“De repente quiero ser ‘El Gallo’ y lo logro”
EntrevistasMaximiliano Calvo

“De repente quiero ser ‘El Gallo’ y lo logro”

Isabel Santos — 28-04-2023
Fotografía — Archivo

Hablamos con el argentino madrileño Maximiliano Calvo, quien acaba de publicar su primer álbum “El Gallo” (Universal, 23), una buena muestra de su propuesta.

Lo presentará en concierto el 11 de mayo en el Café Berlín de Madrid.

¿Estás nervioso por el lanzamiento de tu primer disco de larga duración?
Sí, bastante nervioso. Es un trabajo que me ha llevado mucho tiempo y que narra dos años de mi vida. Soltar algo con unas expectativas y entregarte al hacerlo es bastante curioso. Pero estoy contento. Al final termina una época y sale otro espectro donde poder seguir la vida.

¿Cómo definirías “El Gallo” en tres palabras?
Tragicómico, rabioso y verdadero.

¿Por qué el gallo y no otro animal?
Primero, por la canción “Cuando canta el gallo”, ya que a partir de eso entré en la concepción de que “El Gallo” es un animal nocturno que nunca verás de día, canta al amanecer y desaparece. El disco tiene muchísima nocturnidad. Me gusta esa la ternura que tiene al ser el único del corral (las peleas de gallos), pero al mismo tiempo no tiene idea de por qué. Lo segundo, porque canta con “los pies en la mierda”. Me parece graciosa la situación de que sea un nickname, como “El Salmón” de Andrés Calamaro, o “El Madrileño” de C. Tangana. Cuando empecé a ponerlo en redes y a conceptualizar un lugar, al ir a sitios y encontrarme a colegas o amigos músicos, me llaman “El Gallo”, sin que haya salido. Es como crear una realidad paralela, de repente quiero ser “El Gallo” y lo logro. Al final es un juego al visualizar a ese animal y visualizarme a mí. Me parece bastante peculiar y gracioso. La música es una cuestión lúdica.

"En el directo cobra bastante fuerza el rock en general. La banda está muy unida, tiene un concepto bastante claro y una proyección brutal"

Has comenzado la gira del disco, sin haberlo sacado. ¿Cómo crees que lo está recibiendo la gente? ¿Qué sensaciones percibes del público?
En el directo cobra bastante fuerza el rock en general. La banda está muy unida, tiene un concepto bastante claro y una proyección brutal, en el sentido de que la música va a algún sitio. En los directos se crea esa energía. Esa situación visceral siento que es la que más me llena. El encuentro de sudar y de que pase algo corporal. El rock tiene esa cosa juvenil, del movimiento, de pasión, y esos resquicios de algo mágico. Siento que en los conciertos la gente ya está cantando todas las canciones, sin haberse publicado el álbum. En el disco puede llegar a encontrarse un lazo entre el que escucha y las canciones.

La banda te acompaña y tiene un papel muy importante en tu música. ¿Cómo se vive en el directo?
Es como tocar con una pandilla al ser amigos. Es muy importante para mí el punto del rock juvenil, una especie de banda de instituto. El rock siempre tiene que tener algo de eso. Es una música de la adolescencia, con rabia y de rebelión contra algo. Podemos estar todos juntos y dedicarle tiempo al proyecto, es muy bonito. Son todos de Asturias, voy allí y ensayamos en un granero, salimos de ahí y vemos “les vaques”. Hay caldo de cultivo de esa pasión y un encuentro en las canciones.

Vas a presentar el disco aquí en Madrid, en el Café Berlín, el 11 de mayo. ¿Qué le pides a la gente que vaya a asistir? ¿Preparas algo especial?
Es super especial. Al ser la presentación del disco, siento que es un cierre. Muchas de las cosas que me han pasado en Madrid, han sido en el Café Berlín. El Pato, que es el dueño del sitio, es “el más grande que hay”, me ayudó y acompañó en todo. La presentación podría haber sido en otra sala para innovar, pero me parecía bonito cerrar y despedir un ciclo allí. Para mí el Café Berlín “fue, es y será como mi casa”. Pero a partir de ahora empezaremos a mostrarnos en otras salas. Vamos a tocar todo el disco y Jaime Lorente hará el cierre con su discurso. Es bastante fuerte proyectar todo lo que pasó en dos años de mi vida en una hora y media.

¿Desde cuándo llevas trabajando en este disco?
Nos fuimos en verano a Asturias a componerlo con Freddy Flowers, Menend, Omar Alcaide, Delgao y Sebastián Cortés. Fueron veinte días furiosos de casi no dormir, en una habitación del Hotel Piedras. Nos metimos en una situación noctámbula a componer lo que luego sería “El Gallo”. Hicimos un montón de temas y me llevé siete a México. Allí conocí a los 3KMKZ, en Coyoacán, un barrio muy bonito. Me he tatuado un coyote al ser la “tierra de coyotes”. Fuimos allí a terminarlo e hicimos otros cuatro temas, empezamos a rehacer toda la grabación del disco. Estuvimos veinticinco días más dedicando tiempo a armar ese “ADN” y esa mística que tenia que tener el disco. En esos días pasaron un montón de situaciones, todo fue un delirio, esa evolución de vidas que te causa “El Gallo” como ente. Luego lo traje para aquí. Ese fue el camino de sacar y materializar el vinilo. Bastante loco.

"Madrid me recordó al bosque o jungla donde los animales sociales, que somos, se convierten en la nocturnidad y aparecen muchos personajes e historias"

¿Cuál fue el tema que más te costó hacer?
Creo que “Vagos y maleantes”, que habla de la ley del franquismo. No quería enfocarlo como algo político, sino como una historia de amor. No pretendía ser tan solemne con la historia del país, tenía que ser más lúdico con la de las personas. Me costó imaginar la situación de ser una pareja del mismo sexo en ese momento, en una época tan oscura. Fue difícil jugar con esa inventiva y transportarme ahí. Decir “Joder, cómo puedo contar esto de manera bonita”.

Jaime Lorente le pone voz a Franco en el último tema. ¿Cómo surge esta colaboración? ¿Pensaste en que fuera su voz desde el primer momento?
La verdad es que sí, somos amigos, y yo sabía que él lo iba a hacer perfecto y super claro. Le insistí bastante en poder buscar hueco para hacerlo. No le conté bien lo que iba a hacer, hasta en el momento que se tuvo que rebelar y me dijo “No, hay que hacerlo ya”. Pero claro, hay una situación que me imaginaba que llegaba el final del disco, que ya con “Vagos y maleantes”, y luego aparecía esta modificación de la ley, donde aparece Jaime dando este discurso. Cuando la escuche dije “¡Hostia, la que metí!”, pero pensé que no hay que ser tan tibio. Me parecía tan tremendo y tétrico lo que decía, que era divertido ponerlo ahí. Caricaturizar ese momento para quitarle hierro a la historia, que son ridículas las cosas que se dicen. Cuando empezamos a grabarlo nos dimos cuenta de que no era tan lejano a la época que vivimos ahora, nos resonaba. Nos dio un poco de miedo, la verdad. Le da ese tono, ya que el disco viene contado en libertades y tragicomedia. Cuando llega la parte del final se tiñe un poco todo el disco, siendo una especie de presentación atemporal. Es la única voz nueva que aparece en el disco.

¿Ha influido algún lugar de Madrid en tus canciones?
Todos. Creo el disco habla prácticamente entero de Madrid. Hasta la carretera. Hay una canción que se llama “M-30”. Es una ciudad que me ha inspirado completamente, sobre todo la nocturnidad. Es un sitio espectacular donde siempre ocurren cosas y hay encuentros, muchos de ellos están retratados en “El Gallo”. La concepción de la “hora azul”: cuando los animales del bosque cambian del día a la noche. Madrid me recordó al bosque o jungla donde los animales sociales, que somos, se convierten en la nocturnidad y aparecen muchos personajes e historias.

El próximo 28 de abril, también lanzas una colaboración con Anaju, “Agua bendita”. ¿Cómo fue trabajar con ella?
Me fui a Asturias con ella también, estuvimos componiendo todo su álbum y produciéndolo, “dejando un ADN”. Luego Campi siguió produciéndolo y cogió todo lo que teníamos para hacer “sus magias” en Madrid. Trabajar con ella es brutal. Anaju tiene una mística y una magia que me gusta mucho. “Agua bendita” fue la primera canción que salió, le dio todo ese tinte pseudorreligioso al disco. Me parece super interesante que una canción que compusimos ambos con Menend, pero cantamos los dos, haya proyectado todo el álbum. Ser como el puntapié me llena de orgullo y de alegría. El disparar esas historias y que terminen en obras es super interesante. El 28 de abril, para mí, saco dos vinilos. Me siento super parte de ese disco. Le dediqué mucho amor.

Isabel Santos

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