MATANDO HIPPIES.
EntrevistasPrimal Scream

MATANDO HIPPIES.

Joan S. Luna — 28-01-2000
Fotografía — Archivo

No dejan de sorprender. Primal Scream cuentan con esa capacidad. Lo han demostrado desde que con «Screamadelica» se convirtieron en referencia.

Si sus discos anteriores pecaron de camaleónicos, cada uno de sus pasos posteriores nos pegarían una buena patada en el culo. Sólo que con «Xtrmntr» (Sony, 2000) vamos a tener que pasarnos una buena temporada sin sentarnos. Porque doler, duele.

Bobby Gillespie da la cara al frente de Primal Scream, una de esas escasas bandas fundamentales que nos ha dado el Reino Unido en los últimos años. Sólo que, escondiéndose tras su pelambrera setentera, escurre el bulto cuando los chicos de la prensa española –aquí me incluyo, sí señor- le requieren para extraerle declaraciones con sacacorchos. Así, Martin Duffy, teclista de la banda desde su segundo paso («Primal Scream», 89), se ve obligado a conversar con unos abigarrados chupatintas –aquí no- que van a repetirle una y otra vez preguntas relacionadas con Andrew Weatherall, el pop británico, los Chemical Brothers y todas esas cuestiones habituales según libro de estilo en lo que debe considerarse una completa entrevista a Primal Scream. Un servidor, obviamente, no pretende transgredir normas, ni echar muros abajo, así que, incapaz de echar mano de preguntas más originales, recurre a exactamente esos temas. Y eso es algo que no parece importar a un Duffy (¿amigo, eres familia de Billy?) que toma el auricular con una energía positiva capaz de superar a la del nauseabundo muerto/no muerto que protagonizaba «Ghost». En esta ocasión, Joan S. Luna también desprende una positividad de lo más agradable, así que la conversación funciona perfectamente y al poco tiempo no me cuesta reconocerle que «Xtrmntr» se ha convertido en uno de mis discos del momento. Como si le fuese a importar. «Estamos incluso sorprendidos con el disco que hemos grabado. Creo que es el disco más duro que hemos hecho nunca y eso me gusta, además se ha conseguido un sonido de bajos muy especial que hace que nuestras canciones suenen con más fuerza. Estábamos muy interesados en trabajar en esa línea, pero no fue hasta que escuchamos los resultados cuando fuimos conscientes de que habíamos dado con el sonido que andábamos buscando desde hacía tiempo». ¿Buscando un sonido desde hacia tiempo? Pues lo cierto es que siempre ha dado la impresión de que Primal Scream no pretendían dar con un sonido concreto, sino que lo suyo siempre ha sido dotar a carnes distintas a un esqueleto que, eso sí, siempre se ha mantenido firme en su amor por el rock. «Cada uno de nuestros discos suena distinto y se acerca a influencias distintas. Esa es una de las mejores cosas que tiene el ser artista, que puedes expresarte en cada momento de la forma en que te parezca. Primal Scream siempre hemos querido experimentar con nuestro propio sonido, así que si ahora sonamos más electrónicos, pues tanto mejor. Es normal que cambiemos como personas, no solamente como músicos, y eso tiene que reflejarse de algún modo en nuestra forma de hacer música. En estos momentos, estábamos muy metidos en los sonidos electrónicos, pero creo que realmente seguimos siendo un grupo de rock. Y eso es algo que nunca olvidamos. Necesitamos guitarras (risas)». Rock, ese término tan vilipendiado durante los noventa, pero que sigue siéndolo todo en esto de la música actual. El pop busca al rock, la electrónica busca al rock y, mientras, Primal Scream van aquí y allá a la caza de nuevas influencias que les hagan enriquecer su propuesta. Ahora es la electrónica más clubber, pero no siempre fue o será así. «Podemos acercarnos al dub, y Sherwood es muy bueno para eso, y a la electrónica, pero en el fondo Primal Scream siempre seremos una banda de rock. Nosotros no nos inspiramos en los artistas de techno, nosotros hemos crecido y disfrutamos con MC5 o los Stooges, y creo que esas continúan siendo las influencias más grandes que pueda tener nuestra música. Pero eso no significa que debamos limitarnos al sonido de guitarras y olvidarnos de los demás estilos musicales. Mira a The Clash, ellos eran una banda de punk, pero se dejaron influenciar mucho por el dub, por el sonido jamaicano y con eso enriquecieron su propia música. Pues, para que te hagas una idea, creo que ese es un camino similar al que nosotros estamos siguiendo a lo largo de nuestra carrera. Y lo repito, nosotros somos una banda de rock, aunque no podamos ser clasificados de una forma estricta, porque nos gusta la música electrónica, la música negra, los setenta, y eso nos permite huir de las etiquetas».

a la impresión, y digo impresión porque jamás puede saberse con seguridad si existe o no, de que Primal Scream han dirigido cada uno de sus pasos con cierta rigidez, pero a la vez con elevadas dosis de espontaneidad. Me explico. Los de Bobby Gillespie tenían claro en cada momento qué camino no tomar, así que el sendero a seguir acababa de una forma relativamente espontánea. Como en el inmenso «Vanishing Point». «En eso tienes razón. Y te aseguro que la espontaneidad es algo que espero que Primal Scream no perdamos jamás. Por eso, en esta ocasión, experimentamos tanto en el estudio y conseguimos que muchas de las ideas que aparecen en el disco surgieran en el propio estudio de grabación. A veces le dábamos mil vueltas a algún sonido, pero en otras ocasiones había cosas que surgían al instante y que nos gustaban o nos sorprendían». Planteado el tema de la experimentación (sin duda, el motor principal de la banda en estos momentos según sus protagonistas), uno permite al entrevistado que se eche flores. Si Primal Scream han orientado su sonido hacia la electrónica más canalla (con títulos tan radicales como «Kill All The Hippies», «Swastika Eyes», «Pills» o «If They Move… Kill Them»), puedo suponer que el papel del teclista, es decir de Martin Duffy, ha devenido en este caso fundamental. Ya saben, samplers, sonidos sintéticos, cosas así. «Que yo sea el teclista del grupo no significa que sea el único responsable del sonido electrónico de las canciones. Además, en nuestras canciones siempre hay teclados que suenan como guitarras y guitarras que pueden sonar como teclados, así que no todo es tan evidente o tan sencillo como pueda parecer. Todo el mundo tiene ideas al respecto, además también tiene mucho que ver la experiencia que hemos estado viviendo antes en las giras. Allí trabajamos con un montón de pedales y conseguimos sonidos que después intentamos reproducir en un estudio. Y ahí también ha sido muy importante la colaboración de Kevin Shields, él está muy acostumbrado a eso». ¿Kevin Shields? El bueno de Kevin, ese que les acompaña en directo, ese que sigue sin obsequiarnos con absolutamente nada firmado por My Bloody Valentine desde hace un huevo y medio… Kevin Shields, uno de los pocos músicos del planeta capaz de pasarse más tiempo en el estudio que Trent Reznor, Axl Rose o los mismísimos Def Leppard. «Llevamos mucho tiempo trabajando con él; giramos con Kevin en el último tour y volverá a estar en nuestros conciertos. Su opinión en algunos aspectos es muy importante porque conoce perfectamente cómo trabajar con los sonidos y cómo darles nuevas formas. Han pasado muchos años desde que se editó y sigo pensando que «Loveless» es uno de los discos más influyentes de los noventa». Si ya lo dice el dicho, quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Eso sí, en su simbiosis con Andrew Weatherall, no sabe uno quién acaba siendo el árbol y quién el cobijado. Obviamente, el artista electrónico resultó fundamental en ese bombazo llamado «Screamadelica», aunque no resulta menos cierto que el repentino éxito del trabajo firmado por Primal Scream generó, de paso, un relanzamiento de la carrera del propio Weatherall, ahora centrado en sus Two Lone Swordmen. «Andrew Weatherall ha sido una persona muy importante para el grupo, y también está presente en este disco porque ha hecho algunas mezclas. En ocasiones pienso que puede ser un miembro más del grupo. De todas maneras, si echas la vista atrás, en los sesenta por ejemplo, había grandes grupos y productores que les ayudaban a conseguir sonar de la

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