“El miedo y el paraíso” es un disco de diez canciones en las que el artista se sincera sobre una de sus etapas más duras. “El proceso de creación del disco ha sido muy complejo. Lo escribí en un momento regular de mi vida buscando ayudarme a mí mismo, lo compuse como medicina, como terapia. De ahí que sea un disco intenso”. Y, aunque con tal afirmación, puede parecer que hable de un álbum muy personal y que no acabe de conectar con el público, Mikel nos cuenta todo lo contrario. “Me he dado cuenta de que todos tenemos dentro las mismas preocupaciones. Estamos hecho de los mismos ingredientes, cada uno con sus circunstancias, obviamente. Pero la gente ha conectado muchísimo con algo que pensaba que solo me pasaba a mí”.
Una audiencia que, a pesar de haber vivido en solo unos meses la transición de un proyecto a otro, ha reaccionado de buenas maneras a este nuevo trabajo. “No es un disco fácil de recibir por el público por muchas cosas. Primero por el hecho de abandonar Izal en su punto álgido, simplemente por una inquietud artística, algo que mucha gente no entendió, como es lógico, pero yo necesitaba moverme a otra página. Y, segundo, porque no es un álbum sencillo, hay cortes que sí, pero es un disco de varias escuchas. Me ha sorprendido que la gente haya conectado muy rápido, con mucho cariño y respeto”.
“No es un disco fácil de recibir por el público por muchas cosas. Primero por el hecho de abandonar Izal en su punto álgido, simplemente por una inquietud artística, algo que mucha gente no entendió, como es lógico, pero yo necesitaba moverme a otra página"
Uno de los grandes cambios que se percibe respecto a su anterior proyecto es en el sonido, dando paso a canciones más orgánicas e incluso experimentales que le hacen salir de su antigua zona de confort. “Hago todo este cambio porque necesito vivir cosas nuevas a todos los niveles. Lo primero era el sonido de este nuevo disco. No es algo que esté buscado, pero al no tener al resto de mis compañeros a mis espaldas, por ejemplo, las acababa en mi casa. Fue muy emocionante hacerlo así, me pasé mucho tiempo buscando en galerías de sonido… aunque luego ha habido muchísimo trabajo por parte de mis productores Santos & Fluren”. Unos productores con los que ya había contado y con los que tiene una conexión especial. “Son los únicos que podían acompañarme en este primer viaje, porque iba a ser muy intenso. Necesitaba a alguien que fuera casa, para poder llorar juntos si hacía falta en el estudio”.
Junto a él, nos vamos atrás en el tiempo, a ese momento en el que deciden que el viaje de Izal ha finalizado. “Soy inconformista por naturaleza, lo que hace que siempre esté como en una búsqueda constante del paraíso, y eso es una maldición y también una bendición. Me di cuenta hace un par de años que necesitaba un cambio de tercio. Doce años casi con la banda viviendo todo lo que puede vivir un grupo… Era como que la sensación de repetición ya estaba instaurada en mi cerebro. Y no podía no ser honesto en una profesión en la que necesitas tanta pasión como en esta”. La suya fue una decisión que el resto del grupo aceptó de la mejor forma posible. “Ellos me apoyaron y lo entendieron perfectamente, al final es una oportunidad de novedad para todos. Por ejemplo, Alberto va a sacar un disco que seguro que será un discazo porque tiene una sensibilidad enorme y canta y toca la guitarra increíblemente. Lo que queda es disfrutar de volver a empezar el camino y espero que nos vaya a todos genial”.
“Algo que voy a notar muchísimo es que no estén los Izales a mi lado en el escenario. Va a haber otras personas que son unos cracks, pero no busco que sea ni mejor ni peor"
En tan solo unos días empezará la gira de presentación de este nuevo proyecto. Unos conciertos que van a ser totalmente distintos dada su nueva aventura. “Algo que voy a notar muchísimo es que no estén los Izales a mi lado en el escenario. Va a haber otras personas que son unos cracks, pero no busco que sea ni mejor ni peor. La espina vertebral de estos conciertos es este nuevo disco, pero también voy a hacer algo muy arriesgado: coger las catorce vacas sagradas de Izal y darles una nueva cara”. Además, lo hará en unos escenarios a los que no está acostumbrado a subirse, ya que ha abandonado los grandes recintos de masas. “Me apetecía mucho pisar teatros y auditorios, sitios que suenan de locos, que son templos de la música. De febrero a junio estaré tocando en esos espacios donde se van a poder distinguir todos los matices del álbum. Estamos acostumbrados al barro del festival, y está muy bien, pero tiene que convivir con otros escenarios. Y yo quiero hacer las dos cosas”. Y estando a punto de arrancar la gira y con su primer largo en solitario bajo el brazo, nos atrevemos a preguntarle si ya ha decidido cuál será su siguiente paso en la industria. “Voy a darme un tiempo para disfrutar de este disco y de los conciertos que vienen. Y en algún punto, sin decidirlo yo, seguro que me llega el momento de volver a componer”. Para finalizar, le preguntamos por cómo prevé su futuro a largo plazo. “Me da igual dónde esté dentro de cinco años, pero feliz, tranquilo y en paz. Porque si estoy así, da igual en qué esté trabajando, porque habré tenido mucho éxito en ser feliz”.
Ronda Rápida:
Un artista nacional: Pau Corea
Un artista internacional: Arcade Fire
Un disco para escuchar en el coche: “Lo que aletea en nuestras cabezas” o “Mayéutica” de Robe
Un disco que todo el mundo debería escuchar: “La ley innata” de Extremoduro
Una canción para llorar: “We Might Be Dead by Tomorrow” de Soko o “Some Day Soon” de Alexi Murdoch
Una canción para bailar: “El Paraíso”
Colaboración soñada: Robe Iniesta
Tu mejor canción: Todas las del disco, es una unidad
Un lugar para escuchar tu música:Tranquilo en tu lugar favorito
Descríbete en una palabra: Intenso
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