"Desde pequeña en casa escuchábamos soul y creo que se quedó muy dentro de mí"
EntrevistasMeritxell Neddermann

"Desde pequeña en casa escuchábamos soul y creo que se quedó muy dentro de mí"

Tonica Castarnado — 16-04-2020
Fotografía — Archivo

A Meritxell Neddermann le sobran formación, ideas y ganas de dar a conocer un mundo propio que fluye en lo académico y también, de esa parte instintiva tan necesaria para crear. Ella los planes los hace según salen, pero tratando de ser fiel consigo misma, con lo que hierve en su interior. “In The Backyard Of The Castle” (Halley, 20) es un debut atípico para alguien de su edad, mira de tú a tú a cualquiera.

Para empezar, quisiera saber cómo fue el proceso hasta llegar al disco publicado.
El proceso de creación fue largo. Hace tres años empecé a escribir canciones con letra y a cantarlas, cosa que no había hecho antes, solo escribía música instrumental. Después, cuando volví de Estados Unidos hicimos equipo con Genís Trani y empezamos el proceso de producción, que ha sido un año y medio encontrando el sonido que tenía en la cabeza, combinado con el sonido que él tenía como productor. Y este es el resultado.

Algo que me ha llamado la atención es que, aunque sea un disco de debut, la apuesta es muy decidida, vas a por todas… Normalmente los primeros discos son más que nada orientativos, sirven para marcar un comienzo. En tu caso, encuentro encomiable esa ambición.
¡Gracias! El hecho que sea un primer disco no ha hecho que cambie nada de mi musicalidad. No he planeado cómo tiene que ser un “primer disco”, simplemente quería plasmar mis creaciones de la manera más fiel posible a lo que me hervía dentro. Y creo que voy a seguir haciendo eso con la esperanza que lo que lo enlace todo sea mi imaginario musical combinado con los imaginarios del productor y músicos con los que colaboro.

"Es difícil cuando llevas años en el escenario estando detrás sin que nadie se fije en tu cara o sin tener que afinar la voz o controlar el lenguaje corporal. Obviamente me encanta el cambio porque tocar mi música es lo que más me gusta pero es una transición que conlleva mucha garra".

De hecho, te formas en Boston y en Nueva York. ¿Cómo valoras ese periodo formativo? También estuviste en Taller de Músics, cuna de muchos músicos destacados.
Sí, me formé en Barcelona en el Conservatorio de clásica y en el Taller de Músics, que es una escuela que siempre me ha gustado por el hecho que comentas, que es cuna de muchos músicos. Ahora doy clases allí también y me gusta la forma en la que encaran la educación musical, buscando maneras de renovarse y flexibilizarse con los cambios socioculturales que van habiendo. En Boston estudié música moderna, jazz y toqué mucho gospel, hip hop y neo soul, que era de lo que tenía muchas ganas de empaparme. En Nueva York seguí tocando estos géneros ya de manera profesional fueron experiencias muy importantes para mí. Vivir en otra cultura, con otra mentalidad y vivir la experiencia musical como la viven allí me ayudó a crecer mucho como músico y como persona.

Hablando de ambición. ¿Por qué has decidido hacer dos versiones del disco? Una más breve, la otra más extendida.
Genís y yo decidimos hacer sólo la versión extendida, porque la manera como siento que mi musicalidad se refleja más es tocando el piano. El mánager sugirió tener las canciones en “radio edit” por si alguien quisiera escuchar solo los temas y nos pareció buena idea, por eso hay dos versiones. Pero como lo concebimos es el disco entero enlazado por interludios de piano.

El soul como forma de comunicar tu música está muy presente en el álbum, si bien tú lo transformas a tu manera, con tus propios códigos.
Desde pequeña en casa escuchábamos soul y creo que se quedó muy dentro de mí. No sé decirte qué influencias son claves, pero Stevie Wonder, Michael Jackson, Babyface y todo lo noventero que salía en MTV estaba en el ambiente de mi casa. También por parte paterna The Beatles y Supertramp es lo que recuerdo más que me flipó desde niña. No puedo trazar un camino de influencias muy detallado pero supongo que sí, todo lo paso ahora por mi propio filtro.

La clásica y el jazz son una influencia muy fuerte para ti, desde muy joven estuviste familiarizada con esos géneros.
Sí, en mi familia hay dos pianistas clásicas y una guitarrista clásica (mi madre) y bastantes pianos por todas las casas. Me dieron los discos de la Enciclopedia de Música Clásica y me lo empecé a escuchar todo, aunque era una selección un poco aleatoria, mirándolo ahora. Beethoven, Chopin, Tchaikovsky y sobre todo Bach y Debussy para tocar es lo que más me flipó. Y jazz también, mucho lo de los cuarenta, cincuenta y sesenta. Siempre me ha robado el corazón. Cannonball Adderley, Erroll Garner, Sonny Clark, Monk, Hank Jones, Clifford Brown… Lo que iba encontrando en la era de no-spotify lo consumía con avidez.

En “Ready” hay referencias a la música urbana, desde el hip hop al trap. ¿Qué te sugiere el trap? ¿Por qué te parece interesante hacerle un guiño a ese fenómeno?
El trap me encanta. Me flipa el ritmo. No era la intención hacerle un guiño, a veces escribo cosas e inmediatamente me viene un ritmo trap o semitrap a la cabeza, y como tengo tendencia a tempos lentos pues siempre encaja bastante bien. Tampoco es la intención que se considere hip hop ni trap, es que me salió así un día que estaba bebiendo vino en casa y así se quedó, con la magia posterior de Genís Trani que puso la percusión en orden e hizo el beat mucho mejor.

En “Lannister” está muy presente el piano, un instrumento que siempre te ha acompañado y que le da mucha fuerza a la canción. ¿Te imaginas en un futuro haciendo un disco o conciertos sólo a voz y a piano?
Sí, el piano es mi primer instrumento. Me cuesta aún hacer la transición a ser cantante, a estar frente al escenario, a incluso no tocar y que me acompañen. Es un cambio grande que me encanta. Es difícil cuando llevas años en el escenario estando detrás sin que nadie se fije en tu cara o sin tener que afinar la voz o controlar el lenguaje corporal. Obviamente me encanta el cambio porque tocar mi música es lo que más me gusta pero es una transición que conlleva mucha garra. ¡Estoy en ello!

En las letras hablas mucho sobre relaciones entre personas y por tanto, también sobre el amor. Pero no sólo de la parte bonita, también hay desengaños… Es un poco como la música, con su parte más luminosa y otra que juega con la oscuridad.
Parece que muchas son de romanticismo pero en realidad no tantas. Bueno “Em molesta” sí es bastante literal. No puedo controlar mucho de qué quiero hablar, lo necesito decir y ya está, o como en “Lannisters” me viene una historia de un amor secreto y la cuento con mis imágenes. La luz y la oscuridad son conceptos muy alquímicos para mí (y para todos supongo). Hay momentos oscuros que necesitan de canciones oscuras para sentir un poco de luz.

Y en “Inside” citas a la infancia. ¿Cómo crees que nos marca después como adultos ese periodo de nuestras vidas?
Tengo entendido que las primeras emociones que se tienen marcan la forma en la que luego ves o sientes las cosas y, si son incómodas, puedes hacer un trabajo de autoconocimiento para cambiar ese proceso. ¡Hay esperanza!

Por cierto, el título del disco, ¿qué intención o significado tiene?
El título es una frase de “Lannisters” y en la canción, y en general para mí, se refiere a una parte muy íntima de alguien, aquella parte que solo dejas ver a quien quieres. El patio de un castillo, como el lugar cutre de una construcción grandilocuente como pueden ser nuestras personalidades. Pero bueno, es una frase del disco larga que me gustaba.

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