"Me gusta que las canciones tengan un contenido emocional"
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"Me gusta que las canciones tengan un contenido emocional"

Carlos Pérez de Ziriza — 20-10-2016
Fotografía — Archivo

Hay veces, muchas, en las que la belleza de un puñado de canciones es inversamente proporcional a la locuacidad de su responsable. El término parquedad, aplicado al lenguaje, es un clásico en manos de cientos de músicos. Pero podríamos decir que Aaron Maine, el responsable único de Porches, prácticamente lo redefine. Porque nuestra charla con él es un auténtica lucha contra los elementos.

Nos cuenta, nada más descolgar el auricular, que se encuentra a bordo de un barco (no sabemos si es una coña marinera a cuenta de los títulos -tan acuosos- de su segundo disco: “Underwater”, “Pool”, etc... se diría que no, porque parece que nos atienda directamente desde el círculo ártico). A continuación, la charla discurre entre silencios dubitativos, respuestas que son como circunloquios de lo más redundante (y que hemos tenido el detalle de abreviar) y, en general, la desidia en su estado más puro. O eso, o es que el señor Maine acaba de despertar de una kilométrica siesta (en medio del mar), que también podría ser. Acudan a verle este domingo 23 por la noche a la sala Apolo (Barcelona), en cualquier caso. Porque esta entrevista -por fortuna para ustedes- no le hace justicia a “Pool” (Domino, 2016), el seductor segundo trabajo que ha facturado a nombre de Porches. Un tratado de electrónica pop de dormitorio, sereno y nocturno, elegante y sutil. Repleto de una extraña melancolía, crepuscular y algo volátil. Con algún autotune inoportuno y un raro -pero pintón- solo de saxo, todo hay que decirlo.

Este segundo álbum comparte trazas melódicas con “Slow Dance In The Cosmos” (Exploding In Sound, 2013), tu primer álbum como Porches, pero se sitúa muy lejos de aquel -y de lo que hacías con Space Ghost Cowboys- porque ya no tiene ni guitarras eléctricas ni esa inclinación rock que lo distinguía. Parece obvio que “Pool” es un trabajo mucho más electrónico. ¿Por qué ese giro?
Me parecía muy natural. Siempre he usado sintetizadores y cajas de ritmos, y en este momento creo que era lo más excitante. Así que cuando empecé a escribir canciones nuevas les di un papel predominante.

"De esta forma, grabando en tu casa, te puedes permitir obsesionarte con lo que quieres crear”.

El disco fue grabado enteramente en tu apartamento de Manhattan, en Nueva York. ¿Querías darle ese toque de electrónica de dormitorio que exhibe, de trabajo de factura doméstica?
Bueno, no exactamente, más bien lo que pasa es que creo que, cuando estás trabajando en el estudio de otros, donde el tiempo que tienes es limitado y trabajas por horas, no puedes prestar atención a un montón de detalles que sí puedes cuidar cuando grabas por tu cuenta. De esta forma, grabando en tu casa, te puedes permitir obsesionarte con lo que quieres crear”.

Echando un vistazo no solo a la música sino a los títulos de las canciones (el single “Be Apart”, por ejemplo), da la impresión de que reflejan un deseo de aislarse del mundo. ¿Es así?
Sí, absolutamente. Es un deseo por aislarme, y al mismo tiempo, por enfrentarme a la ciudad de Nueva York y encontrar mi sitio allí. Soy yo queriendo sentirme parte de la ciudad, y al mismo tiempo, sintiéndome aislado en mi apartamento, disfrutando mientras componía este álbum, sabiendo que estoy rodeado por miles de personas, en medio de todo.

Escuchando álbumes como el tuyo, que brindan una propuesta de electrónica serena pero también en cierto modo bailable, basada en textos introspectivos y a veces tristes, siempre me viene a la cabeza aquella vieja canción de Ultravox, “Dancing With Tears In My Eyes” (1984). Puede que sea una visión arquetípica, pero creo que tu disco también detenta ese equilibrio entre hedonismo (en lo sonoro) y un sesgo taciturno (en lo lírico). ¿Lo ves así?
Sí, me gusta esa idea de... sí, creo que me gusta siempre que las canciones tengan un contenido emocional, y está bien que ese contenido se refleje en canciones electrónicas, aunque la verdad es que es la clase de letras que siempre he escrito.

El álbum ha sido mezclado por Chris Coady (Beach House, Grizzly Bear, Tobias Jesso Jr), pero ¿quién lo ha producido? ¿Tú mismo?
Sí, si, lo produje yo, la aportación de Chris Coady fue en su estudio de Los Angeles, solo a la hora de hacer las mezclas.

Supongo que la pregunta es un poco impertinente, porque la etiqueta chillwave o pop hipnagógico emergió hace ya unos cinco años, y tu primer disco como Porches, que es de 2013, tenía poco que ver con aquel sonido, pero te lo he de preguntar: ¿Te sientes identificado con ese estilo, con esa clase de electrónica de dormitorio y de factura doméstica?
No, en realidad, no. No entiendo muy bien lo que es, ni escucho mucha músico de ese estilo. ¿Hay algún ejemplo que puedas darme?.

Sí, claro, me refiero a músicos como Ariel Pink, Memory Tapes, Part Time...
No, no siento que yo forme parte de un género o estilo en común con ellos.

¿Qué podemos esperar de tu directo? ¿Qué clase de bandas llevas contigo?
Dos guitarras, batería, sintetizador, teclado... “

(en ese momento, su timbre de voz ha ido aminorando el volumen hasta hacerse inaudible, jalonado además por continuas interrupciones que se suman a sus larguísimas pausas entre palabra y palabra -al final uno ya no sabe cuando el silencio responde a unas o a otras: o a su economía del lenguaje o a las deficiencias de la línea- , y no queda más remedio que despedirnos, con tal falta de eco que no sabemos si lo que a él le ha llegado es un adiós a la francesa).

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