La premisa no es otra que cada uno de los temas está construido con un sampler de alguna composición de Ludwig Van Beethoven. Y, aunque a priori sea una combinación con poca esperanza de éxito creativo, o al menos esto me parecía a mí la primera vez que escuché acerca del proyecto, el resultado contradice todas mis predicciones más fatalistas.
El artista de la Bisbal se ha salido con la suya. Con este trabajo sigue perfilando esa pluma que gotea sangre de alma, con unas letras cada vez más redondas, irreverentes y epidérmicas y unas canciones que se fusionan con el ideario romántico del músico vienés. Como él mismo dice, se trata de seguir los vientos que te alejan del área de confort. Desnudar los algoritmos predecibles y pisar terreno poco estable. Se supone que es precisamente esto lo que debe hacer el artista ¿no? Al menos así es para Mazoni. Y nosotros lo aplaudimos y lo acogemos. Ahora solo falta que también lo hagas tú.
Lo primero que me vino al escuchar “Ludwig” es que se tienen que tener cojones para hacer un disco así.
Tienes razón, cada vez me enredo más al hacer los discos. Después siempre hago la broma de que el siguiente será súper normal. La verdad es que me hacía respeto la idea. Pero lo preparé durante mucho tiempo. Estuve inmerso de lleno en el universo Beethoven, leyendo su biografía y escuchando sus composiciones sin cesar. Se me quitó el miedo cuando me atreví a hacer una primera canción utilizando un sampler suyo. Antes de esto sí estaba acojonado, pero luego ese temor se esfumó.
"Ya hice este disco pensando que algún palo me podía caer. Pero a la vez pensé que si no provocaba el descontento de alguien es que a lo mejor no había apretado suficiente las tuercas de la creación".
¿Cómo te vino la idea?
Estaba un día paseando, escuchando algunas de las canciones de Eels con arreglos de cuerda. Su música me hizo conectar con la idea de cuando una obra es patrimonio de la humanidad. Tanto a nivel práctico, que significa que puedes utilizarla sin pagar derechos, como también a nivel conceptual, lo que significa que el dominio pasa de ser de privado y solo gestionado por los descendientes, a ser público y pertenecer a todos. Esta idea me pareció muy potente. Empecé a pensar en hacer uso del patrimonio de Beethoven para mi propia obra. Descubrir que podía hacer lo que quisiera con su inmensa creatividad fue una motivación impresionante.
Esto que me dices es brutal pero claro, no solo pasa con Beethoven. Podrías aplicar tu idea a muchos otros compositores. ¿Por qué Beethoven y no cualquier otro?
Creo que a veces me funciona bien poner unos limites a la creación, porque sino entonces me pierdo. Es como cuando hice el disco “Carn Os i Tot Inclòs”. Me impuse la limitación de solo voz y guitarra y también me funcionó muy bien. Son retos asumibles, que me gustan. A la vez también me parecía bonito, al leer la biografía de la vida de Beethoven e intimar con el personaje, poder llevarlo a un plano más cercano; tan solo yo y él.
¿Llegaste a pensar como él podría valorar este disco?
Algunas veces se me pasó por la cabeza, pero me parecía demasiado lejos. Hay demasiada brecha temporal. Lo que sí me pasó es que conecté mucho con su manera de vivir su obra, solitaria e intensa, y muy conectada a ella. Es algo que me pasa también a mi, vivo de forma muy intensa y me siento muy identificado con mi obra.
Y claro cuando uno vive tan identificado con su obra, el miedo al juicio externo debe ser apremiante. ¿o no?
Yo ya hice este disco pensando que algún palo me podía caer. Pero a la vez pensé que si no provocaba el descontento de alguien es que a lo mejor no había apretado suficiente las tuercas de la creación. Pero en general me siento bastante seguro de lo que he hecho. Al mismo tiempo también debo admitirte que la respuesta que genera mi obra acaba afectando mi modo de verla. Puede que haya gente con una autoestima más elevada que no le pase. Pero yo no soy así y no me siento ajeno a la opinión de la gente, tanto si es buena como si es mala.
¿Tenías algún referente donde hubiera interacciones entre el pop y la música sinfónica? ¿Algo que te convenciera?
La verdad es que no. Yo me fie mucho de las horas que me pasé escuchando a Beethoven y de lo enamorado que estaba de algunas de sus piezas. De una primera selección de casi 200 piezas, estuve 4 meses escuchando y eliminando y al final me quedé con las 12 piezas finales con las que decidí escribir mis canciones.
A veces al escuchar el disco me viene a la mente a Malcom Mcdowell de "La Naranja Mecánica", interactuando a su manera con el viejo Ludwig Van como él decía… y como su música inflamaba los delirios ultra violentos del joven, con el que veo muchas similitudes con algunos movimientos sociales y juveniles de hoy. ¿Pensaste en todo esto?
No lo tuve presente. Lo que si veo es que la gente sabe más de Beethoven de lo que yo me pensaba y que hay muchas formas de acercarse a él y que la mía es solo una más. Casi todo el mundo tiene alguna experiencia con Beethoven, aunque sea tocando la séptima con la flauta en la escuela.
La producción es a cargo de Emili Bosch de B1N0, conocido por su proyecto de música electrónica. ¿Cuál era tu intención al trabajar con él? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Me gusta mucho lo que hace con su grupo. Yo ya empiezo a tener una edad y me interesaba poder trabajar con alguien más joven que yo, con nuevas ideas y una forma de trabajar diferente. Él me ha puesto mucha disciplina. Yo venia de un espíritu más romántico, de apretar el REC y a ver que pasa y él trabaja mucho más ordenado. Creando los beats desde cero. Todo medido y ordenado. Intentando que suene todo perfecto desde el principio y no dejarlo a merced de la improvisación. Y a mí me ha funcionado mucho este cambio. Creo que su mano se nota mucho.
Tender puentes generacionales suele ser muy enriquecedor, ¿no?
Cuando tengo que ponerme a escuchar según qué música de ahora, me cuesta conectar muchas veces e incluso entenderlo, pero en cambio pienso que me es más fácil que alguien de esta generación como Emili contribuya en mi música. No tengo ningún problema en dejarle un espacio para que intervenga en mi proceso de creación. Al fin y al cabo es una experiencia de aprendizaje mutuo.
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