Se trata de no negar nada que esté ahí y quiera salir. Aunque la músicade Of Montreal acaba viajando a muchos lugares, en ocasiones parte deuna base muy simple, casi académica. Pero parece que Kevin Barnes, enlugar de tomar las riendas de la canción, se deja llevar por el propiodesarrollo de la música. “Hago mucho eso, sobre todo de noche, cuando todo el mundo duerme ypuedo dejar correr el flujo de conciencia. Doy con hallazgos muyinteresantes, pero también es bueno hacerlo con la música que yatienes. Creo que muchos cantantes de hip hop también lo hacen, llevanla canción ‘ad lib’ y realmente no saben qué va a pasar después, peroacaban encontrando algo interesante como resultado”. En efecto, escomo que la música de Of Montreal, no particularmente condescendientecon las estructuras del pop, no siempre amable, es la respuesta a unejercicio de exploración interior cuyo resultado Barnes intentatraducir, traer a este lado de la realidad. “Cuando hago un disco,intento que el mundo no entre en él. Se trata de mí en mi pequeña isladentro de mi cabeza. La única razón por la que deberías sentirteinseguro es si te preocupas de lo que la gente piense de ti, pero si túeres la única persona en el mundo, entonces estarás totalmente a salvo”.El sueño de la razón produce monstruos y, en ocasiones, la exploracióninterior provoca desagradables revelaciones sobre uno mismo. Quizá elmonstruo está ante el espejo. ¿No es peligroso enfrentarse a uno mismoa tumba abierta? “Hace un tiempo me di cuenta de que no te puedesnegar, no es posible ser falso. Siempre vas a ser quien eres, inclusosi te contradices con quien fuiste ayer. Y tampoco importa mucho,porque ayer es irrelevante. El presente es lo único que importa”.En “Skeletal Lamping”, además, hay un componente temático muypredominante, que es la sexualidad y las relaciones de interacción, loque hace que la gente exista para los demás (“Era lo que de repente cantaba en la ducha y en lo que seguía trabajando una vez que subía a escribir. No fue premeditado”).Musicalmente, el disco continúa con la indagación de nuevasposibilidades. ¿Hay premeditación en lo musical? ¿Existe una agenda conunas coordenadas a seguir? “No sé, supongo que dentro de veinteaños habré hecho discos de todo tipo y seguiré evolucionando comoartista. Espero que para entonces ‘Sunlandic Twins’, ‘Hissing Fauna’ y‘Skeletal Lamping’ me sean tan extraños como lo es ‘The Gay Parade’respecto a lo que estoy haciendo ahora”, explica Barnes. Así,haciendo música sin reglas ni objetivos predeterminados e imprimiendoúnicamente mensajes que fluyen del interior no siempre consciente, esdifícil pensar que Of Montreal pueda mostrar adhesión a un movimientomusical concreto. “En Elephant Six había un estado mental extraño,casi fascista. Al menos según lo veía yo. Siempre hubo como una especiede normas que había que cumplir: grabar en análogo, sonar como en lossesenta y los setenta... Eran reglas no escritas pero que pesaban deuna manera extraña, y yo estaba muy influido por estos tíos. No es quelo dictaminaran, pero eso era en lo que estaban metidos y yo estabatotalmente influido por ellos. Yo quería ir a mi aire, hacer cosasdistintas. Me ponía muy nervioso a la hora de utilizar bateríasprogramadas o instrumentos en midi porque eso era algo que se salía delos límites de ese cliché, o al menos era algo que nadie estabahaciendo y no era respetado”, explica Barnes, que con su nuevodisco sigue dejándose llevar por su alter ego, Georgie Fruit, unaespecie de Ziggy Stardust con quien aún tiene camino por recorrer. “Eldisco es muy fragmentado, muy esquizofrénico, expresa un montón desentimientos y emociones. Hay momentos en los que no es agradable y haymomentos en los que es muy bello. De alguna manera es un reflejo de losmecanismos internos de mi mente, y probablemente un reflejo de la mentede la mayoría de las personas. Es algo que me interesa mucho explorar,para mí tiene mucho misterio”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.