Hace exactamente un año, en septiembre de 2011, Kele Okereke realizaba unas sorprendentes (y un tanto rocambolescas) declaraciones en las que aseguraba que había visto a sus compañeros de banda, Bloc Party, en las inmediaciones de unos estudios de grabación de Nueva York, pero que él no había sido invitado. A raíz de aquello, el frontman aseguró no tener claro su futuro en el grupo, al considerar que el hecho dejaba patente que sus colegas ya no contaban con él. Pues bien, tras ese bombazo, el NME difundió que el resto del combo (el guitarrista Russell Lissack, el bajista Gordon Moakes y el batería Matt Tong) buscaban nuevo cantante, confirmándose así, en teoría, que el cuarteto seguiría adelante, pero con nuevo vocalista. Nada más lejos de la realidad. Finalmente, la formación londinense, punta de lanza del revival post-punk británico de mediados de la década pasada (con permiso de Franz Ferdinand), anunciaba en marzo su fichaje por el sello neoyorquino Frenchkiss Records (propiedad de Syd Butler, el bajista de Les Savy Fav) y el futuro lanzamiento de “Four”, su cuarto disco de estudio. Y sí, con Kele como cantante.
Con el reafirmado miembro del grupo y con el guitarrista intentamos atar cabos y conocer más detalles del nuevo álbum, aprovechando el paso de Bloc Party por el Bilbao BBK Live 2012. Al entrar en el camerino, Kele en una silla afinando su guitarra, Russell repanchingado en el sofá, queda claro que les da un poco de pereza ponerse a hablar de los asuntos (¿quizá escabrosos?) de la banda, pero qué diantres, están a punto de publicar un nuevo trabajo, así que saben que tienen que promocionarlo. Lissack es el primero en pronunciarse al respecto. “Estamos muy orgullosos de nuestro nuevo disco, realmente emocionados. Es lo primero que hacemos juntos después de mucho tiempo y cuenta con nuevos elementos en nuestra música, ha sido bastante renovador”, asegura. Okereke, por su parte, niega que “Octopus”, primer single de la grabación, sea resumen de lo contenido en la misma, sino un simple “puente entre el pasado y dónde estamos ahora”. Un punto, el presente, diferente al inmediatamente anterior y ¿a toda su carrera? “Pues sí, el álbum no suena como nada que hayamos hecho antes”. Con todo, nosotros, que pudimos escuchar “Four” antes de la charla que aquí transcribimos, pensamos que los seguidores iniciales del grupo van a quedar mucho más satisfechos que los de la última época, pues apenas hay electrónica y sí abundantes guitarrazos. “Sí, las guitarras predominan en este trabajo, pero no diría que suena como el primero, este lo veo más lo-fi, más punk por momentos, y no tiene la textura de aquel. Lo más importante es que hemos cambiado nuestra manera de tocar, eso es lo que marca la diferencia. La gente va a tener que escuchar el disco entero para apreciarlo, más allá del primer single”. Con respecto a la escasa presencia de sonidos sintéticos, Russell asegura que siempre han intentado hacer “cosas diferentes”, por lo que “después de un descanso y de volver a reunirnos con nuestros instrumentos en una habitación, dimos con cómo sonaría ‘Four’. Tan simple como estar de nuevo tocando juntos” y casi nada que ver con “Intimacy” (Wichita, 08), el anterior álbum, ni con “One More Chance” (Wichita, 09), el sencillo previo al parón. Tampoco guarda relación directa con “The Boxer” (Wichita, 10), el debut en solitario de Kele, ni con “The Hunter”, el EP posterior. No hablemos ya de las colaboraciones del cantante con Martin Solveig o Tiësto. O sí… “No pasa nada, yo escuchaba a Tiësto cuando era más joven, me parece bien que Kele se codee con esa gente”, asegura su enjuto compañero entre risas. Vamos, que no fueron supuestas amistades peligrosas las causantes del distanciamiento entre cantante y grupo. ¿Querrán hablar de ello? Sí, quieren (aunque, tratándose de ingleses, a uno nunca le quede claro del todo donde acaba la realidad y empieza la ironía británica). “Ahora estamos bien, no hay que olvidar que somos amigos, pero fue una etapa oscura. Fue bastante duro que mis compañeros dieran muestras de que yo ya no era necesario. Por suerte, los medios se hicieron eco y muchos fans de países distintos mostraron su tristeza y se pronunciaron en contra. El miembro más importante de su grupo favorito estaba siendo expulsado, no podía ser. Ellos hicieron que la banda cambiara de opinión y que yo hoy esté aquí”, dando continuidad al proyecto e, ¿iniciando una nueva etapa? “No lo considero un nuevo comienzo, lo veo más como algo circular. En mi cabeza, todos los discos están conectados, las diferencias son fruto lógico del paso del tiempo”. El guitarrista, por su parte, está de acuerdo. “No, no lo veo como una nueva etapa. Musicalmente es, simplemente, el siguiente paso que teníamos que dar, un nuevo capítulo en nuestra historia”, para el cual no han contado ni con Paul Epworth ni con Jacknife Lee, sus anteriores productores, sino con Alex Newport (ex-miembro de los metaleros Fudge Tunnel y productor de gente como At The Drive-In, Melvins, The Mars Volta o Young Legionnaire, proyecto paralelo del bajista Gordon Moakes). “Queríamos grabar música de una manera diferente, sin tantos aparatos, Pro Tools ni ordenadores de por medio”.
Una grabación menos digital, que no parece que tenga secuela en forma de disco de remixes (como ya ocurrió con dos de los tres trabajos anteriores). “No, no lo creo. No es que nos arrepintamos de nada de lo que hayamos hecho antes, pero no veo que este disco necesite lecturas adicionales, está bien como está”. Además, parece que las canciones funcionan también en directo. “Al público le están gustando más las nuevas que las viejas, se quedan con ganas de más. Eso es porque hemos hecho un buen trabajo”.
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