"Medalla" supone la segunda entrega del “cóctel Medalla”, un combinado sonoro potente y francamente estimulante, en el que la banda aúna heavy metal, rock pesado, indie-rock noventero y melodías pop. En esta nueva entrega parecen querer incluso radicalizar lo propuesto en Emblema y poder, su álbum de debut después de militar sus miembros en varias bandas del underground barcelonés (The Saurs, The Zephyr Bones). Èric Sueiro, cantante y guitarrista, nos lo confirma vía telefónica. “Es más heavy que el primer disco, pero a la vez no, porque también es más popero. Hemos querido llevarlo todo al extremo: las canciones pop, que fuesen súper pop, y las que fuesen tralleras, que fuesen súper tralleras. Incluso en Guardián y Cuello Isabelino, que son más pop, sigue habiendo mucha contundencia”.
Su pasión por el rock pesado siempre ha estado ahí. “Es algo que a los cuatro miembros de Medalla siempre nos ha tocado de cerca y nos mola. Tampoco nos gusta el heavy revival, pero nos gusta integrarlo en nuestra forma de hacer música. Nos gusta que suene un poco actual, porque tenemos la sensación de que la escena heavy se ha quedado un poco atascada. Se sigue nutriendo de los iconos del pasado. Y aunque nosotros podríamos estar en el Azkena Rock, también nos mola tocar en el circuito indie, por nuestra mentalidad, supongo”.
"Lo que estamos sufriendo ahora es fruto de muchas cosas, no viene de nuevo”.
Dos cosas llaman la atención sobremanera al escuchar la música de Medalla. La primera es el virtuosismo instrumental de la banda, sin duda por encima de la media en la escena underground. “El que más formación musical tiene es Marc, el batería. En este disco se nota un montón en la línea melódica, porque Marc está haciendo una barbaridad de patrones de batería. Él es el más ‘letrado’ en música, aunque en el fondo todos somos bastante autodidactas. Llevamos tiempo tocando y nos gusta explorar nuevos territorios”. La segunda es lo trabajadas que parecen estar las canciones, con multitud de cambios y breaks dentro de un mismo corte. “Normalmente traemos las ideas Benoît (Rapaza, bajista) o yo, y luego las trabajamos entre todos. Aunque se parta de una letra o una melodía, el resultado final lo sacamos los cuatro en el local. También somos muy de ir probando las canciones en directo antes de grabarlas, porque nos gusta ver qué sensaciones generan. De hecho, muchas canciones del disco las tocamos antes de grabarlas, y cambiamos muchas cosas en función de la respuesta de la gente”.
En un disco de rock potente, tan envolvente y bien ejecutado instrumentalmente, es importante destacar el trabajo del productor Sergio Pérez (Svper). “Sergio es uno de los mejores productores que hay en España. El primer disco también lo hicimos con él, y la premisa también fue llevarle las canciones con más tiempo y que él pudiera intervenir más. Grabamos en octubre, y en junio ya le enviamos una demo con todas las canciones, y fuimos trabajándolas con él. Él juega un papel muy importante en cuanto a qué dinámica queremos darle a los temas. Por ejemplo, la primera versión que teníamos de 'Devoto Cardenal' duraba cinco minutos, y acabó durando tres: decidimos ir a piñón toda la canción. Son decisiones pequeñas, pero que te conforman todo el concepto del álbum, y en ese sentido Sergio nos ha ayudado mucho. Y luego en la mezcla, donde ha hecho un trabajo increíble”.
Capítulo aparte merecen también las letras, y es que el elemento heavy parece ir más allá de lo musical para llegar también a lo visual (tipografía de la portada) y al propio imaginario del grupo, como es el caso de Herederos. “En el primer disco la lírica era un poco más medieval, y en este nuevo álbum hemos intentado seguir por esa línea, pero a la vez actualizarla. Por ejemplo, en 'Lengua afilada' seguimos hablando de la ciudad como si fuese un castillo. Imagínate esa canción como Barcelona esta semana. Hemos intentado llevar ese imaginario de la violencia y el medievo, que si lo piensas no está tan lejos de lo que estamos viviendo hoy en día”.
Una actualidad de la que hoy en día parece imposible escapar, y a la que Medalla cantan aunque no siempre lo hagan explícitamente. “Nos gusta que las canciones tengan ideas, pero que a la vez tú como oyente te puedas sentir vinculado a lo que dice esa canción. Tengo una libreta con muchas ideas apuntadas y voy intentando hilarlas, algunas de ellas cuajan y otras no. Por ejemplo, la de 'Premio Cervantes' surgió con la primera frase (“Que te partan la boca puede ser una oportunidad para cambiar”). Entonces a partir de esa idea intenté darle juego a la letra y conseguir algo que tuviera gancho, pero no estaba pensando en nadie en particular. Igualmente, 'Lengua Afilada' podría ir de Valtonyc, pero no va de Valtonyc. Estamos hablando de la censura, pero lo utilizamos de otra forma, no hablamos de ello explícitamente. No es una letra de La Polla Records, sino que lo hacemos un poco más en clave, pero sabes que estamos hablando de lo mismo”.
En definitiva, y sin quizá buscarlo premeditadamente, a Medalla les ha quedado un collage de los vicios de la sociedad en la que vivimos (referencias a los bancos en 'Devoto Cardenal', a la monarquía en 'Cuello Isabelino'…). “Cuando grabamos el disco no teníamos esa sensación de que fuese tan crítico. Y ahora, cuando la gente nos dice ‘Habéis hecho letras muy críticas’, lo vemos con más perspectiva. Cuando decimos ‘Hacienda somos todos/ todos somos España’, queremos decir que España son muchas ideas y muchas formas de verlo todo”. Un 'Todos somos España' que, sin duda, adquiere un significado especial en los días en que vivimos. “Lo de 'Todos somos España' lo hicimos pensando que la gente sabe que somos un grupo de Barcelona, y que cuando un grupo de Barcelona dice eso hay una ironía muy fuerte. La idea es que a la gente le chirríe. De hecho el otro día, cuando tocamos en Sidecar, 'Devoto Cardenal' fue la última canción, y fue una puta locura. El ambiente está muy encendido, y nuestras letras ahondan en esa crispación social”. No puedo evitar preguntarle también por la escalada de conflictividad en Cataluña, a raíz de la sentencia del juicio del procés. “Esta situación es fruto del inmovilismo político. Algo tiene que pasar, no podemos estar así mucho tiempo. Pero lo que estamos sufriendo ahora es fruto de muchas cosas, no viene de nuevo”.
Finalmente, y teniendo en cuenta el cóctel sonoro del grupo, cabe preguntarse cómo es el público en un concierto de Medalla. “Diría que es bastante heterogéneo. Sobre todo con el segundo disco, que ha tenido mucho más recorrido a nivel de medios, te encuentras gente que viene más del indie, de festivales, y luego gente que viene del circuito rock de toda la vida. Gente que le gusta Barón Rojo y Obús y que de repente descubre Medalla, y dice ‘¡Hostia! Esto mola’. Nos han puesto por ejemplo en la radio del Mariscal Rock. La gente de ese circuito es carne de Medalla, y se ven muchas camisetas heavy en nuestros bolos”.
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