“Una banda es como un matrimonio”
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“Una banda es como un matrimonio”

JC Peña — 13-04-2024
Fotografía — Archivo

El trío más abrasivo del planeta METZ está de vuelta con un nuevo álbum en el que se las arregla para conciliar a la perfección su ruidismo disonante con atinados hallazgos melódicos.

“Up On Gravity Hill” (Sub Pop/Popstock, 24) es probablemente el disco más redondo de los de Toronto. Ya sea la edad, la experiencia acumulada o lo bien que le ha sentado a Alex Edkins su respiro en solitario bajo el nombre de Weird Nightmare, las ocho composiciones de su nuevo trabajo brillan tras esa preciosa portada con una rosa que es toda una declaración de intenciones.

No sólo de disonancia vive el hombre, y la música y la vida terminan amansando a las fieras, aunque que nadie piense que se han dejado por el camino su brutal intensidad. Hablamos sobre su inspirado álbum, lo difícil que se le hace girar y bastantes otras cosas más con Alex Edkins: uno de los tipos más agradables con los que se puede conversar en este circo del rock. Estarán en el próximo Canela Party. Por supuesto.

¿Cómo de instintivo o natural ha sido llegar a estos terrenos algo más melódicos?
Para mí es completamente natural. Es como una evolución larga y lenta. Lo veo como una evolución o progresión que nos ha llevado hasta aquí. Y en modo alguno es el final. Sigues haciendo cosas, y haces lo que te parece bien. A mí me flipa la música que estamos haciendo, pero nos hemos dejado ir de modo natural. Tratamos de no darle demasiadas vueltas, que simplemente pase.

“Somos outsiders, nunca hemos sido parte de ninguna escena”

¿Y habéis llegado a estos terrenos de forma orgánica en el local, entre los tres?
Normalmente yo llevo una maqueta con una idea que incluye guitarra, bajo y caja de ritmos y una melodía vocal que tarareo. Y desde ahí, la extrapolamos todos juntos. A veces no cambia mucho, y a veces sí, es el proceso. No es tan distinto de lo que hemos hecho siempre, pero por las circunstancias de la vida, porque algunos tenemos familia y otras cosas, ya no pasamos tanto tiempo juntos en el local. Yo hago mucho trabajo de base para que cuando estemos juntos sea lo más productivo posible. Si ha cambiado un poco es por la vida. Tenemos familias y debes estar ahí.

Al ser un trío con una instrumentación muy básica (guitarra, bajo y batería), supongo que no es tan fácil cambiar sin dejar de ser tú mismo…
En esencia somos un power trío. Somos un grupo de rock que mete mucha caña y hace música muy apasionada. Pero en muchos aspectos creo que también hemos cambiado. Hemos dado saltos desde donde empezamos. Metemos partes de cuerda, diferentes ideas de producción, pianos, distintos tonos de guitarra…y como dices, un contenido mucho más melódico y letras diferentes. METZ siempre va a ser un power trío, pero los discos, y por supuesto los directos, han ido cambiando gradualmente.

Me ha parecido muy significativo que vuestro último disco terminara con una parte instrumental larga casi kraut muy repetitiva, y que este nuevo empecéis igual. Tiene un tono psicodélico, ¿no?
Oh, totalmente. Yo también pienso que son psicodélicas. Son las influencias de la música de los 60, y también del motorik alemán. Te metes en loops en los que te sientes muy cómodo, y en directo funcionan muy bien. Al principio hacíamos pelotazos muy breves y concisos, porque la única intención era ser abrasivos y catárticos. Pero ahora tenemos más confianza en nuestra capacidad para componer y para tocar. Nos sentimos muy bien dejándonos llevar. Con los años la idea de tocar en directo y en el disco con dinámica es lo que más nos emociona. Y esto sale especialmente en los bolos.

En el punk lo de hacer canciones largas siempre ha sido un tabú.
¡Nos da igual! Nunca hemos pertenecido a una escena ni a un género. Pienso en nosotros como outsiders. Podemos hacer lo que nos dé la gana sin que nos importe un carajo, porque es nuestra movida. Es el mundo que hemos creado, y puede ser lo que queramos que sea.

¿Y cómo ha influido tu disco en solitario en la nueva etapa del grupo?
Para mí, antes de nada, fue alucinante ser capaz de enfocarme en algo diferente después de tanto tiempo con METZ, que me ha llevado la mayor parte de mi vida musical. En cierto modo fue algo muy liberador. Tengo un nuevo disco casi terminado, y es la leche para mí. Tener otras cosas te permite probar cosas nuevas y mejorar en distintas áreas en las que no te has ejercitado en mucho tiempo. Creo que es lo que hice. Pero también me permitió dar un paso atrás, ver el grupo desde en ángulo distinto y enamorarme de nuevo de él, viendo lo que tiene de especial. La manera en que tocamos los tres no se ha parece a nada, y esto me ha permitido cuidarla y no darla por sentado. Tenemos una química que no es tan frecuente. Me ha permitido apreciar METZ por lo que es, sin querer cambiarlo. Voy a dejar que la “bestia” exista con sus puntos fuertes.

Lo de las flores en la portada es una especie de clásico: me estoy acordado del disco de New Order (“Power, Corruption and Lies”), pero hay más discos. ¿Es el amor el gran tema del álbum?
Creo que sí. Lo que pasa es que juega con ambas facetas. Hay canciones en las que se cuestionan tus elecciones vitales, cómo estas te alejan de tus seres queridos. Creo que todo el mundo se hace estas preguntas. Y también está la idea que presento en la primera canción “Love Comes Crashing”: “¿Qué ha pasado con la idea de cuidarnos los unos a los otros, de respetar a tu vecino y estar ahí? A veces las cosas se ponen chungas ahí afuera, como si todo el mundo sólo mirara por sí mismo. Juego con eso. Y también está pensar en la vida de un modo amplio, en la vida y la muerte, Muchas canciones tratan de la muerte, y esa flor podría estar en una lápida, aunque también representa la vida y el amor.

“No somos los mismos que hace quince años, y este disco lo prueba”

En ese sentido, ¿dirías que es el álbum más introspectivo en cuanto a las letras o los temas que querías explorar?
Pasa en cada disco. Como trabajo en ello, trato de ser lo más abierto y sincero que puedo. De modo que puedes decir que cada disco nuevo es el más valiente. Supongo que para mí es el más elocuente. Y no quiero decir que los otros no lo fueran, pero es que soy una persona distinta: creces y tu perspectiva cambia. Creo que es un disco más pesado y compasivo. Un poco menos enfadado.

Bueno, sería triste decir las mismas cosas que hace quince años, ¿no?
Exactamente.

Musicalmente me ha parecido que utilizas los coros y tu voz de un modo distinto, como más presente.
Creo que tienes razón. Las voces siempre han estado ahí, pero más enterradas y sin armonías. El disco de Weird Nightmare me metió mucho en ellas. En muchos sentidos las canciones siguen siendo disonantes, pero cuando escribes temas más melódicos, eso te da más opciones a la hora de meter capas de acordes y las armonías. Cuando eres sólo disonante, todo eso lo descartas. Y en este disco hay algunas progresiones de acordes muy guapas, lo que me permite meter las voces de otra manera.

¿Y en cuanto a tu guitarra?
La guitarra es ahora un poco diferente, pero es más que las canciones son algo más melódicas en general. Y por lo tanto, cuando tienes progresiones de acordes que no son atonales sino que se armonizan, eso realmente cambia lo que necesitas hacer con la voz y tus opciones. Pensamos en llegar hasta el final si lo íbamos a hacer bonito.

“Never Still Again”, la penúltima canción, para mí condensa muy bien el espíritu del álbum.
Sí, esa canción y “Light Your Way Home” tienen una temática con la que estoy obsesionado ahora mismo: me encanta salir de gira, pero al mismo tiempo tengo un conflicto muy profundo, en el sentido de que llevo la vida que siempre he querido, pero al irme le pongo las cosas más difíciles a mi familia. Me doy cuenta de que es un sacrificio muy extraño. Y no sé si lo disfruto tanto como podría, porque tengo esos pensamientos constantes machacándome, de modo que acabo escribiendo sobre ellos. No sé si es algo con lo que mucha gente se puede identificar, pero creo que en el fondo estoy hablando sobre dudar acerca de si una decisión es buena o mala. Pero en este caso es, específicamente, sobre mi propia situación de viajar mucho.

¿Crees que girar es la parte más dura en la vida de un músico?
Sólo puedo hablar por mí mismo, pero en mi caso es así al cien por cien. Todo lo demás es precioso y un regalo: creo que todo el mundo debería experimentarlo. A ver, no todo es de color de rosa, pero sigue siendo una maravilla. Pero sí, lo de irme fuera de casa creo que nunca lo llevaré bien. Y según me hago viejo es peor, porque al no ser una banda grande de rock, llevarte a tu familia contigo no es una posibilidad realista. Soy agradecido, pero todo el mundo tiene que lidiar con cosas en su vida, y a mí me pasa esto.

Como decías antes, la dinámica de una banda, si funciona, es algo bastante precioso. Me pregunto si el secreto es que sigáis siendo amigos.
Sí, es como un matrimonio. Somos más que amigos. Somos familia. Y algo más. Se convierte en algo indefinible. Tienes que tener en cuenta las vidas de los demás en cada decisión que tomas. Es como vivir una vida simbiótica que empezó con unas cervezas. Y no se puede esperar, porque si lo esperas probablemente no pase. Sucede por razones que no se pueden explicar. Y es como un matrimonio en el que tienes que estar abierto y comunicativo, en el que tienes que dejar a los otros ser ellos mismos y escucharles. Es una locura, tío.

“La intensidad está ahí desde la primera vez que nos metimos en un local”

Y además seguís siendo los mismos. Porque siendo un trío, si uno se va, se acabó, ¿no?
Exactamente. Eso es muy cierto. Creo que no habría ningún interés en continuar. Cuando es un trío, es así.

¿Os da miedo perder la conexión que tenéis?
Confío en lo que hago y en lo que hacen los otros. Creo que cuando se pierde la chispa, lo sabes…Pero la respuesta a este disco está siendo increíble, y me llena de confianza. No somos los mismos que hace quince años, y tienes que dejar que los cambios pasen. Eso cambia la química y la música. Este disco lo prueba. No somos quienes éramos, y eso puede estar muy bien. No creo que siguiéramos haciendo esto si fuera una lucha constante. Sigue siendo muy gozoso. Hay trabajo, claro, pero nos merece la pena a los tres.

En verano volvéis al Canela Party, donde habéis tocado varias veces. ¿Qué pensáis del festival?
Sí, hemos ido tres veces y nos sigue volando la cabeza. Al principio, cuando empezaron, era como la rave de disfraces más rara que había visto en mi vida. No entendía lo que pasaba…Y luego ha evolucionado en lo que creo que es a día de hoy uno de los mejores festivales del mundo. Los carteles son siempre estupendos. Y me encanta cómo es, que tienes dos escenarios en un área pequeña y no se solapan, así es como deberían ser los festivales. Nos cuidan y les queremos. Y obviamente nos encanta tocar en cualquier sitio de España. Es uno de los sitios donde más nos han apoyado. Estamos flipados por poder volver. Pero sí, pienso en ese festival un poco como con nosotros: han crecido y cambiado a mejor.

El nivel de intensidad que ponéis sobre el escenario es tremendo. ¿No os da miedo perderlo con los años?
Es agotador, sin duda, pero ha cambiado porque ahora somos capaces de subir y bajar. Cuando empezamos, los bolos eran treinta minutos de rock ruidoso, brutal, sin cuartel. Ahora es muy distinto: canciones más largas, más atmósferas, más tiempo para respirar y cantar. Pero esa intensidad está ahí desde la primera vez que nos metimos en un local, y determina, junto con las cuestiones familiares, lo larga que puede ser una gira. Es lo que hacíamos Hayden (Menzies) y yo, y cuando conocimos a Chris (Slorach) él estaba en las mismas. Ponemos cuerpo y alma en esto. Cuando empezamos a tocar juntos, es como si pulsáramos un interruptor. Contestando a tu pregunta: cuando ya no lo tengamos, lo sabremos.

Estáis en un sello mítico como Sub Pop desde el principio. ¿Cómo definirías vuestra relación?
Se ha ganado su reputación. No creo que pudiéramos haber encontrado un mejor hogar que nos apoye genuinamente. Y digo que “creo” porque tuvimos la suerte de trabajar con ellos desde el principio. Pero tengo la impresión de que no hay muchos sellos que te apoyen así, a ciegas. Te preguntan por el nuevo disco y no quieren ni escuchar un single. Ni una maqueta. Están ahí como en el rincón. Y es alucinante cuando alguien con una estatura legendaria hace así las cosas contigo. Es un gran voto de confianza. Su enfoque siempre nos ha ayudado mucho.

 

 

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