma ya han grabado más canciones desde su vuelta que en toda su carrera inicial. “Muchas veces pienso que me hubiera gustado que ‘The Obliterati’ hubiera salido antes de ‘OnOffOn’ porque, sinceramente, creo que es nuestro mejor disco. Y también el más violento”. Al habla Clint Conley, bajista y principal compositor de la banda de Boston junto a un Roger Miller al que podrás reconocer en cualquier actuación en directo por unos enormes auriculares que protegen sus dañados oídos, causa de la disolución de los Burma en 1983. “El problema de Roger sigue siendo el mismo, tal vez incluso esté un poco peor. Entonces él tenía treinta años y quería asegurarse de que oiría cuando llegase a los cincuenta, y la única forma era dejar de hacer música ruidosa, por eso empezó a componer bandas sonoras. Pero ahora él ha pensado ‘¡que demonios!’. Tiene veinte años menos para preocuparse por lo que va a pasar con sus oídos, ha hecho un análisis de los costes y los beneficios y el resultado ha sido éste, que quiere tocar como Mission Of Burma por encima de todo”.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.