Solemos alabar de un autor que su obra nos revele algo de la naturaleza de su tiempo, que sus canciones retraten el momento histórico que le ha tocado vivir. Con Matt Ward sucede lo opuesto. Si su música es especial es porque parece existir más allá del minutero.
"Ser un cantante folk significa optar por lo simple frente a lo complejo"
Podría tratarse de la oscura balada de un cantautor del Village a principios de los sesenta, de un bluesman olvidado de entreguerras o del lamento sereno de un coétaneo en un porche remoto. En realidad, da igual, porque así lo quiere él, porque así es como suena, como algo más allá de la tiranía de la historia, imposible de estudiar, porque no hay nada más difícil de explicar que una buena canción. M. Ward ha escrito muchas de ellas. En los últimos años acumula una colección impresionante a la que hay que sumar su colaboración con Zooey Deschanel en She & Him (ya están trabajando en un segundo álbum para 2010). De alguna manera, encontró tiempo para componer y grabar “Hold Time”. “Siempre encuentras tiempo para las cosas que amas”, explica un Ward poco hablador, que durante buena parte de nuestra conversación parece más un monje budista ofreciendo intrigantes revelaciones que un artista de promoción. “Colaborar con otra gente es siempre divertido y hace que la música siga siendo algo interesante para mí”. En esta ocasión, además de Deschanel, Jason Lytle de Grandaddy y Mike Mogis de Bright Eyes, responsable de percusiones y mezclas, Lucinda Williams canta junto a él en uno de los momentos más emocionantes del álbum, la versión del clásico "Oh Lonesome Me". “Para cada canción buscas ciertas texturas y eso requiere ciertas voces. La canción manda”. Hay otras versiones: "Rave On" de Buddy Holly y "I´m A Fool To Want You", convertida en un instrumental al estilo de John Fahey, una de sus máximas influencias como instrumentista. Nada nuevo. A Ward siempre le ha gustado usar canciones de otros para reforzar el argumento de sus trabajos, aunque declina explicarse con más detalle. “Sí, hay una idea o varias detrás del disco, pero prefiero que sea el público quien se haga su propia imagen”. Está de acuerdo, sin embargo, en el carácter heterogéneo de “Hold Time”, algo nuevo en él y que convierte este disco en una suerte de resumen de lo que ha venido desarrollando hasta la fecha. “He usado instrumentos que no había usado antes y probado nuevos sonidos con lo que no había trabajado, con la intención de dar a este nuevo disco una nueva atmósfera”. En cualquier caso, el ambiente en esta ocasión no parece tan elaborado como en sus primeros trabajos o como en “Transistor Radio” (Merge, 05) y “Post-War” (Merge, 06).
En cierto sentido, “Hold Time” es algo menos complejo que sus antecesores. Una colección de canciones sencilla y complaciente, fruto de un autor que confiesa que para él escribir es algo natural que no entraña esfuerzo. “Para mí es un proceso sencillo. No me peleo con las canciones. Compongo continuamente y a simple vista comprendes cuáles merecen seguir adelante y cuáles deben acabar en la pila de reciclaje”. Puede que sea eso lo que hace de su música algo ingrávido, ligero como el susurro del viento. “Para mí, ser un cantante folk significa optar por lo simple frente a lo complejo”. La música de Ward ha seguido ese proceso de simplificación, convirtiéndose por el camino en el cantante folk de nuestro tiempo, algo que al parecer hemos aceptado todos sin necesidad de ponernos de acuerdo. Además de en la gira de presentación de "Hold Time", Ward también estará embarcado en los próximos meses en la grabación de un nuevo disco junto a sus amigos Jim James (My Morning Jacket) y Conor Oberst (Bright Eyes). “Estamos empezando a grabar. No sé cuando va a publicarse, sólo que disfrutamos trabajando juntos. Somos amigos desde hace mucho tiempo”. El tío no suelta prenda. Así que decido despedirme deseándole suerte. Le recuerdo la ocasión en que actuó en el Blues Ville, en Mallorca, hace ya unos cuantos años y darle las gracias por la maravillosa versión instrumental de The Beach Boys que tocó esa noche -el momento pelota de toda entrevista-. Por un segundo parece volver a la vida, la voz se le achispa. Ojalá vuelva por aquí algún día.
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