¿Hasta qué punto creéis que el hecho de venir de grupos como Lüger o Rip KC ha podido facilitar que Melange se haya hecho con un hueco relativamente rápido?
(Miguel) Es verdad que es raro el concierto, por lo menos en Madrid, que no venga gente que ya venía siguiendo a los grupos de Mario, Dani, Adrián o Sergio. Eso nos ha facilitado un poco de proyección, por lo menos a nivel local.
(Sergio) Ha hecho que haya habido más interés desde el principio y que no hayamos tenido que estar tres años pegándonos la paliza para darnos a conocer.
Viento Bravo, además de los desarrollos habituales en cortes como Río revuelto o Splendor Solis, también tiene temas muy concretos, como Oxi, con una melodía muy mediterránea…
(Sergio) Eso fue alguien que el verano pasado estuvo escuchando música griega… Me salió así.
(Miguel) Esa canción en concreto iba a ser como una pildorita, precisamente por la duración, pero al final creo que por sus características musicales es todo un tema, y de hecho ya lo venimos tocando en directo.
(Daniel) A mí me encanta que descoloque. Me gustan los discos que tienen esa capacidad.
(Miguel) En los conciertos es curioso ver la reacción de la gente. Hay mucho pestañeo, como si se estuviesen pensando si les gusta o no.
Pero encaja perfectamente con el gusto por el folclore y por esa capacidad para mezclar estilos que aparentemente pueden tener muy poco que ver…
(Daniel) Sí, cien por cien. Es algo que nos interesa mucho. Es una idea que puede traer uno en concreto, en este caso Sergio, pero al final impregna a los demás. Lo vas escuchando en la furgoneta, te vas a casa y sigues haciéndolo… Pasa igual con Miguel y la música sefardí, o con la música india, que me gusta mucho. Al final estamos compartiendo cosas y nos aportamos mucho unos a otros, musical y también culturalmente.
La esencia del grupo ha sido desde el principio la de no establecer demasiados límites…
(Miguel) Sí. Es como si actuásemos con una cierta falta de rigor a la hora de trasladar estilos. Pero no por dejadez, sino que se trata de cogerle el aire a algo que te mola y después tratar de introducirlo dentro de tu mundo de referencias. No es que te guste un tema griego y entonces te pongas a estudiar las estructuras que ellos hacen para calcarlo, sino coger aquellos elementos que nos pueden interesar. Al final es lo que creo que pasa con las influencias en todos los campos. Las formas de mezclar todo eso que ya está inventado son nuevas, y ahí es donde puedes tratar de innovar de alguna manera.
"He vivido seis años en Austria y echaba mucho de menos estar en Madrid. Han sido estos años convulsos, desde que empezó la crisis"
Esa manera de aproximarse al folclore o a un estilo concreto me recuerda en parte, aunque de forma muy distinta, a lo que hace Ben Chasney en Six Organs Of Admittance. ¿Se trata a la vez de evitar que esto se convierta en un simple ejercicio de estilo?
(Miguel) Sí, por eso es un poco lo que decía antes, la falta de rigor. No hay una cosa súper estudiosa, en plan etnología musical, donde nosotros planchamos estilos, sino que vamos cogiendo distintos elementos. Creo que la música en ese sentido es transgresora, con un respeto a las formas que es relativo. Son ritmos y melodías que detectas que te llegan, e intentas entender por qué pasa eso; normalmente es porque son muy universales, y luego también tiene que ver con los ritmos o el tipo de escalas que utilizan. A partir de ahí, ves las coincidencias en músicas diferentes, de diferentes folclores; encontrar esos enganches es lo que nos permite mezclar un tema por ejemplo de inspiración más celta, que es un mundo del que yo vengo, con influencias de músicas africanas, y de repente darte cuenta de que encaja.
Desde el principio habéis trabajado las voces como un instrumento más, con un recurso al tarareo que entronca con el gusto por la música popular. ¿Es algo en lo que insistís en este álbum, cuidando aún más armonías?
(Sergio) Sí, de hecho en el disco hay un par de canciones que en un principio iban sin letra, pero veíamos que igual había mucho tarareo y no podíamos estar la mitad del álbum con el na-na-na. Pero es que pegaba.
(Daniel) También nos hemos ido poniendo la meta de hacer letras, que es algo que podemos ir haciendo poco a poco, sin demasiadas pretensiones. En algunos casos arrancábamos con un par de frases, luego lo hablábamos entre todos, y las letras se cerraban poco antes de grabar.
La que supongo que ya estaba lista desde hace tiempo es la de Armas preparadas (un “ya están” que se repite de forma incesante hasta desembocar en “armas preparadas en el arsenal”, en medio de un incendiario galope psicodélico).
(Sergio) Sí, esa ya me la sabía yo de memoria (risas). He vivido seis años en Austria y echaba mucho de menos estar en Madrid. Han sido estos años convulsos, desde que empezó la crisis. El 15-M lo viví desde fuera, con mucha pena de no poder estar aquí, y luego todo lo que vino después. En realidad es lo que me hubiese gustado que hubiera pasado: estaba pensando directamente en 1871 y la Comuna de París.
Y para terminar, ¿cómo surge la posibilidad de publicar Viento Bravo fuera con Beyond Beyond Is Beyond, mientras que aquí lo sacáis de nuevo a través de Discos Tere?
(Miguel) Después de lanzar el primer álbum lo estuvimos mandando a distintos sellos y Beyond Beyond Is Beyond lo escuchó y nos escribió. Querían sacar el disco en Estados Unidos, convirtiendo el doble en un solo LP, pero como a nivel editorial era un poco lioso, al final quedamos en que publicarían el siguiente para Estados Unidos, América Latina y el resto del mundo, mientras que nosotros hacemos España. Nos pareció que estaba bien tener esta alianza con un sello de Nueva York que es pequeño, pero que edita buenas referencias.
¿Hasta qué punto creéis que el hecho de venir de grupos como Lüger o Rip KC ha podido facilitar que Melange se haya hecho con un hueco relativamente rápido?
(Miguel) Es verdad que es raro el concierto, por lo menos en Madrid, que no venga gente que ya venía siguiendo a los grupos de Mario, Dani, Adrián o Sergio. Eso nos ha facilitado un poco de proyección, por lo menos a nivel local.
(Sergio) Ha hecho que haya habido más interés desde el principio y que no hayamos tenido que estar tres años pegándonos la paliza para darnos a conocer.
Viento Bravo, además de los desarrollos habituales en cortes como Río revuelto o Splendor Solis, también tiene temas muy concretos, como Oxi, con una melodía muy mediterránea…
(Sergio) Eso fue alguien que el verano pasado estuvo escuchando música griega… Me salió así.
(Miguel) Esa canción en concreto iba a ser como una pildorita, precisamente por la duración, pero al final creo que por sus características musicales es todo un tema, y de hecho ya lo venimos tocando en directo.
(Daniel) A mí me encanta que descoloque. Me gustan los discos que tienen esa capacidad.
(Miguel) En los conciertos es curioso ver la reacción de la gente. Hay mucho pestañeo, como si se estuviesen pensando si les gusta o no.
Pero encaja perfectamente con el gusto por el folclore y por esa capacidad para mezclar estilos que aparentemente pueden tener muy poco que ver…
(Daniel) Sí, cien por cien. Es algo que nos interesa mucho. Es una idea que puede traer uno en concreto, en este caso Sergio, pero al final impregna a los demás. Lo vas escuchando en la furgoneta, te vas a casa y sigues haciéndolo… Pasa igual con Miguel y la música sefardí, o con la música india, que me gusta mucho. Al final estamos compartiendo cosas y nos aportamos mucho unos a otros, musical y también culturalmente.
La esencia del grupo ha sido desde el principio la de no establecer demasiados límites…
(Miguel) Sí. Es como si actuásemos con una cierta falta de rigor a la hora de trasladar estilos. Pero no por dejadez, sino que se trata de cogerle el aire a algo que te mola y después tratar de introducirlo dentro de tu mundo de referencias. No es que te guste un tema griego y entonces te pongas a estudiar las estructuras que ellos hacen para calcarlo, sino coger aquellos elementos que nos pueden interesar. Al final es lo que creo que pasa con las influencias en todos los campos. Las formas de mezclar todo eso que ya está inventado son nuevas, y ahí es donde puedes tratar de innovar de alguna manera.
"He vivido seis años en Austria y echaba mucho de menos estar en Madrid. Han sido estos años convulsos, desde que empezó la crisis"
Esa manera de aproximarse al folclore o a un estilo concreto me recuerda en parte, aunque de forma muy distinta, a lo que hace Ben Chasney en Six Organs Of Admittance. ¿Se trata a la vez de evitar que esto se convierta en un simple ejercicio de estilo?
(Miguel) Sí, por eso es un poco lo que decía antes, la falta de rigor. No hay una cosa súper estudiosa, en plan etnología musical, donde nosotros planchamos estilos, sino que vamos cogiendo distintos elementos. Creo que la música en ese sentido es transgresora, con un respeto a las formas que es relativo. Son ritmos y melodías que detectas que te llegan, e intentas entender por qué pasa eso; normalmente es porque son muy universales, y luego también tiene que ver con los ritmos o el tipo de escalas que utilizan. A partir de ahí, ves las coincidencias en músicas diferentes, de diferentes folclores; encontrar esos enganches es lo que nos permite mezclar un tema por ejemplo de inspiración más celta, que es un mundo del que yo vengo, con influencias de músicas africanas, y de repente darte cuenta de que encaja.
Desde el principio habéis trabajado las voces como un instrumento más, con un recurso al tarareo que entronca con el gusto por la música popular. ¿Es algo en lo que insistís en este álbum, cuidando aún más armonías?
(Sergio) Sí, de hecho en el disco hay un par de canciones que en un principio iban sin letra, pero veíamos que igual había mucho tarareo y no podíamos estar la mitad del álbum con el na-na-na. Pero es que pegaba.
(Daniel) También nos hemos ido poniendo la meta de hacer letras, que es algo que podemos ir haciendo poco a poco, sin demasiadas pretensiones. En algunos casos arrancábamos con un par de frases, luego lo hablábamos entre todos, y las letras se cerraban poco antes de grabar.
La que supongo que ya estaba lista desde hace tiempo es la de Armas preparadas (un “ya están” que se repite de forma incesante hasta desembocar en “armas preparadas en el arsenal”, en medio de un incendiario galope psicodélico).
(Sergio) Sí, esa ya me la sabía yo de memoria (risas). He vivido seis años en Austria y echaba mucho de menos estar en Madrid. Han sido estos años convulsos, desde que empezó la crisis. El 15-M lo viví desde fuera, con mucha pena de no poder estar aquí, y luego todo lo que vino después. En realidad es lo que me hubiese gustado que hubiera pasado: estaba pensando directamente en 1871 y la Comuna de París.
Y para terminar, ¿cómo surge la posibilidad de publicar Viento Bravo fuera con Beyond Beyond Is Beyond, mientras que aquí lo sacáis de nuevo a través de Discos Tere?
(Miguel) Después de lanzar el primer álbum lo estuvimos mandando a distintos sellos y Beyond Beyond Is Beyond lo escuchó y nos escribió. Querían sacar el disco en Estados Unidos, convirtiendo el doble en un solo LP, pero como a nivel editorial era un poco lioso, al final quedamos en que publicarían el siguiente para Estados Unidos, América Latina y el resto del mundo, mientras que nosotros hacemos España. Nos pareció que estaba bien tener esta alianza con un sello de Nueva York que es pequeño, pero que edita buenas referencias.
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