L´Hora Del Pati» (Picap, 99), segundo largo en solitario del gerundense ADRIÀ PUNTÍ, se revela como un paso de gigante en su permanente evolución hacia un eclecticismo apenas soñado por la inmensa mayoría de mequetrefes que mendigan por un reconocimiento imposible a lo largo y ancho de la Península. El talento se anota un nuevo triunfo. Enmarcados en un escenario que resucita fantasmas indeseables a más de un culé, Puntí, en un alarde de modestia y naturalidad -tomen nota los mojigatos del género-, procura analizar con objetividad el resultado de su nuevo trabajo. «Se trata de un disco elaborado de una forma mucho más pausada y tranquila que el anterior, con lo cual se han dado unas circunstancias mucho más favorables para trabajar las ideas previamente concebidas. Además, siempre intento que mis nuevos trabajos suenen distintos a los anteriores, no en vano creo que es uno de los objetivos de todo artista; hay que evitar las repeticiones. Por eso he intentado recurrir a nuevos registros vocales, aparcando el histrionismo y teatralidad de antaño». La omnipresencia de Quimi Portet, clave en el desenlace de «Pepalallarga i…», se ha visto incrementada en la grabación del nuevo álbum, haciendo que más de uno apunte al binomio Bowie-Eno, salvando las distancias. «Estamos ambos encantados de trabajar juntos. Incluso en esta ocasión, hay un corte, «El Final De La Festa», compuesto y escrito íntegramente por él. De todas formas, no hay un compromiso firme de mantener esta colaboración. Todo depende de la compatibilidad de nuestros respectivos proyectos». «Sota Una Col», single de presentación, rezuma nostalgia a todos los niveles; premisa que se extiende a lo largo del disco y determina sin proponérselo, el devenir de las canciones. «He sido un nostálgico empedernido desde pequeño, y todavía lo soy. «L´Hora Del Pati» refleja tanto los buenos como los malos momentos que cada uno alberga en su memoria. También a nivel musical he querido prescindir de tanta propuesta artificiosa y me he decantado por un concepción más sencilla de las canciones». No obstante, de poco sencilla se puede calificar la ardua tarea que Puntí desempeña buscando la perfecta musicalidad del léxico. «En una canción hay musica y letras, con lo cual es normal intentar encajar ambos conceptos de la mejor forma posible. A mí me han tildado muchas veces de elitista por mis textos, cuando en realidad uso un léxico singular por una cuestión melódica. Eso sí, es un trabajo de chinos, pero es uno de los aspectos de mi trabajo que más me gusta». La ambición del artista no tiene freno y se atreve a incluir dos versiones de un mismo tema, «Coral.lí», desafiando las leyes del bostezo generado por maniobras de la misma índole. «Esta canción nació de la obra de teatro «Culpido», y me gustó tanto su melodía que exploté sus posibilidades». Son caprichos de un compositor consciente, manteniendo su postura humilde y honesta, de sus logros y de un reconocimiento que poco a poco se encarga de hacer justicia. Y de eso, no vamos precisamente sobrados en este país.
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