Mi vida conmigo
EntrevistasThe Magnetic Fields

Mi vida conmigo

Redacción — 06-05-2004
Fotografía — Archivo

Con Stephin Merritt vuelve el secreto del pop, esa rara habilidad que consiste en dotar o arrebatar el sentido a una historia con tres versos y treinta segundos de estribillo sublime. Todo ello puede comprobarse en "i", su nuevo disco como The Magnetic Fields.

No es sencillo hablar con Stephin Merritt. En algún momento de su vida entre todos conseguimos que creyera en su genialidad. No es un delito y, cuanto menos y frente a otros, no falta a la verdad: efectivamente el hombrecillo detrás de The Magnetic Fields, Future Bible Heroes, The 6ths y tantas otras aventuras musicales, es uno de los fenómenos del vilipendiado pop de nuestro tiempo. Brillante, nostálgico, cruel y a todas luces excesivo, ese era el retrato que Merritt nos dejó de sí mismo con "69 Love Songs", “un clásico contemporáneo”, como él mismo asegura. Tanto que ha pasado demasiado tiempo, cinco años, hasta su siguiente paso al frente. Y entretanto discos para proyectos paralelos (Future Bible Heroes), bandas sonoras ("Eban & Charley") o colaboraciones teatrales y operísticas con el director Chen Shi-Zheng. “Sí, demasiadas cosas. Pero el mayor problema es que cuando fui al estudio a grabar no funcionó. Tenía ideas muy distintas sobre lo que debía ser el nuevo álbum y ninguna me parecía la correcta”.

"Dejé el periodismo musical porque no me apetecía escuchar y cargarme discos que no me interesaban lo más mínimo"

Debe ser difícil el siguiente paso tras un álbum tan ambicioso como aquel, sesenta y nueve canciones de amor tocando los más diversos palos y estilos, acogido con entusiasmo por crítica y público. Sin embargo siempre he tenido la impresión de que, de alguna forma, aquel trabajo pecó de anecdótico. “¿Quieres decir que no llegué a profundizar lo suficiente en las canciones?”. Tal vez que había un exhibicionismo un poco gratuito, tocando palos y estilos demasiado distintos entre sí. “Esa es una crítica que puede hacerse también a mi nuevo álbum”. Puede ser... Sin embargo me gusta pensar en "i" como una natural continuación de "Get Lost", desprovista del espíritu lo-fi de aquel. "i", ¿una bofetada a los que acusaron de egocentrismo al autor de aquel triple álbum? “No, simplemente todas las canciones empiezan con esa letra”. Alguna razón habrá para eso... “No, cuando estaba a mitad de la grabación me di cuenta de que la mitad de los temas empezaban por ‘i’. Me resultó curioso”. La primera persona está presente en todo el disco. “En todos mis discos. Especialmente en ´69 Love Songs´". Tú ganas... Con los años Merritt no sólo se ha hecho grande como compositor, "i" lo muestra mejor intérprete en torch songs como “It´s Only Time" –“sí, creo que he cantado al límite de mis posibilidades, que he llegado al tope de agudos. Alcanzar el máximo nivel técnico ayuda a conseguir también el máximo nivel expresivo”-, más maduro en su poética ironía –“cada vez me obsesiona más y más el perfeccionismo como escritor, y soy consciente de que he conseguido profundizar un poco más en mis historias”- y en general mejor intérprete, con todo lo que ello conlleva –“¿conoces a Yasujiro Ozu? La idea de lo que es un intérprete la tomé prestada de sus personajes, más concretamente de los personajes de ´Cuentos de Tokio´. La falta total de emoción en la interpretación añade un componente emocional extra”-. Ahora cabe esperar si el contrato con Nonesuch también le deparará los dividendos que merece uno de los mejores compositores pop de los últimos años, si su figura comienza a salir de la marginalidad del indie. “Bueno, yo considero que soy una persona popular, aunque es cierto que no he vendido demasiados discos hasta ahora. Pero no es descabellado que cualquier día mi música aparezca en una película de éxito y llegue a ser disco de oro ¿no? El contrato con Nonesuch permite a Magnetic Fields crecer, obtener un mayor apoyo por parte de la compañía”. Cuando la conversación deriva en las afinidades musicales de Merritt –asegura que poquitas cosas le han llamado la atención últimamente- resulta inevitable el peaje por sus intocables Abba y no pierde oportunidad de enviar un recadito a sus excolegas de la prensa musical. “Dejé el periodismo musical porque no me apetecía escuchar y cargarme discos que no me interesaban lo más mínimo. Así que ahora sólo escucho la música que realmente me apetece”. ¿Aún mantienes aquello de “busco un estribillo que me mantenga con vida”? “Hummm. Durante mucho tiempo estuve cegado por la idea de la muerte, pero he cambiado mucho en ese aspecto, imagino que es algo natural...”. El resultado de esa mirada, extrañada pero ya no tan llena de rencor, se llama "i".

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