Ya sabemos que el primer disco fue algo como más casual, pero ahora, con un segundo trabajo ya pinta a grupo consolidado ¿no?
Sí, el primero, efectivamente fue como cumplir un sueño. Yo quería grabar mis canciones y quería hacerlo con mis amigos. Ellos, rápidamente se acomodaron a lo que yo necesitaba y me di cuenta de que todos estábamos cómodos con nuestros nuevos papeles. Yo que siempre había estado ahí detrás, ejerciendo de tour manager, estaba a gusto al frente de todo y ellos, que en muchas ocasiones tienen mucha presión tomando decisiones en sus grupos, también lo estaban en un segundo plano hipotético, porque en Mi Capitán todos son esenciales. Con el segundo disco está claro que se convierte en algo más deliberado. Me gusta definirlo así. Hay una especie de plan marcado que no lo había cuando todo empezó. En el grupo pasaron cosas muy buenas de manera muy rápida y eso hizo que naciera el sentido a darle continuidad.
"Es una sensación increíble hacer canciones con tus amigos y ver como las cosas que tú has hecho por tu cuenta, con una guitarra acústica, colocando una voz allí y un sintetizador allá, se convierte en algo mucho más grande".
El hecho de ser amigos lo facilitó.
Sí, pero es que musicalmente pasó muy rápido. Nació el concepto de banda casi sin darnos cuentas. Hemos hablado tanto de música en nuestras vidas, hemos pasado tantas horas, que, si alguien habla de un color o de una textura, los otros lo pillan enseguida. Todo el mundo sabe cuando hablas de Black Sabbath o Led Zeppelin al definir una atmósfera y eso es enriquecedor.
¿Y no fue difícil encajar las piezas para trabajar con gente que en otras ocasiones has tenido como “jefes”?
Para nada. Todos hemos venido de abajo. Hemos visto cómo iban creciendo los proyectos. Al final todo el mundo se conoce y la cosa fluyó de manera muy natural. Además, eso me ha permitido ver sus formas de trabajar, su ética ante las canciones y lo que veía me gustaba.
Y el haber hecho casi cuarenta conciertos juntos tiene que notarse también en el disco nuevo ¿no?
Claro. El disco surge de un posicionamiento basado en esa experiencia. Cuando nacen las nuevas canciones lo hacen con un input que antes no tenía. Yo no sabía lo que iba a pasar antes, y ahora puedo suponerlo. He visto una energía, una manera de sentir, una manera de empatizar que evidentemente te influye a la hora de encarar el disco nuevo. Un día me di cuenta de que, por casualidad, en el escenario nos colocábamos de forma que todo recaía en mi espalda y curiosamente eso me hacía sentir cómodo. Me gusta esa sensación porque es como tiene que ser.
Como único compositor ¿hasta dónde llega el papel de los músicos que te acompañan?
Es esencial. Vital. Yo hago las letras, ahí sí que no se mete nadie, pero luego llevo una idea y la desarrollamos entre todos. En el primer disco aún habíamos hecho algún ensayo previo, pero en este no. Lo desarrollamos todo en el estudio, juntos. Es una sensación increíble hacer canciones con tus amigos y ver como las cosas que tú has hecho por tu cuenta, con una guitarra acústica, colocando una voz allí y un sintetizador allá, se convierte en algo mucho más grande. Siempre he pensado que las canciones tienen límites y el grupo ha conseguido superarlos en todas las ocasiones. Soy muy fan de ellos. No quiero sonar pelota, pero es así.
El disco, ya que hablabas de las letras, es claramente político desde el título.
Sí, rotundamente. Pero no tiene nada que ver con lo que está pasando ahora. Es un álbum grabado en diciembre del año pasado y yo, además de músico, soy persona. No puedo evadirme de lo que sucede alrededor. Hemos vivido una crisis enorme en la que la gente puteada era presentada como culpable y los responsables, que muchas veces incluso nos habían robado, se iban de rositas sin ningún problema. Obviar eso es difícil.
Pero lo has hecho de manera a veces sutil, utilizando recursos como la ironía.
¡Y otras no tanto! (risas) Sí, yo no quería caer en convertir esto en un grupo panfletario. No era el objetivo. Quería hacerlo, pero con elegancia. Borra quería, necesitaba hacerlo. Era lo que me pedía el cuerpo cuando escribía las letras. Como te decía, somos personas que vivimos en el mismo mundo, aunque algunos a veces nos subamos a un escenario. No puedes vivir en una burbuja y no ser consciente de lo que pasa a tu alrededor. Y si tienes la necesidad de decir algunas cosas y tienes un micrófono delante no creo que tengas que esforzarte para no hacerlo.
Es que todo está muy turbio ¿no?
Te veo optimista. Yo lo veo más que turbio. Los medios de comunicación insisten en que ser feliz implica votar al PP, así que como dice Mucho, lo mejor es no ver la televisión. Pero claro, no me gusta la sensación de cerrar los ojos ante la realidad. Así que busco información en otras partes. Me gusta pensar que tengo un punto de vista crítico con todo más allá de los colores y las banderas. Y me horroriza que intenten que eso nos e de con los niños y la gente joven
Dejando temas truculentos, te voy a hacer esclavo de tus palabras. Te he leído decir que no haces discos para conquistar la radio.
Joder, tengo que aprender a hacer entrevistas (risas). A ver, es que eso, sacado de contexto suena fatal. Si me preguntas si quiero sonar en la radio, la respuesta es sí, por supuesto. A lo que me refiero con eso es a que cuando me siento a hacer una canción no estoy pensando en si es más o menos comercial, o si cambiando un acorde voy a conseguir que se escuche más. No hay esa predisposición hacia algo. Quiero pensar que es mucho más artístico.
También dices que este es un disco sexy ¿político y sexy?
(Risas) Hombre, estás siendo malo conmigo. Con lo de sexy quería decir que en cuanto a ambientes lo es. Otra cosa son las letras. Pero el rock, por definición, es sexy, y yo creo que es un disco de rock. Además, las cadencias, las atmósferas…yo creo que lo son. Por ejemplo, a mí los discos de los Stooges me parecen sexy, porque da la impresión que sudan las paredes cuando suena aquello. O el "Sticky Fingers" de los Stones. Un tema como “Bitch”, y no por el título, es sexo puro. O los casi diez minutos del primer tema del primer disco de Funkadelic (Nda: “Mommy, What's a Funkadelic?”) que me encanta. Casi ni cambia de acordes, es solo un riff pero es todo muy sexy.
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