Desde hace dos décadas, cuando publicó su disco de debut, el impactante “Little Earthquakes”, Tori Amos no ha dejado de dotar de matices distintos a su música, y esta vez no iba a ser una excepción, al adaptar composiciones clásicas. “Deutsche Gramophon se acercó a mi, y me propuso poner en marcha este proyecto, con la música clásica como objetivo. Y yo pensé: ‘Oh, Dios mío’. Al principio me causó respeto la apuesta, pero acepté enseguida. Lo primero que había que hacer era escuchar grandes cantidades de música. Había escuchado a Mozart mucho, pero me faltaba analizar a otros muchos compositores de los que debía adaptar sus partituras. En realidad nunca me había interesado del todo por la música clásica, si bien a veces había hecho alguna aproximación, ya sea por curiosidad o por mi propia formación como pianista y arreglista”. Y continúa: “Una vez analizadas las composiciones, me costó muy poco caer en sus redes. Lo que me hacía falta era buscar una historia, encontrar un concepto y la forma en la que amoldar mis letras a las composiciones elegidas. E introducirme en ese nuevo universo era una gran experiencia, es como volver a estudiar música y aprender cada día un poco más. Es agradable enfrentarse a este tipo de retos. Ha sido fascinante descubrir y explorar música a todas horas. Volver a sentirme estimulada es algo magnífico”. De todos modos, aunque haya composiciones ajenas, las letras son siempre muy importantes en la música de Tori Amos, con historias que tratas temas complejos sobre redenciones, relaciones frustradas e incluso sexo. “Las historias que explico en mis canciones tratan sobre gente que está en mi cabeza desde hace un largo tiempo. Aquí me lo he planteado como retroceder en el tiempo y volver al origen de las cosas, sentir la fuerza de los primeros poetas, de los escritores. Era una idea gigantesca, ambiciosa, sobre leyendas pretéritas que son muy interesantes”. En los últimos años, a Tori Amos le ha seducido grabar discos que de algún modo pueden ser concebidos como conceptuales. Empezando por “Scarlet’s Walk”, con el 11-S como excusa narrativa, luego el cruce de personalidades femeninas en “American Doll Posse”, o bien ese punto angelical y coral que tenía “Midwinter Graces”. “Lo que posibilita hacer discos de este tipo es el poder exponer una visión personal, expresarte por ti misma, crear personajes a tu medida, y perfilar un estilo al escribir. Además eso te permite poder hacer siempre algo que sea diferente a lo que hayas hecho antes. Mis discos no dejan de ser algo así como un diario de mi vida, como una colección de poemas musicados. Es algo parecido a lo que podría ser una catedral, de la cual no puedes extraer elementos individuales, pero en cambio puede apreciarse como un gran conjunto”.
A Tori Amos, ser mujer nunca le ha impedido expresarse como ha deseado. Quizás haya sido gracias a artistas como ella que el papel de la mujer dentro del negocio musical haya mejorado sustancialmente, si bien aún quedan cosas por mejorar. “Hay que ser honesto y, para una mujer como yo, es difícil poder desarrollar un trabajo como este, relacionado con la cultura. Debo ser madre y esposa, y compaginarlo con mi oficio. Ahora está claro que las mujeres tienen más poder en la industria del pop. La postura hacía nosotras es más positiva, pero creo que no es suficiente. Sobre todo porque miras hacia otros campos y ves que no ocurre. En el teatro, en la dirección de películas... ni siquiera es fácil encontrar a chicas que triunfen dentro de la arquitectura. Yo trabajo en muchos proyectos distintos, fuera de la música, y no veo que haya muchas oportunidades para nosotras. Y en la música pasa igual, cuesta ver a técnicos de sonido, a productores o a compositores dentro del negocio. Con una mujer tienes que entrar a profundizar muy a fondo, es duro encontrar estamentos en los que podamos entrar, y en los cuales una vez dentro, nos podamos mover con absoluta libertad o con la pureza que nosotras desearíamos”. Aprovechando que tanto Pj Harvey como Björk han publicado disco nuevo en los últimos meses, le recuerdo aquella histórica portada que protagonizó junto a ambas para una prestigiosa publicación musical. “Para mí fue muy excitante formar parte de aquella portada. Ambas son artistas que llevan años inspirando a otra gente, rompiendo moldes, creando y explorando sin descanso. Y tanto Björk como Pj Harvey han conseguido sacar adelante sus carreras con naturalidad en cada uno de los pasos que han dado”.
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